Cuando logré entrar a la ENP 9 y llegué a la duela, tuve la ilusión de poder ser parte del equipo de mi preparatoria. Durante ese verano de clases en línea, buscaba continuamente la reanudación de actividades deportivas, específicamente de mi deporte favorito, el baloncesto. En esos momentos me mantenía inquieto respecto a la idea, pero la distancia no me detenía a seguir entrenando por mi cuenta. Lo que realmente me comenzó a generar intriga, fue por qué varios de mis amigos ya comenzaban a tener actividades.

Ya empezando la preparatoria, no pude esperar para poder mantenerme en contacto con el que hasta ahora ha sido mi coach deportivo de mayor impacto en mi formación, el coach Alejandro Moreno. Aún recuerdo la manera en la que mi amigo y yo ansiamos el día de las pruebas y replicamos ciertas rutinas de tiros libres y tiros de larga distancia.

Cuando llegó el día anhelado, recuerdo haber quedado sin aliento en la “Prueba de Cooper” de 12 minutos seguidos corriendo y en la prueba de resistencia anaeróbica. Fui muy feliz de haberme quedado en la preselección con mi amigo. Aunque hubiera querido que otros amigos del salón también fueran seleccionados, no todo fue color de rosa. 

Con el paso de los días, el coach iba lentamente seleccionando a los que serían 12 finalistas por los que la Prepa 9 sería representada. Tristemente el día que saldría la lista de seleccionados no pude ver mi nombre y quedé impactado por la noticia. Sin embargo, días después eso cambiaría brutalmente, pues recibí una llamada del coach notificando que había quedado un disponible porque un alumno quedó inconforme. Enterarme de esta noticia fue una experiencia grata, pues todo mi esfuerzo valió la pena. 

Desgraciadamente mi vida dio un giro de 180°, porque en ese fin de semana quedé lesionado por un esguince de rodilla izquierda de 2do grado en un partido de mi club. La buena noticia es que al poder comunicarme con el coach y hablar de la situación, tuve tiempo de ponerme en regla con la organización interna de “red puma” y los inter-prepas.

Poco a poco pude entrenar e ir participando en algunos partidos de la primera temporada, como lo fue en el partido contra ENP 4, ENP 6, ENP 2 y ENP 1, seguido de mi participación en el torneo de juegos universitarios contra CCH Sur, CCH Azcapotzalco y CSC. Después de este proceso me di cuenta de las cosas de las que soy capaz y con eso pude entrar al equipo en la renovación de jugadores de la prepa, apareciendo en lista desde primeras instancias. Esta temporada tuve más minutos de juego y mayor trascendencia en el equipo, participando en casi todos los partidos que se han disputado en la temporada. 

Para mí, el pertenecer al equipo representativo de “Los Halcones de Prepa 9” ha sido uno de los mayores logros de mi vida, pues he convivido y creado vínculos personales con gente que nunca habría pensado conocer. Uno de los ejemplos más importantes que marcaron mi vida han sido: Luis Omar, que tiene una habilidad increíble para botar, driblear, tirar y penetrar la canasta; Cristopher Moreno, con un talento increíble para liderar y enseñar valor dentro de la cancha; Marcos Elizalde, con una defensa impenetrable y un corazón enorme para jugar baloncesto; David Urrutia, con un excelente tiro de larga distancia y habilidad de fintas para encestar; Diego Moreno, que tiene la inteligencia y una lectura amplia de juego; Ricardo Aguirre, con una gran habilidad en tiros de larga distancia, bote y penetración imparable; y, Joel Rodríguez, con una mente indestructible en la duela y un fade away que no para nadie.

Todos ellos a lo largo de la primera temporada de mi carrera deportiva en la UNAM fueron un punto clave para hacer de mí una persona con una mentalidad completamente diferente y más importante: ahora creo en mí. 

El hecho de estar 2 horas diarias de 3 a 5 de la tarde entrenando con ellos, terminó por formar un vínculo familiar que al momento de estar en la cancha se refleja en la manera de recuperarnos de los momentos difíciles del partido, culminando mi primer temporada con el triunfo en el campeonato de “Inter-prepas” y también con el segundo lugar en los “Juegos universitarios”.

El equipo de la Prepa 9 no es solo otro equipo de básquetbol para mí y para la mayoría de representantes. Estar más tiempo en la escuela que en la casa, hacer la tarea luego de los arduos entrenamientos, llegar tarde y posiblemente desvelarse haciendo tarea en semana de evaluación, son ejemplos de las constantes pruebas de resistencia mental y física que tenemos que afrontar. 

Estar en este equipo es mucho más trascendental de lo que podría pensar la gente. Antes no me imaginaba ni un poco de lo que esto significaba, pero gracias a todo el recorrido que he realizado con los miembros del equipo y a mi entrenador, mi mente se abrió hacia nuevos panoramas deportivos, académicos y de vida en general. Solo puedo dar las gracias a mis amigos, familiares y al entrenador por guiarme por el camino correcto. En esta temporada no solamente jugaré para la prepa, ahora también apoyaré a las futuras generaciones de representantes a tener más que solo un deporte y alcanzar una nueva mentalidad ética, persistente y resiliente ante las adversidades.