Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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Aférrate a tus sueños porque si los sueños mueren
la vida es como un pájaro de alas rotas incapaz de volar.
Aférrate a tus sueños
porque si los sueños se marchan
la vida es como un campo yermo cubierto de escarcha.
(Hughes, 1922)
El amor, un sentimiento tan vasto como el universo mismo, vinculado profundamente a emociones, conexiones y decisiones. Una preciosa combinación de sentimientos, compromisos y, en ocasiones, sacrificios. Algunas personas lo ven como una fuerza que une a los seres humanos, mientras que otras lo describen como una elección o una construcción que requiere esfuerzo y cuidado. Mientras, por un lado, puede ser fuente de felicidad y plenitud, por el otro, de dolor y aprendizaje.
Pero el amor es mucho más que un vínculo romántico, puede ser el cálido abrazo de tu madre después de horas sin verla, la risa compartida con amistades en una tarde cualquiera, la complicidad de un hermanx que entiende sin necesidad de palabras o el afecto silencioso de tu mascota acurrucada en tu regazo. Es el cuidado de tu familia, el cariño de la amistad y la fuerza del amor propio; cada uno de estos matices se entrelazan para formar la esencia de lo que somos.
Después de todo, estamos construidos por todo lo que hemos amado, somos un conjunto de personas, objetos o lugares que han tenido un profundo significado en algún punto de nuestras vidas. Como un hermoso mosaico que llevamos en nuestra alma, donde los recuerdos, las palabras, los gustos y las lecciones de quienes han sido parte de nuestro camino ahora forman parte de nuestra cotidianidad. Algunas conexiones nos llenan de felicidad, otras nos enseñan a través del dolor; pero, eso no significa que sean malas, sino que todas nos moldean, nos transforman y nos impulsan hacia nuevos comienzos.
Buscar nuestra propia felicidad no es un acto de egoísmo, sino una necesidad para crecer. Permítete ser tú, sin miedo, sin culpa, sin expectativas, ni explicaciones. Dar el pésame a todos los “tú” que nunca fueron es un acto de aceptación, no puedes lamentarte por un futuro inexistente; puesto que esas decisiones, sean acertadas o no, construyeron la persona en la que te has convertido. Es necesario que persigas a la persona que buscas ser cada día, porque jamás serás tan jóven como hoy.
Si extrañas algo, es porque lo disfrutaste completamente en su momento; sentirse con el privilegio de poder extrañar tu propia vida, ¿qué tan bello ha sido tu camino para que su recuerdo siga vibrando en tu corazón y memoria? Pero la vida no es sólo lo que fue, sino también lo que puede ser. “Sólo se vive una vez” es una idea completamente equivocada, puesto que vivimos y aprendemos todos los días, hoy puedes decidir quién eres. Cada mañana es un nuevo comienzo, una oportunidad de explorar quiénes somos y quiénes podemos llegar a ser.
¿Cómo se empieza? Simplemente inténtalo. No esperes la certeza absoluta ni la ausencia del miedo, porque nunca llegarán del todo. La felicidad no es un destino, sino el viaje en sí mismo: está en las pequeñas cosas, en las conversaciones inesperadas, en la sensación del sol sobre tu piel, en el reflejo de ese alguien que sigue adelante a pesar de todo.
El amor se manifiesta en cada rincón de la vida, se enriquece cuando lo damos y cuando nos permitimos recibirlo. No le temas, vívelo. Ábrete a la posibilidad de sorprenderte, de aprender del mundo y de ti mismo. Y aunque “un corazón es una pesada carga que llevar” (El castillo ambulante, 2004), también es lo que nos hace humanos. ¿Cómo podrías perderte de tu propia vida por miedo?
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