Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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Las fuertes lluvias en la Ciudad de México han desarrollado problemas que han afectado nuestro modo de vivir, se han apropiado indirectamente de nuestras personas, desde pensar que tenemos que llevar un paraguas, hasta poner cubetas para las goteras o, en casos extremos, sacar el agua de una inundación para que las cosas del hogar no se vean afectadas.
En cuanto a la comunidad estudiantil, las lluvias nos perjudican en muchos aspectos: desde la simple elección del outfit indicado por si nos agarra un aguacero, hasta la falla de la infraestructura eléctrica o de internet que nos perjudica para desarrollar tareas o actividades en línea; además, no todos contamos con un lugar aislado para estudiar, por lo que el ruido de la lluvia afecta la concentración y la nula escucha de alguna clase en línea o material audiovisual.
Al salir de casa tenemos que portar un paraguas o impermeable a pesar del bulto que se forma de manera tediosa en la mochila. El transporte público ni hablar, al inundarse las avenidas, el traslado es más lento, el tránsito se vuelve más pesado, el metro toma acciones de precaución por lo que el avance de los trenes es pausado, llegando a causar que uno ya no llegue a clases.
Uno podría pensar que estando ya en la escuela o facultad está a salvo de las lluvias, pero los hechos ocurridos en FES Acatlán y Aragón nos desmienten esta idea, los árboles caídos en las dos facultades causaron daños a la infraestructura, aunque no pasó a mayores; además, las instalaciones académicas se han llegado a inundar, haciendo difícil o nulo el paso de estudiantes de edificio a edificio.
Sucede también la trágica escena de que los cuadernos y libros terminan mojados y, después de secarlos al sol, las hojas terminan arrugadas y los apuntes todos borrosos, hay que volver a hacerlo todo o nos podemos perder de algún sello.
Realmente las lluvias acarrean problemas en todos los niveles educativos, en la primaria los padres no llevan a los hijos cuando hay tormentas o la lluvia está muy fuerte con el fin de evitar el riesgo de contraer alguna enfermedad por el aire frío o bajas temperaturas. O para evitar los riesgos próximos, las autoridades estatales de plano cancelan las clases ante tormentas eléctricas o tropicales, ciclones o huracanes, para salvaguardar la integridad del alumnado.
Este año la sequía duró meses, pero las actuales precipitaciones que azotan al territorio mexicano han perjudicado a los estudiantes en sus hogares, en el trayecto y en las propias actividades académicas.
Propongo que todos los estudiantes enterremos machetes en la tierra para que nuestros dioses prehispánicos, Tláloc y Chalchiuhtlicue, dioses náhuatl de la lluvia y el agua; Chaac, dios del agua en la cultura maya; Pitao Cocijo, deidad de la lluvia en la cultura zapoteca; y Dzahui, dios de la lluvia en la cultura mixteca, nos dejen continuar con nuestros estudios.
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Una respuesta
Tu nota está llena de razón, indudablemente en ninguna de las dos opciones por sequía o lluvias no tenemos la capacidad de salir del paso.
Sin duda como sociedad y gobierno hay mucho trabajo de acción real para superar todas las carencias que tenemos en nuestro país.