Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9
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¿En qué piensas cuando te digo adicción?, tal vez en cigarros, alcohol o hasta el teléfono, pero todas tienen algo en común, querer llegar a la felicidad, pero eso es completamente entendible, ya que partiendo desde Aristóteles hasta Kant, defienden que la felicidad es el bien supremo, el verdadero fin al cuál aspira la humanidad. Partiendo de esta premisa, te mostraré dos adicciones las cuáles parecen opuestas al principio, sin embargo conforme las investigamos, tienen más cosas en común. Estas son: La adicción a los narcóticos y la adicción al trabajo.
La primera consiste en el consumo excesivo de sustancias que cambian y distorsionan la mente. Hay diversas causas, como el querer escapar de la realidad, buscar un bienestar instantáneo a través de estas sustancias, tratando de sanar las marcas de la pobreza, desempleo etc. Pero si analizas todas las causas, todas ellas llevan a un mismo resultado, el hedonismo, el cuál defiende el placer sensorial inmediato como el bien total, donde poco a poco nos llevará a la felicidad que es a lo que debemos aspirar, según la postura de Aristóteles y Kant.
Por otra parte, tenemos la adicción al trabajo, la cuál como su nombre lo indica, consiste en tener una constante carga de trabajo y desesperarse en caso de no tenerla, ya que esta falta de trabajo lleva a las personas a sentir desesperación o que están haciendo algo mal, o no lo suficiente para alcanzar sus objetivos; esta adicción está cimentada en el sistema meritocrático donde miden el valor de las personas de acuerdo a sus logros obtenidos, a mayor número de logros, mayor valor y, en teoría, mayor felicidad.
Sin embargo, ni el hedonismo ni la meritocracia dan los resultados esperados sin alguna consecuencia, algunas pueden ser problemas de salud tanto física como mental, dañando las actividades cotidianas de la persona solo para satisfacer su adicción.
Ya sean los narcóticos o el trabajo, ambos comparten una característica, que buscan llegar al bien supremo que comenta Aristóteles y Kant: la felicidad, ya sea de forma rápida o lenta, ya sea dañando a nuestro cuerpo o sobre explotándolo, buscan eso que si no lo tienes, has fracasado en la vida, orillándonos a tomar caminos “fáciles” o bien vistos por la sociedad, con el fin de alcanzar esta famosa “felicidad” que ha dejado de ser un gusto, a ser un martirio por el cual los seres dejamos todo y nos volvemos adictos a cumplir ese requisito social.
Para concluir, sé que no todas las adicciones buscan alcanzar la felicidad, pero muchas sí lo hacen con este fin, donde al inicio suena bien, pero si lo ves de más cerca y leyendo las letras pequeñas del contrato, te darás cuenta que tiene un gran peso detrás, un peso que en ocasiones asfixia, cansa y condena a quien firma a caer en alguna adicción, porque vamos, todxs tenemos una, ya sea al teléfono, ver chismecito, leer, escribir tomar o fumar.
Así que, ¿a qué eres adicto tú para alcanzar la felicidad?.
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