Facultad de Ciencias
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Mírese abajo, a ojo brillante de pupila negra,
forma y tamaño sin igual,
a órdenes dispuesto, por voluntad impuesta.
Cicatriz de ánima,
hasta formar fragmento se agrieta,
derramándose en el piso,
insuficiente para la diversión.
Muerte que acarrea la enseñanza,
en cuantiosa pérdida monetaria se evalúa,
objeto condicionado a humillación o gloria,
cuál piedra que hunde el río, se le arroja a la basura.
Empero, piedra que respira y habla,
ha de observar la última noche estrellada.
Cierra la ventana a tu alma herida,
y en paz déjele descansar.
En los altos cielos ángeles te harán compañía,
y amor han de predicar,
no hay dolor, no hay oscuridad,
sin recibir golpes, ni alguno que dar,
se encuentra el propósito divino,
que abajo no pudo realizar.
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