Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
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A cualquier hora y por las inmediaciones de mi casa, unos hermosos colibríes se dejaban ver en todos lados y a plena luz del día; algunos correteandose, otros saludando frente a las ventanas y unos más polinizando las flores del patio. Nunca les di importancia, hasta que una mañana en que salí a tender la ropa, su presencia y sus bellos cantos llamaron bastante mi atención.
Desde entonces me pregunté: ¿Por qué siempre se aparecen por acá?, y, ¿Qué mensaje nos querrán transmitir?, a lo cual traté de reflexionar y comprender muchos de los significados que alberga, entre ellos: la visita de una persona fallecida, el anuncio de la buena suerte, y la trasmisión de la alegría y confianza, pero aun así no encontré una respuesta del todo clara y precisa.
Mi familia me decía que los colibríes, a donde quiera que vayan, siempre transmiten tranquilidad, amor, fortaleza, pureza y relajación emocional. Incluso, si visitan un lugar u hogar todos los días, aunque no haya alimento para ellos, es para dar éxito, paz y amor a las personas que transitan o habitan por ahí.
Durante el desayuno o a lo largo de la tarde, lo habitual siempre fue escuchar sus cantos, verlos volar por los alrededores, persiguiéndose entre sí y cuidando las diferentes ventanas, algo que, con el pasar del tiempo, lo normalice y lo volví costumbre durante toda mi vida.
Después de que mis abuelos maternos fallecieron en el 2012, la presencia de estas maravillosas aves fue mucho más frecuente. Y lo que nos conmovió a mí y mi familia durante el periodo de duelo, fue que en medio de la tristeza y el silencio rotundos, nos transmitieron mensajes de paz, aliento, consuelo y acompañamiento con sus idénticos cantos.
Transcurrieron los años, y sin saberlo, su presencia por los rincones de la casa hizo sentirme acogido y familiarizado cada vez más con su hospitalidad y su característico ambiente armónico, que en el fondo transmite felicidad y estabilidad a través de sus diferentes expresiones. Pero no sería hasta que, una experiencia en carne propia me tocó profundamente el corazón y me hizo comprender muchas cosas maravillosas que los colibríes esconden.
Una tarde de viernes, cuando mi papá llegó a casa, recogió un colibrí chiquito tirado en la calle, lo llevó al comedor y lo mostró, me puse muy triste, creyendo que había muerto, pero después de inyectarle agua y mostrar respiración, me dio ternura acariciar y sentir su esponjoso plumaje. Al día siguiente, me despedí de él, lo dejé en una planta del patio y a los pocos segundos voló en busca de reencontrarse con su familia.
Fue ahí cuando me di cuenta que su valor va mucho más allá de la abundancia, buena suerte, tranquilidad y el amor que transmite, al sentir su presencia sobre mis manos y visualizar todo lo que este hermoso pichón nos oculta y nos deja a los seres humanos, y que en la mayoría de los casos no alcanzamos a percibir y se hace realidad.
A partir de ese momento assimilé aspectos espirituales y materiales que esta típica ave siembra y deja a donde quiera que va y con quien se encuentre a su paso, siendo un referente que, cuenta la leyenda, cambia muchas vidas y es la guía del camino correcto para la solución de problemas, enmienda de errores, adquirir fortalezas y virtudes y ser alguien importante y exitoso en la vida personal y profesionalmente.
Pero esto no acaba aquí; en ocasiones, soñé con colibríes de diferentes formas, en algunos casos custodiando durante algún trayecto, y en otros, guiándome hacia algún lugar o con un amigo o familiar vivo o muerto. Siempre tuve la creencia de que estos sueños tenían una connotación negativa, pero después de reflexionar el mensaje de estas aves, entendí que no fue así, y por el contrario, significó una gran bendición.
Y es que, sin percibirlo directamente, desde que este pichón entró a mi hogar, las cosas al interior mejoraron, y el ambiente pasó a ser completamente natural, armónico y de total abundancia. Incluso, podría decir que el colibrí se convirtió en un guardián y mensajero no solo de mi vida, mis relaciones y proyectos, también de quienes me rodean y están en mi camino.
Así, la abundancia espiritual marcó una huella importante en mí gracias a todas estas enseñanzas y experiencias maravillosas que esta ave me dejó, mismas que se traducen en motivaciones para ser feliz, exitoso, emprendedor e inspirar a los demás con mis méritos, mi historia de vida y mis acciones. También, significó un importante momento que a lo largo del tiempo, me ayudó mucho a encontrar el camino ideal para seguir trascendiendo y ser mejor cada día.
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Una respuesta
Que bonito lo que comentas y que con frecuencia hemos olvidado, justo esa conexión con la vida, esos detalles de valorar y conectar es lo que hace especial nuestra existencia.