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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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CREDITO: Foto de Italo Crespi de Pexels
Picture of Evan Gael Morales Badillo

Evan Gael Morales Badillo

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente

Me llamo Evan pero díganme “Losty”. Ya escribí para ¡Goooya! antes, era una historia llamada “Conociendo sus notas”. Me gusta escribir historias y dibujarlas.

La historia de un pueblo

Número 12 / ENERO - MARZO 2024

Este es “el pueblo de los hombres lobo”...

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Evan Gael Morales Badillo

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente

Mudarse es difícil, eso lo he aprendido cuando mi hermana y yo nos movimos de la casa de nuestro abuelo, a un departamento que se ubicaba en el “tranquilo” pueblo de Maria’s Mines.

Mi hermana decidió que nos mudáramos ahí, debido a que ella pudo conseguir un empleo como enfermera en el hospital local, yo por mi parte no tenía ningún problema con el mudarme, la casa del abuelo si bien era cómoda, era algo pequeña y algo anticuada, por lo que me daba un poco de miedo seguir viviendo ahí, además de que nuestro abuelo había muerto hacía aproximadamente un mes. Si me lo preguntan, no me importó si ese viejo haya muerto o no, él era un hombre demasiado despreciable, a pesar de que trataba de ayudarle en lo que quería el me insultaba, cuando ayudaba a mi hermana a cocinar este me regañaba ya que decía que “el cocinar era de viejas”, siempre me alegaba que me encontrara una novia para casarme, algo que me ponía incomodo de pensar, yo si bien nunca había tenido una relación con alguien antes, sabía que no me interesaba estar con una chica, el tener una relación era lo último que pensaba cada día. Pero mi hermana era la que tenía los peores tratos por parte de ese señor loco, nunca me lo contaba y siempre trataba de protegerme haciendo otras cosas para que me sintiera mejor, pero yo puedo escuchar, y podía escuchar cada grito que mi abuelo le daba a mi pobre hermana mayor, pero… ¿Qué podíamos hacer? No podíamos hacer nada, nuestros padres habían muerto hace años cuando yo tenía 10 años y mi hermana 14. Justo el día que había muerto el abuelo fue el cumpleaños 18 de mi hermana, creo que es solo una muy milagrosa coincidencia.

Cuando llegamos a Maria’s Mines, me sentí aliviado, al fin una nueva vida, al fin podría vivir tranquilo con mi hermana, o al menos era lo que esperaba, en realidad el trabajo ocupaba mucho tiempo de mi hermana, por lo que no podíamos convivir de una manera normal como se podría decir, además yo tenía que entrar a la escuela, así no podía ayudarla del todo.

Mi primer día de escuela fue algo… problemático… yo intenté hablar con la gente, pero todos los chicos hablaban de la PlayStation 2 o de la Xbox, consolas de videojuegos que se habían vuelto algo populares, yo no sé nada de consolas, yo lo máximo que jugué fue un par de juegos en unas maquinitas y ya, así que no pude entablar conversación, otros hablaban de las películas populares, películas que no eran de mi agrado, y también hablaban de música de un grupo llamado “Linkin Park” o las chicas hablaban de una persona llamada “Britney Spears”, yo no conocí o escuché alguna de sus canciones, así que no sabía que comentar. Decidí enfocarme en las clases, la primera clase fue entretenida, era la clase de lectura, y personalmente me gusta mucho leer, pero fue en esa clase donde lo conocí, antes de iniciar la sesión, un chico llegó, parecía algo exhausto, creí que se había desvelado, este caminó por él salón y se sentó junto a mí, ya que era el único lugar disponible que quedaba, yo no sabía que hacer, por lo que opté por presentarme…

–Hola, mi nombre es Sentinel, ¿cómo te llamas?–

–… Martius…–

Estuvo toda la clase callado e ignorándome, creí que le había desagradado, la clase siguió con normalidad y cuando acabó nos dirigimos a matemáticas, ahí pasó algunas cosas curiosamente desagradables, antes debo mencionar que en esta escuela por cada clase había un diferente grupo, a veces tocaba con mismos compañeros, pero no era tan seguido, así que me tocó conocer otras personas, pero también habían un par que ya había visto en mi clase anterior, estaba sentado esperando que llegara la profesora, mientras esperaba otra persona vino a hablar conmigo, o más bien me empezaba a amenazar con cosas muy tontas, yo trataba de ignorarlo pensando en lo mucho que me gustaría irme a dormir, mientras esa persona decía sus cosas, Martius estaba pasando y pues como ese chico aún me decía cosas, obstruía él paso hacia su banca, por lo que le dijo con una voz cansada…

–Con permiso Daniel…

El chico, quien me enteraba que se llamaba Daniel, solo volteo a ver a Martius, y burlonamente le responde.

–No

–No lo vuelvo a repetir, dame permiso…– Repite Martius aún cansado.

–Ya te dije que no, gilipollas

Martius al escuchar eso se enojó mucho, a tal punto que, agarro a Daniel por el cuello de su camiseta blanca, lo levanta con ambos brazos y con fuerza, lo azota en mi mesa, la mirada de Martius había cambiado del cansancio por odio, sus ojos se veían más amarillos aunque creí que eso lo había alucinado, la orientadora había llegado a ver lo que sucedía y los descubrió casi al borde de iniciar una pelea, yo por mi parte intentaba separarlos y al intentar eso fui confundido como si yo me hubiera unido a la pelea igualmente, así que en pocas palabras los 3 fuimos a orientación, pero al minuto me dejaron ir debido a que Martius dijo que yo no había hecho nada y yo lo reconfirmé.

Después de eso y de la clase, tocó la hora del descanso, Martius y Daniel habían sido castigados a quedarse en un salón en los recreos el resto de la semana, algo que puedo decir que no les importaba en lo más mínimo, yo por mi parte, me sentía culpable, estaba pensando que si no me hubiera presentado a clases, tal vez esa pelea no hubiera pasado, quería disculparme, pero solo me disculparía con una sola persona, Martius. Me dirigí al salón donde estaba, él estaba dibujando en su cuaderno el bosque que se mostraba afuera de las ventanas.

–Hola…– Saludé nerviosamente, Martius me miró confundido mientras aún dibujaba.

–Tu no estás castigado, ¿qué haces aquí?

–Bueno, quería pedirte perdón…

–¿Por qué?

–Me siento algo culpable por la pelea que sucedió.

No hay problema, Daniel me iba a fastidiar incluso si no hubieras venido a la escuela, pero sí fue estúpido de tu parte el intentar separarnos.

–No sabía qué hacer, tenía miedo de que se lastimaran.

–Siempre nos vamos a lastimar, esa es la magia de este “tranquilo” pueblo.

A pesar de que su punto era que las personas de este lugar son hipócritas, la expresión física y su entonación en el sarcasmo hizo que sonriera un poco.

–… ¿qué dibujas?– Pregunté tratando de cambiar de tema.

–El bosque–

–¿Pero por qué exactamente?–

–Porque sí.

–Vale…

Martius sólo contestaba tan simple y directamente, eso me hacía sentir algo avergonzado. 

–¿Te gusta mucho el bosque?

–… No…

–Oh… está bien… –Me estaba sintiendo tan avergonzado de mis preguntas, quería en serio conectar con él, al menos intentó defenderme en la orientación. Tras pensarlo un poco, obtuve una idea.

–¿Sabes? Aún no conozco este pueblo, me agradas así que, estaba considerando si pudieras contarme sobre este lugar

–…

Me miró con curiosidad, obviamente nadie le había preguntado eso antes.

–Yo… Esa es una pregunta algo única… Si no te molesta, entonces, creo que está bien…

–Gracias, bueno, me tengo que ir a mi última clase, nos vemos.

Me dirigí hacia la puerta del salón, sin embargo, escucho que Martius susurra algo, no lo escuché del todo, pero creí que dijo.

–Vaya, aún recuerda mi nombre…

Después de la última clase ya era hora de salida, me salí de la escuela y en él estacionamiento, me encontré con Martius, le saludé y me acerqué, solo nos dijimos unas 5 oraciones y al final le recomendé que fuéramos al parque, él aceptó y nos fuimos. Ya llegados al lugar, nos sentamos en unas bancas que estaban alrededor de una estatua muy vieja. Ahí le pregunte algo a Martius.

–Oye, me di cuenta de una cosa cuando llegué a este pueblo, aquí hay varias referencias sobre hombres lobo, ¿por qué?

–Oh, pensé que ya lo sabías, este es “el pueblo de los hombres lobo”.

–¿Cómo? 

–Es una leyenda muy estúpida, pero bueno, verás:

“Este pueblo se fundó en el siglo XVII, aquí había una mina muy conocida, así que el jefe de la minería decidió construir el pueblo cerca de las minas, y en honor a su esposa, el dueño llamo a la mina y al pueblo como Maria’s Mines, al cabo de unos años, el pueblo se obsesiono con el tema de los hombres lobo, se decía que habían de esas cosas en los bosques de los alrededores, la gente se obsesionó tanto que incluso se fundó una liga de cazadores de hombres lobo oficiales de la iglesia, la leyenda más conocide es la de Josh Campos, un señor que se asegura, era un hombre lobo, y que mató más de 10 habitantes, pero que los supuestos cazadores pudieron derrotar… Es por eso que el pueblo está ambientado con esa temática tan estúpida…”

–Ya veo… Oye, ¿tú crees en los hombres lobo?

–No, solo un niño creería en eso-

–Bueno, yo tampoco creo en eso, pero veo que mucha gente sí cree en eso.

–Porque son la misma gente que cree que la lluvia son lágrimas de nubes.

Martius mencionó con sarcasmo y una pequeña risa de burla, o me reí de igual forma.

–Eres gracioso.

Yo solo digo…

Muchas gracias que me hayas explicado, lo aprecio de verdad, me gustaría pasear el parque un poco más a fondo.

–Está bien, déjame te acompaño, que con las 4 horas que te conozco, de seguro te pierdes.

Se burló un poco Martius, yo solté una sonrisa, la verdad es que en efecto era capaz de perderme en ese parque.

–Bueno si me pierdo me muero.

Tanto Martius como yo nos reímos, al menos nos estábamos llevando bien por fin, y no estábamos en una conversación incómoda de 3 palabras cada uno.

Después de un tiempo, mi reloj marcó las 2 de la tarde, por lo que tuvimos que despedirnos, me regresé a mi casa con algo de dificultad, me llevo una hora, al llegar, hice mis deberes y finalmente a las 9 de la noche me fui a acostarme, estaba pensando en todo lo que pasó en el día, por lo que se me hizo difícil concentrarme para dormir, al cabo de unos minutos cerré mis ojos, y antes de caer dormido escuché un sonido, un sonido que se oía desde afuera, un sonido que provenía desde muy lejos… un aullido.

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