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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
VICTORIA VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM
Álex Bautista Mejía

Álex Bautista Mejía

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9, Pedro de Alba

¿Generación de cristal?

Número 3 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2021

No estamos ni cerca de ser neutrales y mucho menos sumisos; somos expresivos, influyentes e influenciables. Eso es esta generación.

Álex Bautista Mejía

Álex Bautista Mejía

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9, Pedro de Alba

“La Generación de Cristal” eso somos, o así nos quieren ver, por lo menos. Unos chicos que por todo nos quejamos, que nos quebramos fácil, no respetamos a nadie y que solo sabemos llorar y gritar; pero… hay dos cosas que han olvidado: uno, no nos criamos solos, estas ideas no son cien por ciento nuestras, y dos; hay más de un tipo de cristal. Vamos a hablar de esto.

“¿Son los jóvenes unos quejicas que al menor cambio saltan, unos vagos que no entienden el esfuerzo, unos ilusos que se creen que el triunfar solo es desearlo, o unos irresponsables con una ambición laboral ilusoria? ¿No será que siempre ha sido así y nosotros lo hemos olvidado?” , se cuestiona osé Manuel Hernando, director Creativo Atrevía.

A todos los nacidos después del año 2000 se nos conoce como “la Generación de Cristal”, lo cual nos define como una generación que tiene poca tolerancia al fracaso, es impaciente, paranoica, infantil, no está comprometida, se siente agredida constantemente, evita el dolor y está obsesionada con la seguridad material ya que durante nuestra infancia nuestros padres se mostraron sobreprotectores, complacientes y nos recompensaron hasta los logros más insignificantes; pero… ¿lo somos de verdad?

En mi opinión, no lo somos. ¿Por qué? Bien, poca tolerancia al fracaso todo el mundo, y actualmente “la Generación de Cristal” está en edades adolescentes o jóvenes, edad en la cual crees que puedes comerte al mundo, y notar que no, es un golpe de realidad muy intenso para cualquiera. Impaciente, paranoica e infantil, tal vez. ¿Puede qué sea por qué vemos que a nuestro alrededor todo está explotando cual bomba de tiempo? No sabemos cuál será el próximo “boom”, la próxima vez que se nos obligue a escoger o a hacer cosas de las que apenas estamos conociendo; evita el dolor y está obsesionada con la seguridad material, nuevamente, todo el mundo.

Ahora, ¿padres? Esta generación, una de sus principales características fue la ausencia de padres. Las familias disfuncionales con padres divorciados, separados, con madrastras y padrastros, criados por abuelos por abandono. Aquellos que vivieron dentro de una familia normal y funcional vivían una de dos situaciones: la sobreprotección, la elevación de autoestima y la complacencia. O la otra cara de la moneda, la disciplina y la rectitud que caracterizaron a las generaciones anteriores.

Ahora, ubica a estos tres grupos en el mismo plano, ¿qué obtienes? Un caos y una explosión de ideales nunca vista. A esta generación se le ha dado la opción de hablar, de expresarse, incluso, se le ha enseñado cómo hacerlo, porque quienes han iniciado estos movimientos en una gran parte han sido los padres con ideales compartidos lentamente con sus hijos, los cuales al tener la oportunidad de hablar han hecho el escándalo que han creído necesario.

José Manuel Hernando dice que “lo que pasa cuando le dan la oportunidad de hablar a alguien, dice lo que piensa aunque no piense lo que dice”; esta cita simboliza a nuestra generación y a la de nuestros padres, ellos fueron criados para pensar y medir el impacto de lo que decían, callando su verdadera forma de pensar, nosotros fuimos criados para expresarnos, olvidando medir el impacto de nuestras palabras y analizar lo que decíamos.

Sin embargo, todo esto ha sido visto desde la perspectiva del adulto, los mismos que nos ayudaron a dar este salto y que, al no haberlo vivido antes, ya no saben cómo controlarlo. Se dejaron llevar por sus deseos y dijeron cosas de las que no midieron las consecuencias, como sus sueños frustrados, sus tan ansiados deseos de expresión y de cambiar al mundo en el que vivieron, olvidando un pequeño detalle, este ya no es ese mundo; ahora que las mentes que alimentaron están cumpliendo sus sueños, creen que pueden detener el desastre que se genera cortando esos ideales de raíz, pero ya no viven en ese tiempo en el que una palabra de los mayores hacía callar a los menores, los adolescentes probamos aunque sea un poco de libertad y querer arrebatarnos genera en los que poco a poco la probaron, ansiedad y depresión por volver a obtenerla, en los que siempre la tuvieron, ese sentimiento de ira por volver a tenerla y en los que nunca la han tenido, rebeldía para hacerse oír.

Marta Carmona, psiquíatra crítica , piensa “que es una generación donde no se compran los mantras capitalistas y neoliberales de que si estudias o trabajas todo irás bien. Es una generación que se va a tener que hacer cargo de las cenizas de una sociedad y un planeta que lleva décadas quemándose”.

Pero desde el punto de vista adolescente, ¿qué tenemos? Bueno, hay algunas ideas, que van desde que, efectivamente somos “la Generación de Cristal” ya que peleamos por causas, grupos, situaciones, o corriente de las que desconocemos y argumentamos sin más fundamentos que la experiencia propia que suele no ser suficiente, poco sólida e incorrecta, (lo cual no es del todo erróneo considerando que las ideas fueron originalmente de nuestros padres), los que sostienen la idea de que el término no es erróneo y sin embargo tampoco es correcto ya que juzgarnos por nuestra forma de pensar es limitar nuestra expresión y criticar nuestro pensamiento, si bien, es una conducta totalmente humana, no es correcta porque no eliminas el problema, hasta los que afirman que somos una generación que pelea su libertad de expresión puesto que sobre nosotros ha recaído toda la responsabilidad de las generaciones anteriores, de viejos prejuicios y estereotipos normalizados que nos hacen darnos cuenta que efectivamente peleamos nuestros derechos y nuestra opinión.

Pero también existe un tercer punto de vista, y personalmente, creo que es el más adecuado, no somos ninguna de las dos ¿por qué? Como en toda generación existen mil y un puntos de vista, la diferencia es que los que están de acuerdo han generado masas que han sabido hacer ruido entre la multitud y hacerse notar, sin embargo, no existe un censo que indique como piensa cada persona de esta generación. Tal vez haya menos indignados de los que se ven, tal vez “la Generación de Cristal” es una máscara de un proyecto más grande, tal vez simplemente, todos los puntos de vistas existentes están aquí, pero no todos hacen el mismo ruido, (puede que haya algunos que ni siquiera hacen ruido), o no a todos se les presta la misma atención.

Antes de terminar, “la Generación de cristal”, ¿por qué tomarlo como algo malo? Si nos vamos por el cristal conocido, este es transparente y no se le escapa nada; ahora, los cristales polarizados, de un lado se ve todo, pero hacia dentro no ves nada, tal vez somos eso, y por eso nadie no entiende. Hay cristales soplados, que conservan su propiedad transparente y al ser trabajados correctamente son de las obras artísticas más hermosas, entonces si tomamos el lado bueno podemos tomar nuestras ideas, ponerlas en alto y gritar orgullosos “¡Pues sí, somos la Generación de Cristal!”

En conclusión: los mismos adolescentes diferimos en el tema de si somos o no la generación de cristal, los mismos adultos entran en convergencia con todos los puntos de vista, lo cual puede servir como punto de partida, somos una generación que ha hecho explotar mil y un causas nuevas, algunas con fundamento y otras sin ninguno, pero por todo hacemos ruido, así que yo definiría a nuestra generación como una que opina, una que se expresa y que tiene los recursos para hacerlo, no somos liberales ni “de cristal”, no estamos ni cerca de ser neutrales y mucho menos sumisos; somos expresivos, influyentes e influenciables. Eso es esta generación.

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¿Generación de cristal?

Una respuesta

  1. Cierto. Muchas veces por nuestro discurso generacional es fácil criticar algo que no entendemos o que simplemente no nos interesa investigar para conocimiento propio.Algo que podría agregar es también la búsqueda de abrir un debate, ya que, si es cierto que es indispensable que tengamos una cultura de información objetiva, muchas veces no se ha podido esparcir la idea por una falta de comunicación colectiva y poder discutirla por el mismo argumento de tratar menospreciar a aquel o aquella que desconoce del tema, regresando a la intolerancia que comentas en tu artículo

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