Nuestra comunidad universitaria es muy amplia, conozcámonos más.
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Graciela López / Cuartoscuro.com
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Luan Daniel Alejandro Toledo Ruiz

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 7

Un joven trans, indígena y bisexual, que no se limita en cuanto a expresarse, soy convicto de mi postura política y activista.

La importancia de nombrarnos transgénero

Número 3 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2021

Como estudiante de la UNAM, como persona transgénero, siempre he creído que erradicando cada opresión logaremos ser libres

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Luan Daniel Alejandro Toledo Ruiz

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 7

Eres válide/válida/válido y eres una persona apreciada. ¡Gracias por ser tu yo auténtico!

Como estudiante de la UNAM, como persona transgénero, siempre he creído que erradicando cada opresión lograremos ser libres; por lo mismo fundo mis ideales en la anarquía y decido ser activista, lucho por reconocer la diversidad sexo-genérica tanto en mi escuela como en mi vida diaria, hay algo más allá del binarismo, de los estereotipos y de las imposiciones cis-hetero patriarcales. Las identidades trans, binarias o no binarias no son algo nuevo, han estado presentes a lo largo de la historia, pero han sido reprimidas a partir del colonialismo. Existen, resisten y luchan ´por el derecho a ser nombradas. Hay quienes consideran que las identidades no binarias son una «moda» o una «etapa» ante el desconocimiento de que hay otras posibilidades de nombrarnos de formas distintas y que nos hacen sentir más cómodes, identificades y reconocides.

Las existencias son más plurales, el género y el sexo son una invención colonial, un constructo social, el todes no es algo nuevo. El sexo es un constructo social y verlo de manera binaria solo contribuye a que la imposición del género sea mucho más sencilla, no cabe duda de que este se basa de algo tangible como la genitalidad, pero esto no quiere decir que la forma en la que lo dividimos (hembra, macho), no sea algo asignado por nuestra sociedad; tiene una unidad artificial basada en elementos anatómicos (funciones biológicas, genitalidad, cromosomas, etc.) que agrupa en dos vertientes ciertas características fisiológicas y el género basado en normas y obligaciones acordé al sexo genital. El sexo no es binario, ya que puede ser génico, cromosómico, carotípido, gonadal, ductal, etc.

Definir el sexo solo como masculino o femenino solo entra en los caracteres sexuales secundarios y este último es el más utilizado y difundido porque verlo todo como masculino y femenino hace mucho más sencilla la imposición de género, si reforzamos esta idea de que el sexo solo es ser hembra o macho, reforzamos las agrupaciones a las cuales se les impone género. Cuando hablamos de ´todes´ no solo hablamos de quitar la imposición androcentrista que ha regido en el lenguaje al incluir solo a los hombres en el masculino genérico, estamos hablando de personas no binarias, de personas cisgénero (que se identifican con el género asignado al nacer) identificadas con pronombres neutros, estamos luchando por la importancia de ser nombradxs, de que nuestra identidad sea reconocida.

Recalco que ser trans no es ponerte falda, maquillaje o tacones, no es usar ropa de “hombre”, gorras o querer probar el privilegio masculino, no es volverte andrógino, pues nuestra identidad, sea cual sea, afectan nuestra estadía dentro de este sistema, ya que, aparte de forjarse de manera individual y personal, y, mayoritariamente por vivencias, experiencias y deseos tanto colectivos como individuales, nuestra identidad y LO QUE SOMOS no es un sentimiento, pues incluso siendo personas disidentes con privilegios, hay opresiones que siguen afectándonos, que se siguen materializando por la existencia de estructuras que proporcionan dominación de ciertos grupos sociales sobre nosotrxs, pues así como se materializa el privilegio de las personas cis, así mismo se materializa la segregación, opresión, discriminación, marginación y desprecio hacia las personas que no están dentro de aquellas dicotomías y estructuras creadas por la élite dominante.

Las personas no binarias podemos ser de cualquier raza, sexualidad, nacionalidad, origen, etc. El hecho de que una persona experimente el género de manera diferente no significa que está no sea válida. El hecho de que una persona tenga un pasado diferente no significa que no sea válida. Las personas no binarias no eligen ser no binarias, o “piensan” que lo son. Sabemos que lo somos. Cualquiera dentro de la comunidad y de la sociedad debería entender eso.

El hecho de que las empresas y el capital aprovechen que se nos oprime y obliga a cumplir con ciertas características para que la sociedad valide nuestra identidad, no significa que nosotrxs reforcemos las ideas y los estereotipos de género, los cuales, no todos son creados y sostenidos por el mismo género, pues intervienen otros factores y estructuras como el capitalismo, la cultura, la política, la religión, la sociedad y la imposición.

Por otro lado, esto también se trata de cuestionar y de reflexionar sobre lo que el lenguaje y sus normas significan y representan en nuestra sociedad. El lenguaje es un fenómeno cultural vivo y en constante evolución. Su estructura, usos y normas son producto de procesos históricos que consiguen modificarlo y darle identidad. La lengua es, en tal sentido, esencialmente democrática, en tanto son las mayorías las que la crean y transforman. Por ello, en la medida en que es el reflejo de una realidad social, nuestro lenguaje es necesariamente sexista. En un mundo que históricamente ha discriminado a las mujeres e invisibilizado otras identidades como las no binarias, el lenguaje no hace sino reproducir los estereotipos, sesgos y prejuicios que imperan en las relaciones de género.

El lenguaje forma parte del entramado social profundamente arraigado, en el que las mujeres y las personas con diversidad sexo-genérica siguen teniendo un estatus de inferioridad. Por ello, frente al uso del ´todes´ no tiene sentido invocar las reglas de corrección del lenguaje. Tales reglas se limitan a reconocer los usos del lenguaje dominante, de un lenguaje que se crea todos los días. Lo cierto es que el “todes”, “el pronombre: elle”, el lenguaje incluyente, no pretenden ser correcto. Todo lo contrario, pretenden cambiar la realidad, desafiarla y transformarla. No hay que ser prescriptivistas, el lenguaje es algo vivo y cambiante, el lenguaje lo hacen lxs hablantes, no las instituciones.

Si bien, puede resultar difícil entenderlo, no cuesta nada respetarlo, no son nuestras diferencias las que nos dividen, sino la incapacidad de aceptar esas diferencias. Respetar pronombres e identidades salva vidas, si usar una “e” puede ayudar a que alguien se sienta mejor, hazlo. Invito a la comunidad UNAM, tanto profesorxs, como compañerxs, a las personas en general a difundir amor, no odio, a ser más humanos, más empáticxs, todxs necesitamos ser nombradxs, amadxs, respetadxs, la revolución empieza en unx mismx, pequeñas acciones generan grandes cambios y la existencia de todes/todas y todos es importante. Tu propia existencia es importante.

Dato extra:

Existimos colectivos que siempre estaremos dispuestos a ayudar, ejemplo de ello son los colectivos que formamos todxs como: @resistencianobinarix, @transinfancia, @holaamigue. @bakata territorio anarkomarika, @transvoices.

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