Escuela Nacional Preparatoria Plantel 2
Escuela Nacional Preparatoria Plantel 2
No espero que esto tenga sentido,
rara vez algo mío lo tiene,
esto es por todo aquello que sigue
presente, y por todo lo demás que
apenas se va desvaneciendo.
Esto es un intermedio entre el
pasado y presente,
ese presente que a veces parece
doler.
i.
No sabes de mí
desde la última vez que
creí que todo había pasado,
o al menos casi todo.
Ahora es como si una nube
(enorme) de inseguridades
estuviera sobre mi cabeza,
está ahí; esperando el momento
para soltarse a llover cada
inseguridad en forma de lluvia.
“Sanar está bien cabrón”
me repito a cada rato,
no sé si lo digo como reproche
o como recordatorio,
pero ahí anda resonando en mi
cabeza día y noche,
supongo que algo ha de significar,
¿pero qué?
II.
A veces tengo miedo de que
mi escritura termine siendo
mi ruina.
III.
Ya le voy perdiendo el miedo
a la oscuridad,
(de la soledad aún no
hablaremos)
IV.
Inevitablemente hasta en
mis sueños me autosaboteo,
no hay mentira;
a veces hasta dormir
me aterra.
V.
¿Por qué debería llorar
por algo que yo no estoy
haciendo?
VI.
Aprendí a escribir sobre
las personas que ya no forman
parte de mi vida,
supongo que esa es mi manera
de sobrellevar un “no-luto”
prematuro.
VII.
Igual no está mal llorar
una última vez por todo
lo que estoy dejando atrás.
VIII.
Ya he dejado de llevarle
flores al pasado,
las últimas se fueron
desvaneciendo con el viento
y el tiempo;
algo parecido ha de
pasar con los recuerdos.
IX.
Mientras escribo esto mi pluma
se ha ido quedando sin tinta,
vaya ironía,
así solía encontrarme:
con mucho que decir,
pero medio vacía.
X.
Dicen que si no decimos
los que sentimos
al final terminamos ahogandonos
en nuestro propio mar de sentimientos,
y yo, por increíble que parezca,
aún quiero salir a flote.
Por Isabel García
Lecciones espirituales que se aprenden al subir (y escuchar a) una montaña
Por: Tania Maite Ortega Valtierra
Poema sobre lo que amamos de una persona
Por: Astrid Guadalupe Tufiño González
Enmarañamos la indiferencia como símbolo de una sociedad cansada y sin cuidados
Por: Ángel Gabriel Pérez Gaytán
Hablemos de extorsión y el miedo constante a la humillación