A lo largo es fastidioso, ¿sabes? ¿Qué estamos haciendo: viviendo o sobrevivir?

Pasamos día tras día atacados por bombardeos masivos de comerciales, anuncios, enormes espectaculares coloridos, noticias trágicas, música hueca en la radio, modas, redes sociales, influencers, cine carente de mensaje, fotografías sin una pizca de genuinidad, sonrisas falsas, vidas falsas; nos dicen qué oler, qué sentir, qué observar, qué saborear, qué escuchar.

Existen demasiados medios de comunicación, tal vez los ocupemos todos o algunos cuantos, pero, qué hay de la comunicación con nosotros mismos.

No existe un tutorial en YouTube, un grupo de WhatsApp, alguna idea en Pinterest, que nos hagan conectar con lo profundo de nuestro ser.

Los filtros de PicsArt jamás serán suficientes para tapar nuestras inseguridades reales e Instagram y Facebook son aún más fríos, no llenan de vacíos, nunca serán capaces de mostrarte tu verdadero valor, ¿sabes por qué? Porque los likes siempre son insuficientes, cualquier estímulo externo te hace olvidar tus ganas de llorar y apaga tu inspiración, te hace evadir tus profundos miedos y distraerte de lo que realmente quieres o de lo que no quieres. Deja de tragarte tus nudos de garganta con agua y admite que el verdadero conflicto habita en ti.

Solemos buscarle un sentido a nuestra vida en el palacio más lejano, en el infinito y más allá, en el exterior de nuestro mundo, incluso debajo de las piedras, pero adivina qué: el mapa está en nuestro corazón, ahí está la brújula, ahí están nuestras emociones, aunque por miedo las silenciemos.

¿Acaso no estás cansadx de sentirte miserable, insuficiente, porque no logras llenar las expectativas de nada ni de nadie, porque no sabes disfrutar la soledad, la aborreces porque tu ansiedad es gigantesca, reproduces cualquier ruido o haces cualquier otra cosa porque las voces en tu cabeza que son tus voces propias no se callan? En tu mente permanece un “tick-tack” recordándote que no has logrado nada y que el tiempo nunca se detendrá. Aumenta cada vez más la frustración porque llevas cargando una mochila llena de piedras; quieres gritar, patalear, escupir, golpear, luchar por estar mejor, pero no tienes ni idea de cómo hacerlo, porque eso no se enseña, no te lo enseñan, se descubre.

La salud mental no es un privilegio y mucho menos una moda, es una obligación y necesidad, que el exterior nos está arrebatando cruelmente y que estamos permitiendo. La salud mental es el pilar fundamental para estar en armonía y en paz con nosotros mismos y, por ende, con la sociedad, es vital fomentarla en las personas desde que son niños.

Basta de encerrar lo que sentimos en un baúl, protegido por alambre de púas, vidrios rotos y dos perros pitbull a los costados. ¡Esto nos hace daño! Perturba nuestra paz, no permitamos que nada ni nadie altere nuestra estabilidad emocional. No es fácil, nunca lo será, nos llevará tiempo, lágrimas, indecisión, confusión, pero si empezamos desde ahora experimentaremos el amor propio auténtico.

Sueñas con la famosa relación “seria y estable”, pero ni siquiera la tienes contigo mismx, ni siquiera sabes lo que es amor propio y estabilidad emocional.

El amor propio no es inalcanzable, como nos han hecho creer, la clave está en poner atención en lo que sentimos, observar en nuestro interior, sin juzgar, solo comprender, entender el por qué y no quedarnos con los brazos cruzados.

Existen billones de distracciones que nos dicen y seguirán diciendo cómo amar, cómo reír, cómo expresarnos, qué sentir, qué soñar, en quién creer, incluso cómo bailar. ¡No! ¡Di “no”! Tienes la capacidad y obligación de buscar y obtener aquella salud mental y amor propio que requieres, no se lo dejes al exterior, responsabilízate de lo que te pertenece por derecho divino.

No vendrá un príncipe azul, ni una princesa con magia a salvarte de ti mismx. Y este no es ningún discurso motivacional, es la realidad.