Que se vuelvan polvo los dolores de una sociedad cansada, harta y desesperada. La política representa, para la mayoría de ciudadanos, una moneda de cambio, pero, ¿a qué se debe esta percepción?

La política actual está acompañada de discursos monótonos, acompañados de artículos simplones, como compra del mismo voto, mochilas, playeras y despensas, que lejos de ser una acción que enfurezca a la sociedad mexicana, se tiende a adoptar como culturización tomando esto como un juego, y ¿por qué no?, verle el lado “amable”. Pareciera que la política representa una obra de teatro, en donde el mejor en aparecer en escena es el galardonado como el mejor postor a ser nuestrx representante, al final, la sociedad tiene una inclinación por lo bonito, gracioso o lo que aparenta ser “inofensivo”, pero no se trata de hablar de nuestro ex presidente guapo, ni tampoco del “ay mis cacahuates”, ni mucho menos de “fosfo fosfo”. Y qué podemos esperar, al final pareciera que en eso se tradujeron las representaciones, en ser el mejor personaje para apantallar, pero también el mejor método para hacer negocios, al final, una moneda de cambio personal, lo cual es impuro, para la filosofía aquel que rige a la polis es por que tiene virtud, sin virtud la polis en sí misma queda perdida, pues con la falta de virtudes, los intereses de la sociedad se disuelven y se convierten en intereses propios. Citando a “trabajos y días” de Hesíodo: “Muchas veces hasta toda la ciudad carga con la culpa de un malvado, cada vez que comete delitos o proyecta barbaridades”. 

¡Y se abrieron los telones, señores!, estamos en 2024 y necesitamos un nuevo presidente, que busque llevar al país en vías de desarrollo óptimas, desde mejores reformas, leyes, ¿o no?, ¿o mejor nadota?, digo siempre existe también la vía de hacer tiktoks, para empatizar con la juventud o hacer podcast, nunca está demás hacer lo viral, pero al final eso siempre será viral, con lo que tenemos resultados positivos desde un mayor alcance en la gente que hoy interesa, la juventud. Debido a que ahí está concentrada la mayor parte de la población votante en México, por eso las becas, y el gusto insistente por cosas actuales, desde Taylor Swift hasta conciertos gratuitos en la ciudad de México con Rosalía, lo que en administración se traduce como “si algo no cuesta, es por qué tu eres el producto”. 

Me niego a pensar que una sociedad violenta deje pasar las elecciones como un evento más con problemas latentes como; los homicidios, que tuvieron una tasa en el 2022 de 25 por 100.000 habitantes, según el INEGI, y del otro lado la prueba PISA (donde se evalúa la educación básica y media básica), nos dice que México se encuentra en el lugar 51 de los 81 países evaluados, lo que se traduce en algunas notas periodísticas como “México lleva 15 años a la baja en la prueba PISA entre reformas educativas, recortes al presupuesto y pandemia”. Pero ¿y a quién le importa?, ¿debería importar? La polis, que se traduce como estado autónomo constituido por una ciudad y un pequeño territorio para Grecia, debería estar interesada en los quehaceres políticos, son al final lo que rigen y orientan a la sociedad. La falta de interés en aspectos como estos tienen sus consecuencias evidentes, como vimos anteriormente desde el crecimiento de los homicidios hasta el deterioro de la educación, consecuencias que por sí solas, van de la mano. La política es el conjunto de actividades que se asocian con la toma de decisiones en grupo, u otras formas de relaciones entre individuos, como la distribución de recursos o estatus. Ejercer la política es tarea de todos, desde el funcionario con una buena formación académica como de virtudes, hasta la responsabilidad del ciudadano de exigir y procurar, con la toma de decisiones, un buen futuro para las generaciones que le preceden.