Cuando se menciona o se escucha la palabra budismo lo primero que piensa la mayoría de las personas son cosas o situaciones relacionadas con brujería, entes, costumbres radicales o, de lo contrario lo relacionamos con la buena suerte, bendiciones, entre otros buenos augurios.

Todos estos prejuicios y estereotipos que se le han impuesto a esta doctrina filosófica se deben en gran parte a las contradictorias y opuestas que son las creencias en comparación con otras religiones a las que hemos estado más arraigados y acostumbrados; un claro ejemplo de ello es la religión católica que sirve a la divinidad de un dios todosalvador y todopoderoso. Otro punto clave que también nos explica por qué no sabemos con exactitud qué es el budismo, es gracias a que su origen se encuentra en tierras que están del otro lado del mundo.

El budismo ha dejado muchas marcas en la historia y de igual manera se siguen teniendo acontecimientos que refuerzan su existencia, aún después de sus 2500 años de aparición. Esto es gracias a sus seguidores nombrados budistas, ellos se han encargado de mantener viva esta religión no teísta.

Este es un tema que ha captado mi atención desde hace un tiempo porque me intriga demasiado el saber que el budismo es una corriente muy opuesta en comparación de lo que se me ha enseñado e impuesto gracias a mis orígenes, principalmente por la cultura de mi país. Gracias a eso comprendí que lo opuesto no siempre tiene que ser malo o tiene que ser temido.

Sin embargo, esa no es la única razón por la cual me he adentrado a investigar sobre está doctrina, lo que más resalta mi interés por el budismo es el poder comprender el potencial que existe dentro de nosotros, el cual, pese a tenerlo no lo logramos razonar y tampoco explotar para un bienestar individual y un entendimiento pleno sobre las causas de las cosas que aparentemente es lo llamado una normalidad.

Lo existente solamente es algo impuesto, la única verdad está en nosotros y eso es lo que el budismo quiere que comprendamos. Como ya sabemos, el ser humano no ocupa toda la capacidad cerebral, solamente ocupa lo que es requerido por acciones que ya han sido establecidas por el hombre, pero si nos enfocamos en cosas que no son notables a primera vista podríamos mantener nuestra atención en situaciones más reales y trascendentes.

“Para entender todo es necesario olvidarlo todo” . -Siddhārtha Gautam. Casi nunca nos permitimos dejar entrar otro tipo de ideas por el simple hecho de que no van con las situaciones que se nos han planteado, por la falta de aceptación, la negación y por el querer seguir sometidos a un marco de vida que siempre ha sido realizado y construido por externos, creando así de una manera inconsciente un vallado que no permite dejar entrar la comprensión de nuevos principios porque son ajenos a nuestros ya acostumbrados ideales, esos que solamente han sido formados para un mayor alcance de adaptación.

De eso surge el sentido de la frase, dándonos a entender que lo necesario para el entendimiento absoluto es hacer a un lado lo que nos han enseñado y abrir nuestra mente para permitir empaparnos de una perspectiva distinta, olvidar por un momento lo bueno y lo malo, cuestionarlo, reflexionarlo y una vez que se olviden las bases iniciales acceder a dejar entrar otro tipo de pensamientos y creencias acerca del significado de la vida, pero algo aún más importante, el significado que nosotros mismos le podemos brindar.

Recordemos que el sentido que se le otorga a la vida casi siempre es el mismo para la gran mayoría de las personas; nacer, crecer, reproducirse y morir, ¿realmente ese es el único fin?

Dudemos un poco de todo lo que tenemos codificado en nuestra mente y pongamos en un dilema su veracidad, absolutamente todo lo que conocemos es únicamente el intento de querer englobar todo lo que no podemos entender, eso nos lleva a la necesidad de interpretar cosas para poderlas explicar y de ahí llevaras a un patrón de realización.

Esta doctrina nos abre las puertas para poder darle un sentido distinto a algo que no se encuentra en explicaciones exteriores; un error muy común al querer buscar otro tipo de pensamientos es indagar en cosas ubicadas fuera de nosotros, cuando en realidad todo se encuentra en nuestro propio interior.

Llegar a conocernos de una manera plena es el mejor proceso para la comprensión, únicamente de esa manera todo cobrará un sentido en nuestro alrededor, si bien no podemos cambiar la forma del mundo por lo menos se puede cambiar la manera en el que lo percibimos, brindándole un significado que podemos reconocer como nuestro, dándole una paz y tratando de buscar una dualidad frente a las cosas que tenemos estipuladas y a las que poco a poco vamos descubriendo, complementando y obteniendo conocimientos nuevos.

Todo esto es puesto en práctica diariamente por los grupos de seguidores del budismo, en ellos podemos observar y encontrar una gran sabiduría gracias a que pudieron expandir su mente más de lo que se creía capaz. Sus templos, y en sí toda la comunidad budista son un claro ejemplo del poder encontrar algo más allá de las reglas impuestas, ellos han logrado con éxito liberar la capacidad total que contiene todo ser humano.

Tal vez esta es una de las razones por las cuales países que son practicantes de esta religión tienen un estilo de vida más sereno y tranquilo, naciones que cuentan con una amplia gama de valores que lo hacen una sociedad con bases sólidas; un claro ejemplo serían los estados ubicados en el continente asiatico: China, Japón, Singapur, etc. Esto nos demuestra una vez más como la cultura siempre influirá para el desarrollo de una región.

Absolutamente todo lo que tenemos es algo que el mismo hombre creó para poder tratar de entender algo que nunca comprenderá si solo se sigue enfocando en un bienestar propiamente superficial, todos siempre tenemos un egoísmo inconsciente que busca conseguir cosas ordinarias para demostrar su “capacidad” y “superioridad”, pero ésto solamente nos desvía para encontrar lo verdaderamente importante, lo que siempre ha estado encapsulado dentro de nosotros.

Tenemos que dejar de seguir haciéndole caso a cosas que solamente nos distraen del objetivo principal, enfocarnos en explotar la capacidad que aún no entendemos que tenemos, esa es la forma de liberarnos de la opresión cotidiana.