Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Mariana Montrazi/Pexels
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Cuervo Negro

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan

Soy una amante de las letras, me sorprende la manera en la que con tan solo 27 letras se puede expresar todo un mundo; la tinta esparcida en el papel, los libros y el café son parte de mi ser. Las palabras son mi manera de gritar y de saborear la vida. Considero que con las palabras se pueden transformar vidas, se puede inspirar o destruir, se puede abrazar o alejar, se puede crear un cambio de verdad.

Monstruos, ¿sólo una ficción?

Número 4 / ENERO - MARZO 2022

Estamos tan hastiados de la vida que deliberadamente decidimos convertirnos en monstruos, sucumbir ante nuestros instintos voraces para aliviar la carga de dentro

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Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan

Todo ser humano tiene mínimo una vez en su vida una tormenta interna y constantemente nos vemos envueltos en situaciones adversas. La fragilidad es nuestra fortaleza, pero es lógico que después de tanto siempre queden grietas sin sanar, y justamente por esas grietas es como nacen entes aparentemente incontrolables.

Centrémonos en Frankenstein, Bezoar y el Hombre de arena. En los tres relatos observamos una sombra que constantemente acecha a los personajes principales, un oneroso fantasma que se convierte en monstruo y finalmente irrumpe de manera violenta en las historias. En cada uno de los relatos pareciera tener un final ineludible, de manera que tenemos a Frankenstein atormentado por el peso de sus acciones -la negligencia de su creación-, en Bezoar una chica que lucha por la aceptación y  su afección; y en el Hombre de arena, Nataniel atormentado por sus traumas y empecinado en su parecido pasado a su futuro.

La pregunta clave a contestar es ¿se puede ganar la lucha contra los monstruos o tenemos un destino irremediable que no podemos cambiar?. Primero hay que definir qué es un monstruo, no es meramente una criatura sobrenatural terrorífica, –aunque inicialmente fue así y tiene una alegoría– no  es el monstruo que duerme bajo tu cama, sino el que reside en tu mente y eso es aún más peligroso, porque si fuera un ente físico sería de cierta forma más fácil evadir o luchar con él, pero  la mente es un territorio desconocido incluso para el más ávido en ciencias: la mente juega cartas sin que tu lo sepas.

Sin embargo, como todo en esta vida, tiene un origen, el significado de lo que representan los monstruos se ha modificado dramáticamente a lo largo de la historia de la humanidad. Etimológicamente, la palabra “monstruo” proviene del latín “monstrum”, que significa mostrar; a su vez, se relaciona con el verbo “monere”, que se traduce como advertir. En este sentido, un monstruo representa una advertencia enviada al mundo por parte de fuerzas sobrenaturales (Hernández Méndez, 2018).

De esta manera, la monstruosidad se aplica a cualquier ser que atente contra el orden regular de la naturaleza, generalmente con características negativas; en particular, los monstruos suelen describirse como seres híbridos y tenebrosos; es un término reservado para seres que inspiran temor, repugnancia y desagrado (Hernández Méndez, 2018).

Sin embargo, los monstruos modernos han dejado de ser enormes animales marinos, como el kraken o temibles seres nocturnos como los vampiros, para convertirse en nuestras propias flaquezas y miedos que lentamente crecen hasta devorarnos y hundirnos en nuestro féretro. Así, Víctor Frankenstein creó su propio monstruo en la novela de Mary Shelley, mientras que El hombre de arena alejó a Nataniel de una buena vida, convirtiéndolo en víctima de su propia locura, y la chica de Bezoar terminó internada en una clínica y posteriormente entre la vida y la muerte.

Estamos tan hastiados de la vida que deliberadamente decidimos convertirnos en monstruos, sucumbir ante nuestros instintos voraces para aliviar la carga de dentro. Y es ahí donde nos preguntamos si podemos hacer algo al respecto o simplemente es algo predeterminado que ni aunque se pusiera todo el esfuerzo habría un cambio. Lo cierto es que las consecuencias siempre nos alcanzan, es ineluctable, tanto las consecuencias buenas como las malas, y es justamente estas últimas donde nos vemos más frágiles y más aferrados a evadirlas. El hombre no asume las culpas, sino que las repliega en los demás, en lo otro, Víctor repliega su culpa, la evade durante todo el relato hasta que no puede posponerla. En el caso del hombre de arena, Nataniel culpa su miedo al hombre de los barómetros, cuando en realidad la serie de desgracias que le acontecen es debido a su sobrepensar y su falta de escucha.

Los monstruos son seres con muchos conflictos y a menudo se mueven por impulsos que no pueden controlar, pero así es la humanidad. Eso es, precisamente, lo que somos. Aunque sería irracional limitarnos a esa única característica. Si bien la humanidad constantemente se ve atraída hacía el mal, no significa que sea inevitable volverse un monstruo. El ser humano tiene mucho más poder de lo que piensa, pero nos han mentido, nos han dicho que somos débiles. Si fuéramos conscientes de lo poderoso, único, salvaje, hermoso, extraño y misterioso que es cada individuo, seríamos capaces de hacer cosas que jamás hubiéramos soñado (Ferris, 2019).

Ejemplo de esta reciente falacia de “es que así somos” es una de las nuevas películas de live action, “Cruella” el remake de este clásico nos presenta a una chica que no ha tenido para nada fácil la vida pero que siempre ha experimentado unas ganas de magnitud inexorable hacia la maldad, la película da un mensaje de que se nace siendo malo y es un destino predeterminado.

En realidad, somos lo que alimentamos, así como no podemos esperar tener bonita letra sin antes escribir, no podemos esperar ser ávidos lectores sin leer y así mismo no podemos esperar ser mejores personas sin intentarlo, sin luchar cada día. Es claro que la bestia nos habita, somos nosotros sus creadores, y los principales responsables de sus efectos, esto es un concepto que quedó establecido bastante bien en Frankenstein, sí no nos hacemos responsables de nuestras criaturas eventualmente se voltearán en nuestra contra.

A pesar de todo lo anterior es natural preguntarse, ¿cómo se lucha contra las contradicciones internas, contra sí mismo? con la verdad, si se acepta la verdad, la realidad, entonces se puede enfrentar todo. En el caso de Nataniel tenía muchas cosas buenas en su vida y de repente un suceso detona en él una idea obsesiva, y eso es natural, es un factor que muchas veces no se puede controlar, sin embargo lo que hizo con eso es lo que se puede controlar, él se cerró a la escucha, alimentó al monstruo en cada una de sus decisiones y finalmente permitió que éste tomara el control.

Ahora bien, echemos una mirada al hecho de no querer admitirnos como parte monstruo, es bien sabido que todos lo tenemos, en algún momento de nuestras vidas hemos hecho o dicho algo que solo tiene un origen bestial. Y a pesar de eso nos seguimos escondiendo constantemente, incluso ante la mínima imperfección y eso lejos de ayudarnos a ser mejores, solo llenan de tapujos, como quien quiere esconder el desorden del armario al cerrar las puertas. Tenemos tanto miedo a ser, que el adefesio tiene festines de terror para engullir y crecer hasta destruirnos. Pero el humano no puede estar sin el engendro y el engendro no puede  existir sin el humano; la persona necesita del miedo para impulsarse a salir de la conformidad o en ocasiones saber retroceder, es algo que nos desafía. Y el miedo a su vez necesita del humano para no destruir todo lo que toca.

Cabe mencionar que como dice Christophe Gans, “…el monstruo es un espejo sobre el que proyectamos emociones y sentimientos reprimidos”, ahí yace también la importancia de las historias y la ficción, pues ellas nos enseñan y ayudan a sanar las heridas. Necesitamos las historias para vivir y para comunicar nuestras esperanzas, así como también para mostrar una verdad oculta y no desistir de esta. Lo cierto es que debe de haber un balance, no se puede vivir de ficción, en ambas realidades siempre hay retos y desafíos oscuros pero en la realidad se encuentra lo tangible y lo que perdura, así pues, la ficción es una manera sana de descargar nuestro monstruo interior sin caer dentro del féretro.

Bibliografía

Ferris, E. (2019, Mayo 8). ‘Los monstruos son seres con muchos conflictos e impulsos incontrolables, pero así es también la humanidad’. Espacio fundación telefónica. https://espacio.fundaciontelefonica.com/noticia/los-monstruos-son-seres-con-muchos-conflictos-e-impulsos-incontrolables-pero-asi-es-tambien-la-humanidad-emil-ferris/

Gonzalo Nuñez. (2017, Octubre 22). Monstruos: ¿Por qué necesitamos crearlos? La Razón. https://www.larazon.es/cultura/monstruos-por-que-necesitamos-crearlos-OE16652905/

Hernández Méndez, M. (2018, Noviembre 3). El origen de los monstruos: ciencia y mitología de las criaturas espectaculares. Tekcrispy. https://www.tekcrispy.com/2018/11/03/origen-de-los-monstruos/

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Monstruos, ¿sólo una ficción?

Una respuesta

  1. Hola. Excelente artículo. Un análisis literario-psicológico que desvela los misterios subyacentes a las catarsis humanas.
    Y para que los lectores complementen lo anterior con un perfecto ejemplo, les invito a leer la colaboración: “¿Existe Gégenees? Claro que sí, sólo es cuestión de poner atención” de un servidor.
    Saludos.

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