Escuela Nacional Preparatoria Plantel 8
Escuela Nacional Preparatoria Plantel 8
La mayoría de las personas que nos ejercitamos buscamos vernos mejor, estar más sanos y/o construir una mejor versión de nosotros. Con tales bríos nos lanzamos a los gimnasios, nos sometemos a dietas dañinas y empezamos a entrenar como si fuésemos atletas de alto rendimiento. Sin embargo, ignoramos lo indispensable: adaptar las rutinas de ejercicio a nuestras características y necesidades individuales.
Todas las personas, especialmente las más experimentadas con respecto al entrenamiento, son susceptibles de ser azotadas por la fatiga. Los principiantes son los más vulnerables porque el progreso empieza a revertirse y mantener el hábito se vuelve insostenible. Eventualmente muchos renuncian por decisión o porque sus cuerpos ceden al desgaste. Dicho obstáculo, por parecer insuperable, los orilla a descartar de su vida cualquier actividad física. Desde la perspectiva del novato, el esfuerzo físico y la dificultad son cada vez mayores; los resultados, peores sesión a sesión, sin indicios de mejoría; los beneficios, invisibles. En este punto, abandonar parece la mejor opción. Lo que es una pena, pues subestiman tanto la funcionalidad del movimiento corporal como lo que este les puede ofrecer: salud y calidad de vida.
Por lo que sea que vayamos al gimnasio, es necesario entrenar respetando una serie de principios. Las bases para ello son la especificidad y la recuperación, metodología respaldada por Mike Isratael y Menno Henselmans, doctores en ciencias del deporte. El principio de especificidad dicta que el ejercicio debe centrarse en aquello que deseamos mejorar. Por ejemplo, si usted quiere volverse más fuerte, necesita levantar objetos cada vez más pesados y desarrollar capacidades como la flexibilidad. El cuerpo humano tiene una habilidad limitada para recuperarse y generar las adaptaciones necesarias para elevar nuestro rendimiento. Por ello, la práctica siempre será la mejor inversión para llegar a nuestras metas. Ahora bien, a la especificidad le sigue el principio de la recuperación. Tanto usted como el mejor atleta del planeta necesitan descansar para progresar, pues aunque entrene acorde a su nivel, el esfuerzo físico genera pequeñas rupturas musculares, debilita temporalmente los tendones y el sistema nervioso se sobre estimula. Si no se permite que el cuerpo sane dichos “daños”, estos evolucionarán en fatiga acumulada. Entrenar sin descanso ni tregua, lejos de ayudar, provocará que el rendimiento se estanque o empeore, exponiéndose a sufrir lesiones.
Entrenar sin estar consciente de la especificidad y la recuperación, me trajo mucha frustración y sufrimientos innecesarios. No solamente sometí mi cuerpo a rutinas de cuatro o más horas diarias, sino que hice dietas extremas. Me obsesioné con el ejercicio y, naturalmente, las lesiones plagaron mi cuerpo. Los resultados que obtuve fueron a cuentagotas. Mi punto de quiebre llegó después de un año: una importante lesión en la cadera me obligó a descansar por casi dos meses, tiempo que usé para informarme sobre la ciencia del deporte1. Entonces mi doctrina de entrenamiento cambió. Todos merecemos tener acceso a las mejores herramientas para alcanzar nuestros sueños. Por ello, hoy amo compartir lo que he aprendido, esperando salvarte de repetir mis errores y escabrosos pasos. El deporte debe ser accesible para todo el mundo. Este es garantía de calidad de vida, alimento del espíritu y condición de lo que estamos diseñados para naturalmente hacer: ¡movernos con libertad!
1De haber despertado su curiosidad, puede escuchar al Dr. Mike y a Meno en sus respectivos canales de YouTube e Instagram, con los que comparten nombre. Para saber más sobre la construcción de músculo, véase Scientific Principles of Hypertrophy Training (Isratael, 2021).
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