Facultad de Derecho
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Rola: 80 veces / Rozalén
Según datos del INEGI en México, aproximadamente 2.3 millones de personas viven en una condición de discapacidad auditiva, de las cuales más de 50% son mayores de 60 años, poco más de 34% tienen entre 30 y 59 años, y cerca de 2% son niñas y niños.
Esta condición puede ser congénita, es decir, una condición con la que se nace; o adquirido, porque se presenta en cualquier etapa de la vida. Los antecedentes familiares de sordera, edad avanzada, exposición a sonidos intensos o a música con alto volumen son las principales causas de problemas de audición; así como la hipertensión arterial sistémica, diabetes mellitus, enfermedades infecciosas virales como sarampión, varicela, rubeola, infecciones del oído medio, uso de algunos medicamentos y traumatismos craneoencefálicos.
Tal como indica el primer artículo de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad que México suscribió en 2007, “Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”. Esto implica que tener una limitación o discapacidad no configura una vulnerabilidad por sí misma, sino que se concreta cuando el entorno o la sociedad no aceptan, toleran o comprenden esta diferencia. Las personas con discapacidad viven excluidas y segregadas como consecuencia de un entorno hostil, violento, ignorante y discriminatorio.
Cuando hablamos de música, la primera palabra que asociamos es “escuchar”: “escuchar música”. Pero alguna vez te has cuestionado, ¿cómo disfrutan la música quienes no pueden “escuchar” por alguna condición física?
El modelo social en el ámbito de la discapacidad propone que las barreras, actitudes negativas y la exclusión por parte de la sociedad (voluntaria o involuntariamente) son los factores últimos que definen quién tiene una discapacidad y quién no en cada sociedad concreta. Reconoce que mientras algunas personas tienen variaciones físicas, sensoriales, intelectuales o psicológicas que pueden causar limitaciones funcionales, éstas no deben llevar a la discapacidad, a menos que la sociedad no tenga en cuenta las diferencias individuales. Enrique Vázquez (psicólogo y activista por las personas con diversidad funcional) indica que la discapacidad no existe, lo que sí existe es una sociedad discapacitante.
El trabajo de romper las barreras y limitaciones es de todos, siendo conscientes de que no basta con poner un letrero con la leyenda “se prohíbe negar, excluir o distinguir el acceso o prestación del servicio a cualquier persona o colectivo social por su origen étnico, nacional, color de piel, lengua, sexo, género, edad, discapacidad… o cualquier otra razón que tenga como propósito impedir el goce y ejercicio de los derechos humanos”. Es importante generar políticas públicas que de verdad permitan que las personas dejen de enfrentarse a un entorno que los limite a vivir y disfrutar de cosas que a veces nos resultan tan cotidianas como escuchar música.
En algunos lugares se han propuesto chalecos sensibles a la vibración, luces especiales, audífonos e intérpretes de lengua de signos. Sin embargo, a nuestro país le queda un camino muy largo por recorrer para ser considerado un entorno que no discrimina por alguna condición.
Y si bien existen pocos artistas que se han preocupado y ocupado por esta situación, también hay personas comprometidas socialmente con la música.
Beatriz Romero es intérprete de lengua de signos que acompaña a Rozalén (cantante española) con quien colabora en sus conciertos, ejemplo de ello está en su canción 80 veces.
Cuenta que todo empezó cuando en sus ratos libres Rozalén tocaba la guitarra y ella la acompañaba interpretando en lenguaje de signos. Y si esto no resultara en sí mismo un gran trabajo, ella no se limita a la lengua de signos en español, sus estudios y experiencia le han permitido adaptar las canciones de Rozalén a cualquier idioma y país en el que vayan a dar concierto. Es así como ambas crean un espacio incluyente, donde no solo se divierten los oyentes: ahí también disfrutan la belleza de la música quienes viven con problemas de audición.
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Una respuesta
En general me gusto. Si da la idea de lo que sucede con las personas con discapacidad auditiva.
Pero en mexico que se puede encontrar y hacer que cambien las mentes del paiz y no solo quede como un comentario