¿Te has preguntado cómo nuestros ancestros trataban sus enfermedades en tiempos remotos? Esta pregunta es muy interesante para las juventudes, ya que la prevención y tratamiento de padecimientos generales actualmente se vincula con medicamentos sintéticos de patente o genéricos. Sin embargo, no siempre fue así, ya que antes de la gran mercadotecnia farmacéutica, la población mexicana hacía uso de los regalos de la Madre Tierra, porque el contexto histórico obligó a los grupos originarios a estar altamente ligados y honrados de los beneficios de plantas, flores y yerbas.

Por ejemplo, ¿sabías que puedes utilizar fomentos de flor de árnica para tratar heridas o hinchazones a causa de un golpe?, ¿o qué puedes utilizar el té de Cuachalalate frío para aliviar las molestias del estómago irritado?

Tales beneficios son inmensos por diferentes razones, en el país se cuenta con una gran gama de flora que puede ser utilizada como medicina alternativa y que a su vez cada planta puede funcionar para distintos fines medicinales, lo que las posiciona para diferentes malestares del cuerpo.

Lamentablemente, la evolución de la medicina y la humanidad ha generado que la medicina tradicional esté siendo olvidada, mientras que la fama del medicamento sintético de patente o genérico se ha catapultado a la fama mundial. Este es un problema en dónde varios actores de la sociedad han participado, porque el conocimiento empírico ha sido desvirtuado por el científico y puede verse reflejado, por ejemplo, en la formación de los médicos en las universidades en donde la inexistencia de materias obligatorias u optativas con relación a la medicina tradicional es visible y el jugoso conocimiento prehispánico ha sido aplastado por el científico.

En México existe una variedad extensa, diversa y endémica de flora, la cual se ha ido desarrollando en huertos o de forma silvestre, pero desafortunadamente tanto en el campo como la ciudad su utilidad en la prevención o tratamiento de enfermedades se ha visto opacada por productos de farmacia. Asimismo, la propagación de los beneficios se ha ido alejando del acceso de las familias mexicanas y se ha reemplazado por la adopción de consumo de pastillas que se encuentran a la vuelta de la esquina de nuestras casas.

La gran preocupación que nos queda es el devenir de la herbolaria dentro del espacio público, porque el uso de medicina alternativa puede apoyar en la salud pública, porque se podrían recordar y hacer prácticos todos los hallazgos de nuestros ancestros que durante muchos años se hicieron expertos en la creación y uso de té o infusiones. Aún no está todo perdido, porque como juventudes podemos retomar esos conocimientos que vienen desde la era prehispánica para seguir utilizándolos a favor de todas, todos y todes. Es de suma importancia no olvidar parte de estas tradiciones que revelan una historia de nuestro México mágico.