Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
Por naturaleza el hombre es social, la misma historia evolutiva de la sociedad nos lo muestra con el nacimiento del llamado “contrato social”, que básicamente es la necesidad del otro para prevalecer, es decir, la ayuda mutua nos facilita la existencia; esto fue evolucionando hasta la creación de lazos emocionales, haciendo que la convivencia ya no fuera a base de necesidad, sino de cariño.
Ahora bien, ya que establecimos que por naturaleza el hombre es social, toma
protagonismo la necesidad de querer pertenecer (punto que también puede ser
analizado desde un sentido de supervivencia), las relaciones sociales son de lo más
complejas y esto se debe a la diversidad de personalidades que tenemos: opiniones, ideales, experiencias, gustos, entorno en el que nos desarrollamos, etc. Esto da como consecuencia que cada uno procese las cosas de diferente manera y tenga una realidad adaptada a lo que la persona conoce y vive, básicamente somos muchos “mundos” conviviendo al mismo tiempo, lo cual suena muy abrumador. Y a eso hay que agregarle los estándares sociales, familiares y un pensamiento competitivo arraigado a una sociedad capitalista donde, aun cuando somos seres sociables y la sociedad empezara como un medio de apoyo y colaboración, actualmente debes de ser mejor que el otro para poder llegar a tus metas, fomentando un ambiente hostil y de estrés, donde si bien creas lazos con personas, siempre en el fondo se priorizará el interés personal.
Aunque esto ha cambiado con el tiempo, todas estas situaciones y presiones siguen latentes, en los últimos años se ha desarrollado un sentido de amistad y lealtad, parte de esto se lo adjudico al demérito que, valga la redundancia, ha tenido la “meritocracia”, pensamiento en el que las generaciones antecesoras confiaban, creían en ella, gracias al nepotismo y falta de oportunidades, y la difusión de estas con la creación de medios de comunicación, este concepto ha perdido peso en las generaciones actuales, desarrollando así un pensamiento donde “no importa para donde vayas, estamos igual,” ya no es uno contra el otro, sino un “nosotros” contra la falta de oportunidades derivadas de lo cerrado que está el campo profesional cuando no cuentas con conexiones.
Este cambio de percepción en los vínculos se debe a la concientización de este aspecto, saber que las relaciones interpersonales actualmente sí influyen y te posicionan en el campo laboral, esto dio como resultado la creación del networking, que consiste en mantener relaciones con personas de tu medio para apoyarte, compartir recursos, intercambiar información de tu área que pueda ayudarte a mejorar o crear entre ese mismo círculo sus propias oportunidades; básicamente es una red de apoyo que nació de la necesidad de actualizarse en el mundo y sus relaciones para lograr alcanzar el éxito. Antes con tu único esfuerzo bastaba (meritocracia), pero ahora se necesita de las conexiones entre personas que ya tienen las oportunidades, el conocimiento y mezclar talentos y pasiones. Así que si lo analizamos a profundidad podemos decir que estas relaciones se basan en la necesidad, como en un inicio, pero en combinación con el inherente desarrollo que ha tenido la sociedad, esa importancia de creación de lazos ya lo tenemos en nosotros, la inculcación de valores ya nos humanizó, así que al momento de relacionarnos, en este caso con un fin de networking –por ejemplo en la universidad que, por cierto, es el medio de networking más grande y accesible– tomamos en cuenta también la afinidad que tenemos con nuestras relaciones interpersonales y se toma un cariño y sentido de lealtad, al final a un apoyo siempre le tendrás consideración, y si son afines es más sencillo forjar relaciones que funcionen y exista un lazo emocional genuino.
Así que no hay que ver a la escuela como un medio de competitividad, sino como una red de apoyo muy accesible donde a diario conoces a personas que serán afines a tus metas, visiones y principios, aprovechando así los recursos que mutuamente se puedan brindar; hay que ver a la universidad como un constante campo de oportunidades donde por medio de nuestras relaciones hay motivación bilateral, no competitividad, surgiendo así lazos emocionales y no viendo a nuestros compañeros sólo como medios o contactos para alcanzar nuestros objetivos, sino como amigos que están ahí para para ayudarnos y crecer mutuamente.
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