En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Leonardo CHE

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 6

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El problema de México es su gente

Número 14 / JULIO - SEPTIEMBRE 2024

Los prejuicios prevalecen porque nosotrxs mismxs los perpetuamos

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Vivimos en un país que no entiende ni comprende la libertad, y no es novedad que no sólo México sea el involucrado en esa vasta lista de países llenos de desigualdades y críticas que no sólo se dirigen hacia sus propios nativos, sino a nuestros compañeros migrantes y a aquellos a los que se les consideran “diferentes” por tener costumbres y formas completamente distintas de vivir. En nuestro día a día, en el transporte público, en la escuela, en el trabajo, en nuestra casa y hasta en nuestros círculos sociales y familiares hemos sentido y vivido la acción de ser juzgados y rechazados a causa de la no aprobación de nuestra identidad personal. 

 

Sabemos muy bien lo que es el rechazo, y a pesar de que lo sabemos también lo aprobamos, y lo aprobamos porque nos mentalizamos que tenemos que vivir con él, pero a veces ni siquiera intentamos erradicarlo. El orgullo de cada persona y la educación que ha desarrollado y formado a lo largo de su vida implica en la atribución de estereotipos y contraculturas que se han presentado en el mundo, pues es claro que nosotros mismos decidimos si formamos parte o no de este problema. La educación que a veces nos dan nuestros abuelos o nuestros padres también impulsan a la práctica del rechazo y discriminación, pues sus ideas (que ahora pueden no ser aceptadas), se reflejan en sus hijos por seguir los pasos de “una tradición familiar”, haciendo comentarios sobre la “incorrecta forma de vestir” de las personas, sobre su “poca dignidad” o sobre su situación económica, y es que a veces no sólo es de familia hacia la sociedad, sino que en este mismo círculo se practica la discriminación hacia algún otro familiar. 

 

A pesar de las múltiples campañas que tratan este tema y las pláticas que se les dan a los jóvenes, los estereotipos siguen en pie, y es aún más fuerte cuando la familia tiene la misma idea errónea de juzgar a los demás, ya que disfrazan a la crítica como un “chisme” que consiste en criticar a los otros. Por eso, debe aclararse que nuestras actividades diarias y nuestras costumbres que desarrollamos hacen que cada persona adquiera cambios en su aspecto físico y que las variaciones corporales se deben respetar sin resaltar ni catalogar a un cuerpo como “bueno” o “malo”. 

 

Estos problemas evidentemente no son para nada nuevos, ni tampoco les han tomado la importancia que se debe. Hemos escuchado muchas, pero muchas veces que las campañas políticas “apoyan” a los pueblos indígenas y resaltan su estilo de vida. Hemos escuchado cómo las personas adultas resaltan y dicen “apoyar” a sus hijos a pesar de no ser como ellos, recalcando ya no tener de otra, más que apoyarlos por el hecho de ser sus hijos. ¿Realmente se les aprueban o apoyan a los que se les consideran diferentes sólo por no ser iguales a los de un círculo social en común?

 

Para nada debería usarse el término “diferentes” para justificar el rechazo o la no aprobación de una persona a la que se le considera que no está haciendo las cosas bien o que no debería de hacer alguna actividad, pues claramente somos seres distintos, pero no por tener ideologías y puntos de vista diversos debemos juzgar a los demás y llevarlos al rechazo social. 

 

Al día de hoy existen personas que siguen insistiendo que “antes” era mejor y no habían “tantas cosas” como ahora. Pero viven sumidos en la ignorancia de su historia, pues ignoran que los problemas del México contemporáneo son producto de los mismos que aún no se han solucionado; claro ejemplo son los afromexicanos, no muchos saben su historia, no muchos saben el gran papel que juegan en nuestro país, no muchos conocen de la discriminación que viven día a día, y para novedad, los mismos mexicanos son los que impulsan esta discriminación a este grupo maltratado a lo largo de la historia de nuestro país.

 

Debemos aceptarnos, reconocernos y analizarnos, no lo menciono para que te tengas cariño, lo menciono para que te des cuenta si eres parte del problema, o responde: ¿cómo te ven te tratan? 

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