Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
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En la actualidad, el uso desmedido de los dispositivos móviles y las redes sociales ha alcanzado niveles alarmantes, afectando especialmente a las nuevas generaciones, sobre todo a los niños en edad escolar. Esta creciente adicción es un fenómeno complejo y preocupante que requiere nuestra atención inmediata.
Hace poco, me encontré con un grupo de niños en un parque. En lugar de jugar en el césped o charlar entre ellos, estaban absortos en sus teléfonos, inmersos en el mundo digital. Esto no debería sorprendernos, ya que los niños crecen rodeados de tecnología desde edades tempranas. Los padres, a menudo, entregan dispositivos móviles a sus hijos como una forma de mantenerlos entretenidos, que estén quietos, o simplemente para que estén “conectados”. Sin embargo, esta aparente conectividad tiene su precio.
La adicción al celular y a las redes sociales en niños se origina en gran medida por la falta de límites y supervisión. Los pequeños son bombardeados con contenido diseñado específicamente para mantenerlos enganchados, desde juegos adictivos hasta videos interminables. Esta constante estimulación digital afecta su capacidad para concentrarse, desarrollar habilidades sociales y apreciar el mundo real.
Para la etapa de la preparatoria, los adolescentes enfrentan una creciente presión social y académica. Las redes sociales, que originalmente deberían ser una plataforma para la conexión y el entretenimiento, a menudo se convierten en una fuente de ansiedad y estrés para ellos.
Con el deseo constante de recibir likes y comentarios positivos, los adolescentes pueden caer en la trampa de compararse constantemente con los demás. La búsqueda de validación en línea puede llevar a problemas de autoestima y una percepción distorsionada de la realidad. Además, la exposición a contenido inapropiado o ciberacoso puede tener consecuencias graves en su salud mental.
Para abordar este problema, es fundamental que los niños y adolescentes reciban educación sobre el uso responsable de las redes sociales y la importancia de la autenticidad en línea. La solución a este problema comienza en casa. Para los menores, los padres deben establecer límites claros en cuanto al tiempo de pantalla y fomentar actividades al aire libre, la lectura y el juego físico; así mismo estar atentos a los signos de estrés y ansiedad en los adolescentes y proporcionar apoyo emocional.
La educación sobre los peligros de la adicción a los dispositivos debe ser parte del currículo escolar. Además, las redes sociales deberían implementar medidas más estrictas para proteger a los usuarios más jóvenes y promover la autenticidad en lugar de la perfección superficial. Es nuestra responsabilidad como sociedad garantizar que las nuevas generaciones no se conviertan en esclavos de las pantallas.
Como muchos de mi generación (millennial), nuestra niñez estuvo marcada por grandes experiencias jugando en la calle con amigxs, socializando con nuestros primxs y/o familiares cercanos a nuestra edad, crecimos en un mundo donde la tecnología no era tan invasiva pero tampoco estábamos privados de ella.
Nuestros padres, pertenecientes a la generación X o a la Baby Boomer, nos criaron en un entorno donde las interacciones cara a cara eran la norma. La comunicación se realizaba principalmente en persona o a través de llamadas telefónicas. Nos enseñaron valores como la paciencia, la espera y la importancia de una atención plena en las conversaciones. Tal educación fue distinta a lo que vemos en la actualidad, hubo mejoras en muchas cosas, pero también deficiencia en tantas otras. Aun así, desarrollamos habilidades que nos permitieron ser más sociales, sin tantos problemas mentales, a pesar de las circunstancias que a cada uno marcaron.
Hoy, en un mundo donde los niños tienen acceso a dispositivos electrónicos desde edades tempranas, los millennials tenemos una tarea importante. Debemos aprender a equilibrar nuestras vidas digitales y nuestras vidas reales, aprender de nuestras propias experiencias y, al mismo tiempo, ayudar a las generaciones más jóvenes a comprender los riesgos y beneficios de la tecnología.
En resumen, la adicción al celular y a las redes sociales en las nuevas generaciones es un problema grave que requiere una respuesta colectiva, tanto de los padres y el núcleo familiar, como de las instituciones educativas y la sociedad en general, tomando medidas para proteger a los niños y adolescentes de los peligros de la adicción digital, promoviendo un equilibrio saludable entre la vida en línea y offline. Solo entonces podremos garantizar un futuro en el que la tecnología sea una herramienta de enriquecimiento en lugar de una trampa adictiva.
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Muy interesante