Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
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A pesar de que esta película es la adaptación de un libro escrito por un hombre y narrado por niños, la visión de Sofia, como directora, mantiene la esencia de lo que es ser una adolescente, crecer como mujer y percibir las cosas siendo un ser femenino.
La película inicia clara y directa, a los escasos 10 minutos podemos comprender el entorno en el que se desarrolla la historia: una casa de los años 70 llena de catolicismo, reglas estrictas que no permiten a las hermanas Lisbon crecer como mujeres, tabús, cómo se sexualiza a cada una de ellas sin importar su edad. Todos estos aspectos, Sofia los refleja de manera tan real que es triste, porque la magia de esta película proviene de ahí, de lo real que se siente.
Como ya mencioné, es una historia escrita desde la perspectiva masculina y desde la
idealización que los niños del vecindario crean acerca de cada una de las chicas. Es bastante intrigante y a la vez triste el saber que estos niños nunca llegaron a comprender los intentos de pedir ayuda de las Lisbon, pues ellos solo veían y se interesaban por seguir creando e idealizando una imagen sobre ellas, realmente nunca pudieron hacer nada para ayudarlas, pues jamás se dieron cuenta que cada una de sus acciones venía con un grito de auxilio.
Cecilia, la hermana más chica, es de suma importancia en el desarrollo de la historia, pues fue ella quien a través de su primer intento de suicidio pedía a gritos desesperados salir de esa casa. Es por esto que la narrativa de la película tiene el ritmo perfecto y el desarrollo perfecto, porque cada escena va aportando un grano de arena hasta llegar al final, cuando ocurre la tragedia, pero durante toda la película esa tragedia siempre estuvo impuesta y clara.
Las metáforas que hay en la historia son increíbles, pero el amor o dependencia que la familia Lisbon le tenía al árbol del patio, es mi favorita. El árbol tiene plaga, hay escenas donde vemos cómo sus hojas caen, pasa el tiempo, pero el árbol sigue ahí y las chicas se oponen a que lo corten, como si en el árbol estuviera el recuerdo de Cecilia o simplemente el árbol moriría junto a todas ellas.
La fotografía es de mucha ayuda, ya que las tomas de las chicas nos ayudan a comprender
cómo es que los niños del vecindario veían a las hermanas, como seres mágicos y divinos, con tanta fantasía en sus ojos.
El soundtrack, hecho por la banda Air es tan deprimente que te hace sentir esa melancolía, desesperación y aburrimiento de las Lisbon.
Sofia Coppola nació para hacer The virgin suicides, su visión y personalización de esta
historia es única. Podría considerarla de las mejores películas de toda su filmografía, por ese sello que le deja a la historia, como si fuera una historia propia que solo ella podía contar.
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