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Meritxel Nataneli Contreras Aviles

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9

En esencia soy el conjunto de aprendizajes y experiencias, de motivos y delirios, me gusta aprender de otros, saber sus vivencias y crear las mías a través de aventuras.

Mi voz y mi camino

Número 14 / JULIO - SEPTIEMBRE 2024

¿Hay que cumplir estereotipos de acuerdo a lo que estudiamos?

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Meritxel Nataneli Contreras Aviles

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9

A diferencia del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) maneja un sistema de división de alumnos por áreas. Cada una tiene materias generales acorde con el rubro de las carreras, pero ¿qué pasa cuando se marca un arquetipo para pertenecer a cada una de ellas?, ¿qué sucede cuando se te impone una jerarquía impulsada por lo que deberías ser? No hay mayor división que aquella que se disfraza de unificación y de ello hablo en este texto.

 

En un principio, estas categorías son referidas como A (área) 1 “Ciencias físico- matemáticas”, A2 “Ciencias de la salud”, A3 “Ciencias sociales y políticas” y A4 “Humanidades y artes”. Los estereotipos que rodean a cada uno han sido impulsados a través de generaciones.

 

Dentro de este orden de ideas, la mayoría de los profesores busca enfatizar el objetivo del área al se aplica, de manera que en caso de duda o indecisión surge un señalamiento despectivo hacia el estudiante, suscitando comentarios como: “¿entraste para subir promedio? ¿Entonces qué haces aquí? Creo que te equivocaste de lugar”. No descarto quienes sí presentan dichas situaciones, sin embargo, encasillar a las personas por ello no es adecuado.

 

Por el contrario, se necesita orientar y no predisponer; la diversificación en el conocimiento, habilidades, gustos e intereses, no es un camino rígido, sino un descubrimiento de camino paulatino, siendo este el objetivo principal de la creación de las áreas.

 

Por tanto, el cursar determinadas asignaturas no está condicionado a que sea una decisión definitiva, es bien sabido que se recomienda a la comunidad educativa atenerse a una elección encaminada a lo que se desea estudiar, pero no es una condena tener más opciones y solo querer probar la principal de ellas.

 

Como resultado, dichos comentarios han ramificado en polos adversos cada una de las áreas, en donde se estructura una caracterización específica para defender o atacar conductas o rasgos de la personalidad del individuo.

 

De manera ilustrativa están los siguientes ejemplos: desde aquellos que con aire de superioridad presumen ser de A1 por imaginarse más listos que el resto, proclamandose como ingenieros, hasta la negligencia que se tiene con A4 por ser incautos de la supuesta falta de campo laboral, e inherentemente los que no saben de matemáticas.

 

Se abre un debate constante entre lo que te hace ser y no ser dentro de tus propios intereses, lo que deriva en la incredulidad: “¿te gusta la filosofía y eres de A1?, eso no sirve para nada”. “¿Eres de A2?, seguramente tu respuesta a todo es paracetamol”. “¿Eres de A3?, con razón siempre estás en pastos, ¿ya aprobaste alcoholismo II?”. “ ¿Eres de A4?, seguramente eres malo para todas las otras materias y escogiste el camino fácil”.

 

En función de lo planteado, es lógico pensar en la cantidad de rechazo y discriminacion que surge, no obstante, también se pueden intuir los estragos de una jerarquía, dando mayor valor a los que pueden dar un aporte a la sociedad económicamente y por ende, de innovación tangible. Restando importancia a otros sectores, como la influencia histórica de movimientos sociales, las plataformas que nos dan contenido, desde redes sociales hasta publicidad, incluso en audiencia más popular, como la música, la prensa o el arte visual.

 

Cada uno tiene su relevancia en el mundo, es por ello que han perdurado a través de los años, quitarle el mérito es como doblegar la mente e interpretación que ha costado y perdura en el espíritu de lucha del ser humano.

 

Retomando las particularidades académicas, el punto central para este caso son los concursos interpreparatorianos, en los que no se permite escoger ningún apartado fuera de tu área.

 

Por ejemplo, asignaturas como historia o ciencias sociales se encuentran apartadas de A4, dado que son inclinadas a A3, a pesar de que dichas materias se llevan humanidades y artes.

 

En consecuencia, se inhibe esa oportunidad de adquirir conocimientos, acompañado de la brecha por perseguir mayores intereses ya que, aun cuando todo alumno que se inscriba a la convocatoria y reciba asesoría por parte de un tutor, están divididos sin posibilidad de refutar.

 

Y, pese a la “modalidad interdisciplinaria” para tener la iniciativa de unir dos o más áreas, claramente no se mezclan las actividades, sino que cada uno hace su parte para unirla, no es un trabajo en equipo.

 

Sucede entonces que su servidora ingresó al concurso interpreparatoriano de los Estudios técnicos especializados, específicamente uno referido a “Ciencias de la salud”, siendo que estudió en “Humanidades y artes” originalmente; frente a todo pronóstico, mi equipo y yo ganamos medalla de honor. Con esto busco demostrar que un lugar curricular no define el éxito que se llegue a tener, sino la búsqueda, pasión y esfuerzo por los intereses que se tengan como meta

 

En contraposición, existen algunos profesores que expanden las oportunidades de sus estudiantes, incentivando al pensamiento crítico y divulgación del ser, no solo colocando actividades o invitando a eventos recreativos impartidos por otros grupos, sino poniendo en la mesa diferentes caminos que podrían acercar al grupo a lo que desean.

 

No solo unos pocos pueden hacer arte, resolver problemas matemáticos, disfrutar de la investigación científica, o interesarse por conflictos sociales, solo por pertenecer a tal o cual rama, todos tenemos múltiples afinidades, algunas más perfeccionadas que otras, pero al final forman parte de nuestro ser.

 

Por último, el ser humano persigue un camino, pero no es lineal, encuentra su voz y se funde en ella, para finalmente darse cuenta que nunca fue suya, sino el encuentro de varias en su aprendizaje, el eco que lo hizo dividirse entre lo que creía verdad, lo que es real, y lo que será su visión.

 

Resulta claro que la comunidad universitaria no debe ceder ante el prejuicio y los arquetipos impuestos a lo largo de los años; se tiene que defender, alimentar y procurar sus pasiones o, ¿acaso no es que “Por mi raza hablará el espíritu”?

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