Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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Este texto es un análisis sobre el feminismo y cómo lo vivimos cada una desde nuestra individualidad; asimismo, busca llegar a una reflexión que se preste a la tolerancia y así conocer otras realidades que no se encuentran dentro de nuestra burbuja de privilegios. La lucha para la abolición del patriarcado y el sistema será por todas y para todas, pero primero las más pobres.
Desde muy pequeña me he visto curiosa con este tema, parafraseando a la Dra. Andrea Samaniego, maestra que imparte la clase de lenguaje, cultura y poder dentro de la FCPyS: nos hacen saber desde muy chiquitas que vamos a ser violentadas (Samaniego Sánchez, 2022). Este tema es muy sensible y enérgico para mí, me cuesta hablarlo sin sentir cierta intensidad en mis palabras; el objetivo de este texto es reiterar mi punto de vista, tener la oportunidad de cuestionarlo, consultar diferentes fuentes académicas para enriquecer el escrito y compartir esta información con la comunidad estudiantil.
Es importante reconocer que los lugares para escuchar y ser escuchadas, para leer libros de autoras feministas o para escribir sobre estos temas solo están disponibles para un sector muy pequeño, no son espacios disponibles para todas. La televisión está llena de discursos como el “ya chole” o de información amarillista, con fines políticos que manipulan y perpetúan a través de estos una cultura generacional, son fuentes sin credibilidad académica, pero lo más angustiante es que es lo único que tienen a la mano las más pobres, pues la educación se ha convertido en un privilegio de clase.
La mayoría de las personas se queda con esa referencia de primera mano, en la encuesta: “Consulta y consumo de información en la comunidad académica universitaria” (realización propia), dirigida hacía estudiantes universitarios de diferentes colegios. Los resultados arrojaron que el 52,1% consideran completamente verídica la información que ven de primera mano; esto genera desinformación y perpetúa que sigamos pensando y emitiendo opiniones de acuerdo con lo que nos dicta el Estado y los medios de comunicación.
Desde que nacemos comenzamos a crecer en este sistema en el cual estamos en desventaja, nos relacionamos con nuestro entorno de acuerdo con conductas aprendidas y creamos nuestra individualidad conforme a lo que se nos enseña como correcto o bueno. Desde el momento en que se nos considera como “género femenino” y todas las connotaciones que lleva ese término (aún en el siglo XXI), se nos enseña cómo tenemos que vivir nuestra propia vida: habría que ser madre, ser ama de casa y servirle el plato a tu esposo, aprender a cocinar, no ser mandona, estar siempre bonita, ser sexi pero no tanto para ser “una puta” ni tan poco como para no ser deseada por el placer masculino. Y por si fuera poco, esto termina por ser más aterrador cuando ni siquiera dimensionas ni conoces otras realidades y terminas por aceptar y normalizar la única que conoces.
“…tal vez las mujeres indígenas no tienen esa dimensión o ese análisis y para ellas es impensable ser mujeres individuales, ellas piensan en colectividad.” (Samaniego Sánchez, 2022). Por otra parte, me parece violento el que se busque proponer la manera “correcta” de cómo habría que vivir las mujeres nuestra propia vida.
Según la Real Academia Española una persona marginada es “Dicho de una persona o de un grupo. No integrado en la sociedad”. El año pasado tuve la oportunidad de ir a la marcha feminista del 8 de marzo en CDMX y a lo largo de la caminata se veían carteles o melodías entre las mujeres que decían “primero las más pobres”, fue la primera vez que escuché algo así.
Podríamos ver al patriarcado como una política que ejercen los hombres sobre las mujeres y que dentro de esta política existe una estructura dominante. “El patriarcado no es el gobierno de ancianos bondadosos cuya autoridad proviene de su sabiduría, sino una situación de dominación y, para algunas corrientes, de explotación”. (10 palabras clave sobre mujer, 1995).
Por estas razones y casos, me gustaría redondear que todas las mujeres estamos bajo esta estructura patriarcal y con esta reflexión no busco invalidar ninguna lucha, contexto o violencia para ninguna, ya que todas somos víctimas de este sistema. Pero está claro que no todas vivimos en la misma realidad, ni a todas nos afecta de la misma manera esta sistematización.
En México el mayor número de analfabetismo lo tienen las mujeres. Además encontramos un contexto donde la mayoría no tiene acceso a espacios de instrucción e información para conocer sus derechos, además de la brecha económica apuntalada por la pandemia: “…se aprecia un aumento entre 8.9 y 9.8 millones de personas con un ingreso menor a la línea de pobreza por ingresos, derivado de la crisis sanitaria, que dará como resultado un aproximado de 70.9 millones de personas en situación de pobreza por ingresos (el 56.7% de la población), lo que afectará en mayor medida a las mujeres.” (Perspectiva de género en México, 2022).
Habría que prestar mayor atención a estas mujeres que no sólo son afectadas por su género sino también por su nivel socioeconómico y a su vez, por el contexto en el que viven.
Referencias:
-Amorós. C. (1995). 10 palabras clave sobre mujer. Recuperado el 30 de noviembre del 2022, de https://drive.google.com/drive/folders/1q4oev5cTk8a PkNCJkLhz9I_nne_KdKa
-Cárdenas. S. (2021). Perspectiva de género en México: Cámara de diputados y diputadas, LXIV Legislatura (2018-2022) Una visión multidisciplinaria. Recuperado
el 01 de diciembre del 2022, de https://drive.google.com/drive/folders/1q4oev5cTk8a-PkNCJkLhz9I_nne_KdKa
-Real Academia Española. (2021). diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.5 en línea]. Recuperado el 30 de noviembre del 2022, de https://dle.rae.es/marginado
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