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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
Jessica Shiomara Saldaña Rivera, ENP 9, UNAM
Audrey Amelié Valenzuela Loaiza

Audrey Amelié Valenzuela Loaiza

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco

¿La debilidad del cristal o el poder de cambio?

Número 3 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2021

¿En verdad estos modelos sirven o sólo han sido reglas que nadie ha cuestionado hasta ahora?

Audrey Amelié Valenzuela Loaiza

Audrey Amelié Valenzuela Loaiza

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco

Apodados como “la generación de cristal”, los jóvenes nacidos a partir de las últimas décadas del siglo XX y las nuevas generaciones digitales después del milenio, han sido sentenciados bajo los adjetivos de “sensibles”, “indignados”, “intolerantes”, “frustrados”, entre otros que, seguramente, todos hemos escuchado o visto alguna vez. Ya sea en las redes sociales, con la inmensa cantidad de memes que disfrazan la realidad de humor o sátira, o directamente en algún familiar que comenta amargamente “todo tiempo pasado fue mejor”.

Pero, ¿qué es lo que verdaderamente se esconde detrás de la generación “más frágil” que ha visto el mundo en los últimos años? En internet existe una amplia cantidad de estudios que apuntan que la llamada generación de cristal se caracteriza por la intolerancia al fracaso y a la crítica, la despersonalización con el medio que los rodea, falta de interés en la cultura y poca empatía. Estas generalizaciones sobre el comportamiento de los jóvenes han ocasionado una polarización en la sociedad en torno a la pregunta que señala si las nuevas generaciones están listas para enfrentar el futuro; sin embargo, las nuevas generaciones no sólo lo enfrentan, sino día con día se encuentran con la necesidad de adaptarlo a la realidad tan vertiginosa que se vive.

Ante esta premisa puede surgir el cuestionamiento: ¿por qué cambiar el mundo y crear nuevos modelos sociales si los que tenemos nos sirven? Vale la pena preguntarse, ¿en verdad estos modelos sirven o sólo han sido reglas que nadie había cuestionado hasta ahora?

La interrogante se encuentra al pensar que durante siglos la represión silenció los cuestionamientos hacia ciertos modelos sociales, pues la rebeldía siempre ha sido una posición contra la que recaen miles de prejuicios, estereotipos y marginación. Cabría preguntar, ¿qué pasa cuando de repente toda una generación reclama abiertamente los modelos sociales y exige un cambio?

Acaso esto significa que son intolerantes ante lo que siempre ha existido o son valientes al alzar la voz por miles que no se atrevieron a hacer desde hace décadas. Si bien es cierto que la modernidad llegada después de la Segunda Guerra Mundial no ha parado su marcha, la globalización y los avances tecnológicos han hecho lo que todos los fenómenos desconocidos le hacen a la humanidad: obligan a adaptarse. Quizá sea necesario repasar la historia para comprender que, ante el cambio, viene por un lado el miedo y por otro la desaprobación, de aquí mismo se configura el rechazo y surgen las corrientes alternas en contra de los modelos preestablecidos.

De esta manera, la tecnología ha formado una generación llena de datos e ideas que en muchos casos son efímeras y aceleradas. ¿Cómo puede ser posible que estando en una de las etapas más formativas de la vida, como es la adolescencia, las mentes jóvenes tengan que enfrentarse a una inmensa cantidad de información e ideologías completamente opuestas que dificultan la creación de la identidad y criterio? De aquí la necesidad de crear nuevos modelos y cuestionar aquellos que se aceptaron sin dudar.

Se juzga a la generación de cristal al decir que “ya no se puede hablar de nada porque de todo se ofenden”, pero ¿sólo se ofenden los jóvenes? O es que acaso la sociedad nunca se dio cuenta que ofendía a las mujeres con el machismo, o a los gays y lesbianas con la homofobia o a los pueblos indígenas con el clasismo y el llamado “malinchismo”.

Puede que los jóvenes se hayan adaptado a ver un panorama en el que pudieran encontrar una forma de expresión que no les fuera recriminada y que no fueran marginados por ello, no obstante, el propio término de “generación de cristal” hace esto mismo, los ve desde una relación vertical, donde cualquier cosa opinen puede estar mal.

Las nuevas generaciones que se adaptaron a ver la realidad desde otra perspectiva, notaron que estos temas merecían una mayor visibilidad; no obstante la sociedad se negó y aún se niega a hacerlo, sabiendo que la única forma de desestigmatizar un tema es hablando de ello. Si bien la resistencia de las generaciones que vivieron una Guerra Mundial, una Guerra Fría o las secuelas de la polarización del mundo es más elevada, la falta de tolerancia a la diversidad pone en duda todo lo demás. En este punto valdría la pena cuestionarse, ¿quién crió a la “generación de cristal” y quiénes son los que se quejan de ella? La respuesta a la pregunta es lo que define esta contrariedad, misma que genera rechazo hacia las ideas que propician un cambio.

Aunque se menciona el ímpetu de las nuevas generaciones, es necesario establecer que no se habla de una utopía acerca de las cualidades que podrían cambiar el mundo, sino de la realidad que anuncian las mentes jóvenes ante las situaciones actuales. ¿Cómo serán las generaciones futuras?, ¿seguirán existiendo las ideologías que persisten al día de hoy? La única manera de saberlo es imaginar el cambio que se quiere ver, por el cual se lucha y luego transformarlo en una realidad.

Los eventos que ha enfrentado el mundo a lo largo del tiempo han transformado y adaptado a las generaciones a las circunstancias que se viven, por lo que inevitablemente en algún momento u otro, los jóvenes de hoy también desarrollaremos las habilidades necesarias ante los conflictos que se presenten en el futuro. Es bien sabido que la vida no es fácil y cada generación que trata de cambiar al mundo, sólo lo logra hasta que todos unen sus fortalezas.

Las generaciones de jóvenes que hoy están intentando visibilizar y normalizar prácticas saludables y sostenibles, que incluyen a todos en un mismo contexto social, pueden lograrlo al formar parte de cualquier comunidad o grupo: el cambio no recae en las opiniones, sino en la acción y en el ejemplo.

No se puede juzgar el futuro desde el pasado, porque hoy el mundo ha evolucionado y las luchas sociales que siguen en pie desde hace décadas para lograr un cambio toman relevo en nosotros los jóvenes para reafirmarlas con respeto, tolerancia, honestidad, consentimiento y la práctica de los valores universales, para cimentar las bases de nuestro nuevo futuro.

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¿La debilidad del cristal o el poder de cambio?

2 respuestas

  1. Que buen comentario, concuerdo mucho con tu punto de vista, de verdad que bien! Muestras un panorama muy amplio y conciso de nuestra realidad y el futuro. Yo escribí para la revista Voces del cch Azcapotzalco, les dejo el link httpss://fd97268e-8737-413b-95b3-cbaaf0029d70.filesusr.com/ugd/6a65a5_43df5bec4ed54f95bc658360417cc3e3.pdf por si les interesa leer, es un texto con una opinión un tanto parecida a esta.

  2. Me parece muy interesante este artículo, pero considero q no es q las pasadas generaciones los hayan hecho de cristal, considero q con la apertura de redes sociales, los jóvenes tienen mayor comunicación, cosa q no se tenía antes, al poder comunicarse hay mayor intercambio de ideas y concepto , están pensando más y enterados de todo lo q sucede en el mundo y darse cuenta de la realidad q se vive en todos lados, da gusto q ellos, los jóvenes pensantes hagan un cambio.

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