Escuela Nacional Preparatoria Plantel 2 Erasmo Castellanos Quinto
Escuela Nacional Preparatoria Plantel 2 Erasmo Castellanos Quinto
A veces recuerdo a Adagio. Está muy presente en mis sueños a mediodía, a mitad de la tarde, al final de la noche. Él vuela como un ave que entona un soplo de agonía, se va incorporando a las estrellas y persigue la nota más alta, que parece ser el silbido póstumo del amanecer. Él que tan hondamente ha herido mi alma, que tan sigiloso ha nacido en mi nueva piel no quiere irse del edén de mi casa, no me quiere dejar con este dolor. Adagio se llamaba. Adagio se llamará. Adagio lo nombraré cuando lo vea de nuevo en el vergel de mis deseos más puros y sinceros.
Fue en la lejanía de un valle sin memoria que él vino a mí, más creía que regresaba de un largo viaje, pensé al reconocerlo en la pavorosa negrura que él era lo que hace tiempo había perdido. Me toqué el pecho, me apreté las costillas, aprisioné mi cuello. ¡En mala hora serviste, soga! ¡Qué solo me he sentido sin tus abrazos, muerte! ¡Cuánto te he esperado, Adagio! ¡Cómo enfurecerme contigo, si hoy te has tornado a mí, si tu sombra encubre la ira que he cultivado largos meses en este ya no paraíso, ya no hogar, ya no recuerdo, ya no soledad.
Veme, Adagio. Contempla mi máscara, salvador mío. Libérame de la tierra, exhuma mi cuerpo, pensamiento mío. Llévate mis ojos que ya no ven, que ya no hablan, que ya no lloran…arráncame la vida con un golpe en el pecho, con un susurro en el oído, con una caricia en los huesos.
Ya no puedo, no soportaré vivir sin saber que te he perdido.
Adagio…Si hubiera preservado el recuerdo, ahora seríamos tu y yo bajo el ceibo, luz y oscuridad en el mismo sueño. ¡Oh, mi yo! Perdona la vez que te llame mí amor. Olvida que te declaré mis sentimientos, espera a que desista de palpitar esto que tiene forma. Solo toma entre tus manos un puño de polvo, Adagio…eso desprenderá el nervio en mi corazón que invoca tu nombre…eso bastará para dejar de escuchar tu eco, de perseguirlo día y noche hasta la caverna del edén mío.
Adagio…
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