Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
Existen libros de narrativa sin igual que no pueden ser escritos por segunda vez porque son difíciles de replicar, por su singularidad y elocuencia son únicos e indescriptibles, y sobre todo, mágicos. De trama adictiva y dulce, que no suelen ser de fácil comprensión, generan un apego y amor sublime por su contenido tan excelso que resulta imposible apartar la atención de la obra.
Aquel pequeño y pecoso libro, divinidad que poseo sin poseer, tiene acabados marrones y un par de hojas maltratadas en donde las sombras acechan y atormentan de página en página. Me pierdo ante cada hermoso surco, me hipnotiza de un sinfín de maneras. Podría decirse que soy de fácil apego, sin embargo, sigo sin entender el por qué a un ser tan mundano se le ha otorgado el privilegio de tener postrado ante sí una divinidad de tal magnitud. Me arrodillo ante la diosa que tengo enfrente de mí, ante la magnificencia de su ser y la complejidad que conlleva su contenido. Levantó la cara para observar el cielo, esperando que se cumpla cada una de las plegarias qué hago a su nombre, ruego por poder tocarla, anhelo la textura de tus labios y la luminosidad de tus ojos.
A cada momento que pienso en ti, mi mente está absorta en esas pequeñas y memorables pecas que se han grabado en lo más profundo de mi alma, la cual no tiene más reparo que verte a ti.
Es inexplicable la complejidad con la que te pienso, a veces surgen destellos que iluminan mis ojos de una tonalidad casi negra cuando ojeo y salto de página en página, líneas y palabras tan solitarias a momentos, aquellas que duelen en lo más profundo cada vez y me hacen amar párrafo a párrafo, letra a letra a la tan renombrada diosa de título perpetuo. Veo un libro con cuerpo y alma, de textura tan particular a comparación de otros, uno que es sólo para conocedores y que posee un aroma inconfundible de amor que jamás se olvida y se queda tatuado en la memoria de los pocos que lo perciben. Puntos y comas donde la gente no ve más que líneas en blanco o manchas de tinta. Es exasperante descifrar si sólo estoy perdida entre líneas o es el amor y el gusto sin culpas lo que me tiene confundida.
Veo borroso y difuminado pero no pierdo el hilo del contenido, no termino de aprender por completo, cada día me enseña algo nuevo, es indiscutible que me gustaría tener la eternidad para poder leerlo. Con la mano en el pecho respiró profundamente y espero con paciencia a que las palabras toquen mi alma sin la necesidad de que se agoten ante los destellos de colores otoñales. Mataría porque la magnificencia del libro se pudiese llegar a conocer y se leyese poco a poco, sin apagarse, me gustaría recordarle lo que es, un destello de colores poco monótonos.
Por: Mariana Shanti González Almaguer
Los libros son amores para la eternidad
Por: Melisa Areli Mancines
Me aterra pisar sobre la piedra y que el mundo vea mis pies sangrar
Por: Nezahualcóyotl Enrique Estrella Flores
Algunas pistas sobre el sentido del “yo” a partir de la literatura