Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán
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El ser humano, como un ente biopsicosocial, está condicionado por tres dimensiones estrechamente ligadas: su comportamiento, ideología, creencias, estarán influenciadas siempre por el entorno que lo rodea, produciendo una respuesta consciente o inconsciente (reacción) para dar sentido y forma a su realidad.
Estudios sociológicos clasifican a las generaciones por nombres para fines de investigación y categorización. El término “Generación de Cristal” fue introducido por Montserrat Nebrera y describe a quienes nacieron después del año 2000. En su análisis, Nebrera destaca dos principales características en su conducta: inestabilidad emocional e inseguridad, esto se debe a que sus padres vivieron épocas de mucha carencia y, dada esta circunstancia, se empeñaron en salir adelante para que sus hijxs no vivieran esa escasez.
Desde mi punto de vista, estos son factores importantes que influyeron en la formación de aquellos que hoy son padres de la Generación de Cristal: la Guerra Fría y la lucha de ideologías, las crisis económicas, el modelo neoliberal creando una cultura individualista, elaboración de productos y servicios a bajo costo, con salarios vistos como un costo de producción el cual debía de economizarse, creando una precariedad laboral perfecta para encadenar al trabajador; a esto se le suman las inflaciones históricas, condición que obligaba a trabajar a los papás más tiempo, fuertes agravios al trabajador y un estado de bienestar que comenzó a decaer.
La Generación X invierte demasiado tiempo trabajando, busca compensar ciertas ausencias hacia sus hijos con cosas materiales. El alto estrés mal dosificado y la mitificación de la terapia psicológica crean un ambiente de inseguridades que recae sobre sus hijxs; pienso que su percepción de ellxs hacia nosotrxs como inestables es una proyección de ellxs mismxs, pues reaccionan igual cuando se les cuestiona su forma de pensar, actuar y discernir. Su autoridad es frágil, se indignan cuando ven que uno busca respuestas por sí mismx, aprendiendo con el nuevo entorno que se vive en lugar de los tiempos que ellxs vivieron.
¿Podrá la juventud cambiar la prioridad del trabajo sobre la salud mental? Yo creo que sí, porque hay disposición, creatividad y, cada vez más, empatía; porque de lo roto se puede armar una nueva figura. Creo en una visión más flexible para que podamos ser maleables con el entorno, ya que según la física, mientras más duro y rígido sea un material, más frágil es. ¡Flexibles y no duros!
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