Lo que está pasando, tendencias y recomendaciones para ti.
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Ana Acevedo / Facultad de Estudios Superiores Aragón
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José Gerónimo

Facultad de Estudios Superiores Aragón

Soy estudiante de Comunicación y Periodismo, además de atleta de Flag en la FES Aragón. Mi vida es una emocionante combinación de historias, música y deporte. Cuando no estoy inmerso en mis estudios o entrenando, me encanta capturar momentos únicos a través de mi cámara. El cine y la música son mis grandes pasiones. Mi misión es contar nuevas historias cada día, informando e inspirando con creatividad y pasión a aquellos que me lean.

Justicia para Berenice y Miguel

Actualidad

Opinión

¿Qué lecciones nos deja lo ocurrido en el AXE Ceremonia?

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José Gerónimo

Facultad de Estudios Superiores Aragón

“Soy como el aire que revienta contra el mar

y va gritando contra el viento

rompiendo todos los esquemas de mi piel,

una explosión de euforia y libertad”

Libertad, Nil Moliner

 

La tarde del sábado 5 de abril, alrededor de las 18:00 horas, una estructura de metal se desplomó sobre dos fotorreporteros, Berenice Rivera y Miguel Rojas, mientras era manipulada por una grúa en las inmediaciones del Parque Bicentenario, durante el evento AXE Ceremonia. El accidente dejó a ambos reporteros gravemente heridos y varios testigos afirmaron que las lesiones provocaron que ambos lamentablemente perdieran la vida en el lugar.

Según las primeras versiones de los hechos, la organización del festival decidió continuar con el programa del día sábado hasta su conclusión, a pesar de lo sucedido. Para evitar que se divulgara la información, se tomó la medida de acordonar la zona del incidente, mientras se intimidaba y amenazaba a cualquiera que intentara acercarse. Incluso algunos periodistas que intentaron cubrir la situación fueron expulsados de las inmediaciones del festival, lo que generó un ambiente de tensión y secretismo.

Hasta el momento, no se ha presentado una versión oficial de los hechos, especialmente una que permita esclarecer el lugar y el momento en que los compañeros periodistas perdieron la vida. A través de sus canales oficiales, los organizadores del evento informaron sobre un accidente, asegurando que se habían seguido todos los protocolos necesarios para que los afectados recibieran atención médica. 

Esta versión se complementa con la información proporcionada en la tarjeta informativa compartida por la cuenta oficial del IMSS en X, donde se señala que los fotógrafos fueron trasladados al Hospital General “Dr. Rubén Leñero”, lugar al que llegaron sin signos vitales.

Aunque todo esto contrasta con la cantidad de videos y reportes anónimos que han circulado a lo largo de las redes sociales en los últimos días, incluso las familias de ambos han declarado a diferentes medios de comunicación que fueron notificados varias horas después de los hechos y que no hay claridad en los reportes que han recibido. La principal preocupación de los familiares es entender por qué el espectáculo no se detuvo y qué fue lo que ocurrió durante ese lapso de tiempo.

Fue hasta la madrugada del domingo 6 de abril cuando funcionarios y autoridades de la alcaldía Miguel Hidalgo se presentaron en las inmediaciones del Parque Bicentenario. Ahí procedieron a colocar los sellos de clausura, poniendo fin de manera definitiva al evento que se llevaba a cabo. Además, iniciaron las diligencias periciales correspondientes para investigar y esclarecer los hechos relacionados.

Lo único que parece claro es que esta tragedia fue consecuencia de la negligencia de los organizadores del evento y de la empresa responsable de su producción. Esto no fue un accidente fortuito, sino un acto de irresponsabilidad que cobró la vida de dos personas: amigos, hermanos, hijos, que compartían el sueño de formar parte de un medio de comunicación que les permitiera unir su pasión por la música y la fotografía.

Si lo que se ha revelado hasta ahora resulta ser cierto, y el festival intentó ocultar los cuerpos de manera indolente para continuar con el espectáculo y seguir generando ingresos, estaríamos ante un acto inhumano que refleja cómo, para ciertas industrias y personas con poder, el dinero está por encima de la vida, dejando en evidencia la falta de empatía y respeto por la dignidad humana.

 

Flashes que iluminan en la oscuridad

Como una forma de mostrar solidaridad y demandar  justicia por Bere y Miguel, varias personas, fotógrafos, periodistas, reporteros y gente de la industria de la música se reunieron afuera de Parque Bicentenario para compartir no sólo lo que vieron, también para recordar y honrar la memoria de los colegas. En un acto simbólico los asistentes iluminaron la noche con el flash de sus cámaras.   

El pasado lunes 7 de abril, las autoridades de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, en particular la jefatura de la carrera de Comunicación y Periodismo, rindieron homenaje a quienes alguna vez fueron alumnos de esta facultad. Con la voz entrecortada, el licenciado Edgar Lara destacó la excepcional labor que desempeñaron como periodistas y estudiantes, apasionados y comprometidos. Más tarde ese mismo día, la comunidad universitaria de dicha carrera organizó otro homenaje, resaltando el vacío que dejaron en los salones, pasillos y vidas de quienes les conocieron. En este emotivo momento, gran parte de los estudiantes se unieron para expresar su sentir y hacer un llamado a la solidaridad del gremio en los medios de comunicación, reclamando que lo ocurrido se transforme en un precedente hacia mejores condiciones laborales para todos los periodistas.

 

Entre el disfrute y el peligro: fallas en la seguridad de festivales

El fallecimiento de Berenice y Miguel traslada la atención hacia temas fundamentales que suelen pasar desapercibidos hasta que enfrentamos un desastre de tal magnitud. Más allá de la pérdida irreparable de vidas, este accidente nos obliga a cuestionar cómo se gestiona la seguridad en eventos masivos, no es la primera vez que suceden este tipo de hechos. En 2017 el mismo Ceremonia tuvo que ser cancelado por el desplome de uno de los escenarios.

Ese mismo año durante el festival BPM en Playa del Carmen un hombre disparó contra los asistentes, provocando la muerte de 15 personas. Lo que se suma al fallecimiento de un hombre por sobredosis durante el festival Bahidorá, aunque medios como Animal Político confirmaron que la necropsia no mostró la presencia de ninguna sustancia. El caso más reciente ocurrió durante el Festival Cultural Nezahualcóyotl Texcoco 2023, una estampida dejó una persona muerta y al menos 22 heridos después de un portazo para entrar al área de conciertos.

Existe una constante en estos acontecimientos: los festivales y eventos masivos suelen no cumplir con los requisitos necesarios para garantizar la seguridad y el bienestar de los asistentes. Estas personas, que simplemente buscan disfrutar, pasar un buen momento y llevarse un recuerdo agradable, ahora deben estar en alerta para mantenerse a salvo. Es fundamental exigir mayor seguridad en este tipo de eventos, además de otras medidas como la implementación de precios justos, una respuesta eficaz de los servicios de emergencia: ambulancias, paramédicos y equipo de seguridad. 

Lo ocurrido a estos artistas del lente pudo haberle sucedido a cualquiera dentro del recinto, y resulta inaceptable permitir que una tragedia similar vuelva a ocurrir. La vida de cada persona tiene un valor incalculable, independientemente de su profesión. Este hecho, sin embargo, también ha desatado un debate sobre la instrumentalización de la tragedia. 

 

Un gremio que exige dignidad

Diversas figuras del ámbito de la comunicación han enfatizado que en México los periodistas enfrentan riesgos constantes, y muchas veces pierden la vida simplemente por ejercer su labor, una realidad que no está en discusión y merece atención urgente. Según la organización independiente Artículo 19, desde el año 2000 a la fecha se han registrado 171 asesinatos de periodistas en México, la mayoría de esas muertes posiblemente relacionadas al ejercicio de su profesión. 

Vivimos en un país donde el ataque hacía la verdad es constante y la labor periodística es cada vez más difícil, pero hay que aclarar que la pérdida de Berenice y Miguel no fue por el hecho de ser periodista, como ya se dijo  muchas veces, fue por culpa de una irresponsabilidad que pudo afectar a cualquiera.

No es que minimicemos la situación que viven los periodistas, todo lo contrario, la exigencia sigue siendo la misma, garantizar una mayor seguridad para el ejercicio de esta labor tan necesaria para la sociedad y procurar que se cumpla un derecho tan elemental como lo es vivir, sin importar la profesión. Simplemente, en este momento, se debe prestar más atención a las condiciones laborales en las que muchos medios de comunicación tienen a sus empleados.

Sin importar si son camarógrafos, reporteros, fotógrafos, editores o desempeñan cualquier otra labor en el ámbito periodístico, muchos profesionales no sólo lidian con actos de violencia, también deben hacer frente a desafíos como los bajos salarios, la falta de prestaciones y seguridad social, así como condiciones laborales precarias, muchos incluso tienen que trabajar financiando su propio equipo y asumiendo el costo de viáticos.

Mr. Indie, medio para el que Berenice y Miguel colaboraban, es un claro ejemplo de cómo muchas empresas de difusión y prensa ofrecen trabajos con condiciones precarias. Estas organizaciones, en lugar de brindar pagos justos, suelen ofrecer acreditaciones y experiencia como forma de pago, dejando a los colaboradores sin ninguna remuneración económica. Esta realidad afecta tanto a quienes laboran en medios independientes como a quienes están en los más grandes conglomerados de comunicación, perpetuando una cultura que minimiza la importancia de un trabajo digno.

No importa el tamaño ni el alcance de la empresa: el llamado por condiciones laborales dignas debe ser universal. Es fundamental que exista un verdadero respaldo por parte de las empresas hacia sus empleados y colaboradores, garantizando el cumplimiento de derechos básicos. Como gremio, debemos unir nuestras voces y esfuerzos para cambiar esta situación, construyendo un futuro más justo para los futuros periodistas que honre la memoria y dedicación de compañeros.

 

¿Qué clase de periodismo creamos y consumimos?

Lo ocurrido tras la muerte de Berenice y Miguel nos lleva a una última reflexión. Sin duda la más profunda de todas. En medio del dolor y la tragedia, algunos medios parecieron olvidar que detrás de la noticia había personas con historias y familias en duelo. En su afán de informar, se perdió la empatía y se deshumanizó a quienes merecen ser recordados con respeto y dignidad.

Los medios de comunicación se han vuelto insensibles; en su búsqueda de cumplir con uno de los principios fundamentales del periodismo, proporcionar información veraz y oportuna, algunos medios han confundido  “oportuna” con “oportunista”. 

La primera se efectúa desde la sensibilidad, el respeto por la situación y la solidaridad con quienes están pasando por un momento difícil y la segunda es una manera en la que muchos “colegas” –porque no se puede llamar así a quienes practican la rapiña emocional– han hecho de la información una mercancía, una moneda de cambio que buscan capitalizar a costa del dolor de otros.

Pero es algo que va más profundo, que incluso llega hasta las aulas, y es preocupante ver a compañeros de los primeros semestres de Comunicación y Periodismo, acercándose al homenaje con las cámaras de sus teléfonos por delante, sólo para “capturar la historia”, marchándose inmediatamente después de tener su video o foto, sin detenerse a reflexionar. 

 

Nadie debe morir haciendo lo que ama 

Desde esta trinchera nos unimos para honrar la memoria de Berenice Giles Rivera y Miguel Ángel Rojas Hernández, quienes dejaron una marca imborrable en la vida de muchas personas. Nos unimos en solidaridad con la familia de ambos y les expresamos nuestras condolencias. 

Miguel Ángel Rojas Hernández fue mucho más que un compañero de generación, faltaba cerca de un mes para que se graduara; era  un joven que inspiraba con su humildad y empatía. Su círculo de amigos era bastante cerrado, pero aquellos que tuvieron la fortuna de estar cerca de él conocieron a alguien genuino, amable y confiable, que nunca trató mal a nadie. Su pasión por la fotografía era tan auténtica que se sentía en cada imagen que capturaba.

A Citlalli Berenice Giles Rivera no tuve el placer de conocerla, pero no cabe duda de que fue un ejemplo a seguir para muchos de sus compañeros, una chica que en su afán de prepararse como una gran profesional cursó un semestre en Francia. Incluso ese fatídico día sábado 5 de abril, había culminado un diplomado para obtener su título profesional, pero leal a su profesión decidió pedir permiso para ausentarse y cubrir el evento.

Que su pérdida no se quede sólo en el recuerdo de una negligencia, y que inspire a un cambio profundo desde las aulas, hasta las redacciones y el gremio tanto de la comunicación como de los espectáculos. Como periodistas y sociedad, nos toca anteponer el respeto y la empatía sobre cualquier noticia; entender que detrás de cada titular hay personas, sentimientos y emociones que debemos respetar.

Es momento de honrar el legado de estos chicos, no sólo con palabras, sino con acciones que generan una transformación real en nuestra manera de informar, de conectar con otros. Que su pasión por la música y la fotografía y la ética con la que siempre desempeñaron su labor, nos guíen a construir nuevas maneras de hacer las cosas, donde el bienestar y la vida humana sean prioridad.

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