Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 Pedro de Alba
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¿Qué sería de nosotros sin la música? Seres tristes viajando por el mundo sin poder identificarse con una canción ni sentir que un desconocido escribió sobre nuestros sentimientos.
Humanos, sentimentales y vivos. Tan frágiles al tacto de una nota y sobreviviendo gracias a la armonía de las cuerdas vocales de algunos cuantos afortunados, buscando la manera de que ese instinto de supervivencia se convierta en sentirse vivo.
¿Cómo guardaríamos la memoria de aquellos momentos? Hablo de aquel día en el que tuvimos la suerte de coincidir, de decirnos “hola” por primera vez.
La canción que sonaba de fondo cuando tomaste mi mano y danzamos bajo la tenue lluvia, aquellas líneas que expresaban la añoranza y cariño que sentía y no sabía cómo expresarte con palabras propias, esas suaves notas que aún resuenan en mi cabeza al recordar aquella rosa, el tono de azul que pintaba al cielo y la forma que tenían las nubes en el dulce ocaso. También recuerdo la voz de nuestro artista favorito cantando lo que nosotros callábamos, lo que fuimos y no seremos nunca más, disfrutando el placer que nos causaba el miedo de dar un paso más y recordándonos que plasmamos lo que somos y sentimos en la música.
A veces nos olvidamos de lo efímero que es el tiempo, y que, como las estrellas, somos fugaces. Tan poca vida para sentir, recordando aquella alegre melodía que nos hacía bailar, cantar, gritar y reír hasta que el estómago dolía y disfrutábamos de nuestros últimos días juntos, porque después de este, cada uno de nosotros tomaría un camino diferente.
Canciones y letras que hablan del amor, cartas de alguien que se atrevió a ponerles música y tuvo el valor de compartirlas con el mundo, hurgando entre sus entrañas y lo más profundo de su corazón para llegar a la gente correcta, aquel tipo de personas que se identifican con el sentir que denota esa canción. Palabras que salvan vidas y solos de guitarra que rompen el alma.
Dedos danzantes por las teclas de un piano, combinando blancas y negras para esa introducción tan precisa, seguida por la voz angelical que nos transmite paz.
Conciertos ruidosos que liberan aquel grito que el alma reprimió por tanto tiempo, lágrimas que corren al escuchar esa canción que se volvió tu favorita porque cuando sentías que el mundo te dejaba solx, estuvo ahí para acompañarte y recordarte que está bien no sentirse bien y tenías que seguir adelante.
Canciones que se atreven a contar lo que muchos han callado, un abrazo de calma al alma de aquellos condenados por las reglas sociales tan absurdas, besos que arden entre dos jóvenes cambiantes, ruido de protesta que denota la falta de justicia y la impotencia de los que no están en el poder, la rabia contenida de una madre que lucha por un mejor futuro para su hija, la decepción de aquellos traicionados por la vida, el grito de los que luchan por poder amar con libertad.
Mac Miller para calmar la tormenta y Wos para hacer que Zeus desate su furia de cielo y truenos; Louis Tomlinson para celebrar la vida y Radiohead para recordar a aquel amor. Y es que no importa si es rock, metal, rap o pop, la música es arte y el arte busca despertar nuestros sentimientos, qué más da si es Zoé para los enamorados o Mon Laferte para los desafortunados.
Si me lo preguntan, aún recuerdo la canción que puse cuando, después de aquel día, regresé con tanta confusión y sentimientos encontrados, era la misma que sonaba cuando a las tres de la mañana pintaba y escribía para alivianarme un poco la vida, y es que quien más que NSQK para entender que “…la noche solo unos tonos de azules, y la luz de carretera es siempre más sincera”, y que una parte de mi siempre te iba a pertenecer, porque no puedo evitar pensar en tu sonrisa cada que deja salir aquel “tú bailando, te quiero tanto”.
Solemos no tomar en cuenta que recordamos más lo que sentimos que el momento en sí, esa impotencia y tristeza al ver que no existíamos más plasmada en “Lo que construimos”, de Natalia Lafourcade.
Nirvana y Zayn para admirar las voces e instrumentos que generan el deleite de aquellos graves y agudos, un sube y baja de emociones que bailan al ritmo de las luces.
Música bendita, canciones que evitan tragedias o que preceden a una, melodías que acompañan la lucha y unas cuantas voces que mejoran el día.
Por aquellas canciones que me entendieron cuando nadie en el mundo lo hacía, letras que cerraron heridas y abrieron algunas otras, por Sous-sol al crear “No voy a volver” y “Agua con chía”, por aquellos artistas a los que hoy anhelo conocer sólo para poder agradecerles que me salvaron la vida.
No te hundas, ponte de pie que la vida tiene cosas buenas para ti, todo pasa, lo bueno y lo malo. Toma esa guitarra que tienes abandonada, aprende tu canción favorita en el ukelele o pídele a aquel amigo que toque el violín para ti. Tienes gente que te ama y daría todo por verte bien, así que poco a poco y en tu proceso, busca tu camino y sigue vivx.
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2 Responses
Todos hemos tenido refugio en la música ya sea el estado de ánimo que tengamos , estando solos o acompañados .
Me pareció muy interesante cada palabra de este texto .
Felicidades a la señorita que lo escribió
Excelente semblanza , acompañada de un enriquecedor vocabulario haciendo gala de una narrativa exquisita