Facultad de Filosofía y Letras
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Vivimos en una realidad sobrecargada, cuya característica principal es la hipercultura propuesta por el filósofo coreano, Byung-Chul Han, en su ensayo Hiperculturalidad. Cultura y globalización. En este marco, destaca la acumulación de contenidos que transgreden la capacidad del individuo. Nuestros cuerpos están sobreexpuestos a la vorágine, que provoca una hipersexualización del entorno.
Históricamente la liberación de la sexualidad ocurrió en la mayor década contracultural del siglo XX: los años sesenta. Los movimientos de derechos afroamericanos fueron acompañados de las protestas antibelicistas y la liberación femenina de Friedan, por esta razón las mujeres pudieron experimentar una vida sexual mucho más plena, alejadas de las ataduras del pasado. Sin embargo, los tiempos cambian. La diversidad ha superado la clasificación binaria imperante. La liberación sexual occidental, iniciada en la misma década con la quema de sostenes femeninos y el uso del LSD para el coito, trascendía el esquema de hombre y mujer.
Hoy, las grandes ciudades sustentan un conglomerado de identidades que ejercen su sexualidad en pleno desafío con los paradigmas de las viejas generaciones. En dichas urbes abundan los cuerpos estilizados en los anuncios publicitarios, las proezas atléticas en el entretenimiento y la pornografía en el ciberespacio. Es decir, nuestros ojos citadinos están siendo acostumbrados a ver la sexualidad distinta. En consecuencia, los jóvenes, víctimas de la introyección, comienzan el ejercicio de la vida sexual desde edades muy tempranas, con la incertidumbre del desconocimiento y los prejuicios intrínsecos de la juventud. El imaginario de las representaciones obliga a repensar una sexualidad acelerada que incentiva el culto a los cuerpos estilizados: actores mayores esculturales interpretando jóvenes, canciones urbanas posicionadas en el top con letras sugerentes y cantantes exuberantes en sensualidad, y finalmente, la construcción del ejercicio de la sexualidad sin pudor a través de nuevos conceptos que reflejan prácticas otrora denigradas por occidente, pero actualmente toleradas: el poliamor, relaciones abiertas, ménage à trois, entre otras. Este panorama representa un desafío para la educación sexual, cuya principal necesidad radica en abandonar el paradigma heteropatriarcal y, en consecuencia, mostrar la ramificación completa de las orientaciones sexuales. Nuestros jóvenes han encontrado mejor instrucción en series extranjeras como Sex Education o Élite, e inclusive, en el peor de los casos, éstas pequeñas mentes llegan a considerar la ficción obscena de la pornografía como aprendizaje útil. Asimismo, la educación sexual precisa deslindarse del grillete del enfoque preventivo, abandonar el condón y el pepino, junto a las explícitas fotografías de enfermedades, con la meta de abarcar las necesidades y problemáticas de todos.
Finalmente, el conocimiento es poder. Y conocernos a nosotros mismos nos dará control y responsabilidad sobre nuestros cuerpos.
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2 Responses
Entender como funciona algo te permite pensar por ti mismo, el problema de la globalizacion es que al hacernos concientes de que otros iguales a nosotros tienen “realidades mas glamurosas” entramos en negacion con nuestra realidad y nuestro entorno. Y esto hace que vivamos tristemente nuestra vida al no cumplir nuestras expectativas, desperdiciandola.
Me gustó el artículo. Creo que vivimos en tiempos donde muchos tutores tienden a ser demasiado permisivos o despreocupados con a qué se exponen los menores, y que no faltará mucho para ver las consecuencias