Facultad de Contaduría y Administración
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Me di cuenta del racismo cuando era una niña y con la carita y el corazón contentos decía orgullosa que gran parte de mi familia habla zapoteco, mientras mis compañerxs se burlaban y la profesora trataba de callarme.
Lo recuerdo y me parte el corazón cuando viene a mi memoria, que por esa razón, mis abuelxs no les enseñaron su lengua a sus hijxs y a sus nietxs, por miedo a que fueran discriminados y tratados injustamente, como ellxs fueron tratadxs alguna vez, porque les hicieron creer que, si hablaban castellano y se olvidaban de su lengua, tendrían más posibilidades de tener un mejor nivel de vida.
Me di cuenta del racismo cuando en la secundaria usaban “oaxaco” como un término ultrajante, cuando para mí ser oaxaqueña era y sigue siendo sinónimo de riqueza y orgullo.
Me di cuenta del racismo cuando uno de mis amigos decía que en la “feria” (término que usaba para referirse a una de las fiestas patronales de mis paisanos radicados en la CDMX) había puros nacos y que él sí tenía familia oaxaqueña, pero de los blancos.
Me di cuenta del racismo hoy, cuando por curiosidad entro a buscar en Google la palabra “oaxaco” y me encuentro con que la RAE en twitter dice: “El gentilicio de Oaxaca es «oaxaqueño». En México se usa coloquial y peyorativamente «oaxaco» como sinónimo de «oaxaqueño» y también para referirse a personas indígenas. En ambos casos se trata de usos que pueden resultar muy ofensivos o insultantes”. ¿Por qué afirma lo que mis compañerxs decían en lugar de corregirlo?
Podría seguir poniendo ejemplos, pero me pareció importante destacar los anteriores para demostrar cómo desde niñxs nos inculcan el racismo. No culpo a mis compañerxs por decir esas cosas, sino al sistema y la educación que recibieron donde poco a poco nos hacen sentir avergonzadxs; nos obligan a ocultar nuestra riqueza cultural para no ser menospreciadxs, y no puedo evitar decir que sí me siento avergonzada, pero de alguna vez haber ocultado mis raíces zapotecas.
El racismo parte de la falsa creencia de que existen las razas, lo cual ha sido científicamente desmentido de diferentes formas, una de ellas fue la comparación de las secuencias de bases en el ADN dónde todas resultaron 99,9% idénticas, pese a ello, un gran número de personas continúan haciendo uso de este término como herramienta para la segregación, perpetuando, a la vez, otro tipo de crímenes.
Se sabe que en México el concepto de raza se utilizaba como una acreditación “científica” para colonizar con mayor violencia y justificar las atrocidades cometidas contra nuestrxs ancestrxs. Lamentablemente esta ideología de razas superiores e inferiores, donde se le otorgan privilegios a aquellxs con el fenotipo común europeo, se adhirió fuertemente al pensamiento del ser humano a lo largo de su historia, alimentando ideologías más peligrosas donde incluso se criminaliza injustificadamente a lxs otrxs dando pie a un mar de injusticias.
Sorprendentemente en nuestro país el mismo estado ha propagado estas nocivas ideologías mediante falsas campañas de integración e igualdad que en realidad son de desindigenización ya que mediante estas se promueve la relegación de las lenguas originarias para que las personas sean merecedoras de acceder a los servicios básicos, que de otra forma les son negados o mal proporcionados.
En México, de acuerdo con estadísticas presentadas por el COLMEX, el 67% de las personas autocalifican su color de piel en tonos intermedios y únicamente el 12.1% se autodetermina con un color de piel claro ¿entonces por qué muchxs podemos asegurar que más del 60% de las personas que vemos en los medios y la publicidad son blancxs? Claramente demuestra la racialización y el nivel de oportunidades que se les otorga a las personas blancas muy por encima de las personas con otros tonos de piel, además de reflejar los estereotipos a los que constantemente se les somete y sorprendentemente no son sólo los medios privados de comunicación los que suscitan dichas acciones, también lo hace nuestro gobierno constantemente con campañas donde lxs necesitadxs, lxs malxs, lxs pobrxs, son las personas de pieles morenas.
Habiendo tocado el tema, un claro ejemplo de ello es el ver como en los medios cuando hay un niñx de tez morena trabajando se desaprueba e inmediatamente se le califica como explotación infantil, contrario a lo que pasa cuando vemos a un niñx blancx trabajando porque en ese caso se le están inculcando valores.
El INEGI a partir de la solicitud constante por parte de la población para visibilizar esta problemática presenta en el 2017 el estudio sobre la movilidad social intergeneracional. En dicho estudio podemos observar expresamente las brechas que existen en educación, nivel socioeconómico, acceso a servicios etc. Nos dice que conforme el tono de piel autodeclarado se vuelve más claro se observan mayores niveles de escolaridad, mientras que en las personas que se autoclasificaron en las tonalidades de piel más oscuro, se observa un mayor rezago educativo, así mismo, mientras el color de piel es más oscuro, los porcentajes de personas ocupadas en actividades de mayor calificación se reducen, del mismo modo, nos dicen que para los tonos más oscuros, los porcentajes de personas que consideran que su situación socioeconómica no ha cambiado, son más altos que para el resto de los tonos de la escala.
Por otra parte las personas con tonalidades de piel autoclasificadas en los tonos más claros, los porcentajes que consideran haber mejorado su situación económica también son más bajos que para los tonos intermedios de la escala, lo que sólo reafirma la declaración de Joseph Stiglitz, “los que nacen pobres mueren pobres y los que nacen ricos mueren ricos”. Sobre todo en nuestro país donde las desigualdades se agudizan si no cumples con los estándares estéticos europeos.
¿Cómo darle en la torre al racismo?
Si es una tarea difícil erradicar el racismo ha sido gracias a la manipulación y el mal manejo del poder de comunicación que tienen las élites con sus discursos racistas y/o xenofóbicos, no obstante, existe una serie de acciones que podemos realizar para combatir su existencia.
Como primer punto debemos destacar la eliminación del concepto de razas para referirnos a las diferencias fenotípicas de los seres humanos, puesto que se ha comprobado que estas para nada determinan nuestra cultura, valores, cosmovisión, comportamiento, desempeño, etc. y que biológicamente todxs somxs iguales, podemos hacerlo mediante la difusión de estos estudios para ir desmintiendo poco a poco esta forma de pensar, de igual forma podemos corregir los comentarios que detectamos como racistas en nuestros espacios de convivencia.
Simultáneamente, podemos dejar de consumir contenido que perpetúa los estereotipos contra los colores de piel, podemos exigir a los medios que promuevan las diversidades y mostrar desapruebo cuando no lo hacen, a fin de cuentas, producen lo que la gente quiere ver.
Hagamos un esfuerzo por conocer la riqueza étnica de nuestro país, interesémonos por aprender nuestras lenguas, nuestras cosmovisiones, incluyamos, respetemos, facilitemos el desarrollo de todas y todos.
Referencias:
Comunicado de prensa Núm. 261/17. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). 2017, Ciudad de México.
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