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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
Erick Sánchez García / FES Acatlán
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Karen Antúnez

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Fotógrafa en formación . Feminista en proceso de deconstrucción y amante de las películas.

La 4T y la lucha feminista

Número 13 / ABRIL - JUNIO 2024

Logros alcanzados y promesas incumplidas del gobierno actual

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Karen Antúnez

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Los movimientos sociales han transformado a la humanidad, pero las mujeres han sido relegadas a roles secundarios por la sociedad patriarcal sin ser reconocidas como protagonistas. Como respuesta a estas estructuras nace el feminismo, buscando visibilizar y abordar las problemáticas que enfrentan las mujeres día a día. 

En México, el movimiento feminista tomó fuerza en los años 60 con educadoras de clase media luchando por el voto y la educación; sin embargo, su relevancia creció a finales del siglo XX y principios del XXI debido a las desigualdades sociales. 

El mayor desafío del feminismo es que la sociedad comprenda su significado y alcance, debido a la desinformación y la confusión generada por los medios y la política. México enfrenta dificultades en el tema del feminismo, evidenciadas por la indiferencia de las autoridades y la población hacia problemas como el feminicidio, el acoso sexual y la disparidad de oportunidades laborales, por esto, hoy en día las mujeres salen a exigir justicia ante la impunidad. 

Históricamente, ha existido una indiferencia notable en los temas de materia de género, pues gobiernos anteriores (PRI y PAN) no profundizaron en estas problemáticas, ya que no las consideraban importantes. Hoy por hoy cabe preguntarse: ¿qué está haciendo el gobierno actual?, ¿existen propuestas para mejorar las condiciones de las mujeres?, ¿la agenda política tiene perspectiva de género?, ¿qué la diferencia de otros gobiernos? 

Durante su candidatura presidencial del 2018, Andrés Manuel López Obrador dio a conocer al pueblo mexicano su postura ante temas de gran importancia a través de diversos discursos. Entre ellos destacó el papel del feminismo, la perspectiva de género y la violencia de género, a raíz del incremento de violencia contra la mujer que reportó el INEGI en el 2016, enunciando que estos temas se iban a tratar como asuntos esenciales y primordiales en su agenda política. Distintos medios de comunicación cubrieron los comentarios del candidato presidencial respecto de la urgencia de combatir la violencia de género y la necesidad de integrar una perspectiva de género en la agenda política, enfatizando la preocupación de la Cuarta Transformación por dichas problemáticas; sin embargo, poco se habló de las propuestas puntuales en materia de género que ofrecía AMLO. 

El único documento publicado con propuestas puntuales, fue el llamado Femsplaining, cuya intención fue iniciar el diálogo en el tema; en él se presentan propuestas para atender las problemáticas que atraviesa el país y se plantean siete ejes fundamentales: educación y cultura, independencia económica e inclusión laboral, acoso y violencia, feminización de la pobreza, salud reproductiva, violencia y acceso a la justicia, y administración pública con perspectiva de género. 

La feminización de la pobreza, tenía como finalidad crear programas de atención y cuidados gestionados por mujeres con una remuneración justa, en consecuencia se podrían abrir guarderías e instancias infantiles que ayudarían a que las mujeres pudieran ser incorporadas en la estructura laboral de SEDESOL. En cuanto a la salud reproductiva, el objetivo principal era la cobertura universal en servicios médicos –desde consultas, hasta hospitalización y tratamiento–, además de erradicar la violencia obstétrica. Por otro lado, en el tema de educación, se prometió otorgar becas monetarias a las estudiantes y brindarles oportunidades laborales a 2 millones de jóvenes egresadas de la universidad. 

De igual modo, AMLO puntualizó explícitamente que en su proyecto de gobierno daría prioridad a las mujeres del sector vulnerable –madres solteras, estudiantes, mujeres de origen indígena, entre otras– con la finalidad de proporcionar visibilidad a las problemáticas de género, fomentadas por el machismo y misoginia que permean en la sociedad mexicana. Tomando en cuenta lo anterior, es fundamental considerar que desde el inicio de la campaña de López Obrador, el feminismo, la perspectiva de género y la violencia hacia la mujer, fueron ejes centrales de su proyecto, además de que el candidato se posicionó a favor de la lucha feminista y dijo que abogaría por los derechos y peticiones de las mujeres por ser considerado un tema de profundo interés, pero, ¿qué pasó cuando la 4T llegó a la presidencia? 

Durante el periodo de campañas, la mayoría de las propuestas descritas en el Femsplaining se enfocaban en conseguir la igualdad material por encima de una igualdad sustantiva, ¿a qué se refiere esto? En este documento existen pocas propuestas que permitan transformar las condiciones estructurales, las cuales determinan la desigualdad en el acceso a los derechos de las mujeres, en otras palabras, abordar el problema desde el origen y no de manera superficial. 

El enfoque principal del documento abordó la gestión y creación de programas sociales, aumentos salariales, la construcción de centros productivos en zonas urbanas marginadas y la apertura de más guarderías y estancias infantiles, pero no incorporó estrategias de inclusión que abordaran el problema de la desigualdad entre hombres y mujeres. Un ejemplo de ello es la crianza compartida, las licencias de paternidad extensas o el diseño de programas de construcción de nuevas masculinidades para la reducción y prevención de la violencia de género. Además de sumarle una vista interseccional de distintas condiciones que implican desigualdades estructurales: el color de piel, la orientación sexual, la identidad sexo-genérica, por mencionar algunas. 

Tras ganar la contienda presidencial, la población no tardó en demostrar su apoyo y entusiasmo hacia la 4T, una administración que apostaba por la transformación social, pero que con el transcurso del tiempo demostró todo lo contrario en materia de género al reflejar el poco “tacto” en su discurso hacia y para las mujeres. La administración de la 4T, en más de una ocasión, ha asegurado que su gobierno ha visto una reducción en la violencia feminicida, sin embargo, las cifras muestran un panorama de riesgo para las mujeres, ya que tan solo de enero 2019 a junio de 2023, el Banco Nacional de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres (Banavim) tiene registro de 1 201 937 casos de violencia. 

Por otra parte, es importante considerar que del total de mujeres víctimas de violencia, el 82% manifestaron haber experimentado violencia psicológica, en su mayoría, en el ámbito familiar. Además, se cuenta con información sobre distintos tipos de violencia. Por ejemplo, en el rubro de la violencia física, se registraron 516 296 casos; en cuanto a la violencia económica, se reportaron más de 300 000; y en relación con la violencia sexual, se documentaron 132 946. 

Frente al creciente número de feminicidios y homicidios de mujeres –que alcanzan un promedio de 10 casos por día–, las desapariciones y las diversas formas de violencia machista, generaron un gran descontento e indignación entre las mujeres y grupos feministas, por lo que en diversas ocasiones han salido a las calles a denunciar la falta de atención de las autoridades y lograr que este tema ocupe un lugar prioritario en la agenda mediática. 

Sin embargo, en respuesta a las manifestaciones, el presidente ha mostrado abierta y continuamente que, en su visión, estar en desacuerdo con él es estar en su contra y de su movimiento político. “Hay que ver qué es lo que está detrás, porque hace unos dos años, cuando empezó el movimiento feminista, muchas mujeres participaron, pero se empezaron a dar cuenta de que se habían convertido en feministas conservadoras solo para afectarnos a nosotros, solo con ese propósito”, dijo López Obrador. De esta forma, el mandatario federal ha aprovechado diversas ocasiones para poner en duda la autenticidad del movimiento feminista, sugiriendo que detrás de las marchas de miles de mujeres que pedían seguridad y justicia, había intereses de índole político. 

El presidente ha expresado su descontento ante las acusaciones de violencia de género, señalando que sus comentarios han sido mal interpretados y utilizados en su contra. Calificó estas acusaciones como un exceso y ha cuestionado si todas las críticas dirigidas hacia él no constituyen también violencia de género, todo esto derivado de la confrontación con Xóchitl Gálvez y la llegada de Norma Piña a la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 

Los tropiezos en materia de género no sólo provienen del mandatario federal. Lamentablemente, funcionarios de su gobierno han hecho comentarios que fomentan la violencia de género. Un ejemplo de ello se dio en el foro de mujeres en agosto de 2023, donde la directora del Instituto Nacional de Mujeres (Inmujeres), Nadine Gasman, generó controversia al pedir a las mujeres que participan en política “aguantar vara”, sus palabras fueron interpretadas como una minimización de la violencia de género en la política. A unos meses de terminar su sexenio, el mandatario federal y funcionarios han causado polémica por sus declaraciones en torno al movimiento feminista, dejando claro que todo lo que prometió durante su cadidatura a la presidencia, sería sólo un discurso más. 

La indignación ha llegado cada vez más lejos, pues las mujeres están hartas de vivir en un país indolente y frívolo frente a la tragedia. Por esta razón, las manifestantes han realizado diferentes formas de denuncia, desde performance artísticos, tomas de espacios, tendederos de denuncia, escraches, marchas, hasta la iconoclasia (destrucción de símbolos o monumentos con fines políticos o ideológicos). El movimiento feminista ha logrado plantarle la cara al presidente y no dejarse engañar con discursos banales; en consecuencia, su respuesta a las protestas y peticiones a favor de la justicia de las víctimas de violencia género, ha sido negativa, reflejando una creciente animadversión, burla y desprecio en contra de la problemática que envuelve a miles de ciudadanas. Por este motivo, es fundamental hablar de una toma de conciencia de género por parte de la población y autoridades, ya que el papel de la mujer durante años ha sido objeto de opresión, burla, denigración y violencia. El gobierno de la 4T no ha sido el único en fallarle a las mujeres, pues antes de su llegada, ningún otro partido político se había tomado el tiempo de hablar sobre las necesidades que atraviesan las mujeres en diferentes aspectos de la vida cotidiana. Sin embargo, no basta con prometer a la población que las cosas van a cambiar, es necesario que las autoridades muestren un verdadero interés en las problemáticas de género y promuevan cambios sustanciales en la nación. 

A unos meses de iniciar la contienda por la presidencia, la población no debe olvidarse de que las propuestas no se queden en palabras, sino que se conviertan en acciones, independientemente del partido que las proponga, debemos exigir que la lucha por la mujer no solo se trate de un beneficio a favor de las o los candidatos para sus partidos políticos.