Como oyente de estos géneros musicales, si considero que son una apología, debido al contexto o historia que hay de tras de la letra, la forma en que se relatan encarece las acciones, sin embargo, desde mi postura como mujer y gracias a la información que tengo a mi alcance, tengo la posibilidad de diferenciar o bien de comprender que solamente es una canción y para una persona que va más haya de solo escucharla, el investigar ayuda para que nos demos cuenta de que estas expresiones son inadecuadas y en la mayoría de los casos denigran a la mujer y promueven la violencia; para oyentes más pequeños (niños) sin alguien que les muestre que esto está mal, si genera una ideología errónea sobre lo que es posible en nuestra sociedad o los límites que deberían tener.
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Los primeros corridos en México se realizaron en la época de la Revolución Mexicana (1910), en sus letras se narraba el contexto bélico que vivía el país. Por otra parte, el periódico El Universal (2022) menciona que el primer narcocorrido (ya como tal) es el de El Pablote publicado en 1931, el cual narra la historia de Juan Pablo González “El Rey de la Morfina”. Los autores del corrido, José Rosales y Norberto González observaron un contexto y lo plasmaron en sus letras.
Con abismales diferencias tecnológicas, culturales y sociales, noventa años después sucede algo similar. Cantantes y autores que han visto o vivido en determinado contexto escriben sobre ello y han logrado tener un gran éxito. El notorio éxito puede deberse a que los mismos medios de comunicación han promovido la narco cultura.
No se puede negar, que el corrido (tanto el narco como otros) son parte de la tradición oral y musical de México, y a día de hoy reflejan parte de la cultura del país.
Sin embargo, muchas letras de corridos hacen alusión a prácticas violentas ya que como decíamos, lo que escriben en esas letras es reflejo del contexto y desafortunadamente vivimos en un México violento. Con ello no quiero decir que este mal que los jóvenes o que la población en general escuchen narcocorridos. Eso lo dejo a criterio propio ya que a final de cuentas lo que cada quien oiga es parte de su elección personal, la cual debe ser libre.
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Como oyente de estos géneros musicales, si considero que son una apología, debido al contexto o historia que hay de tras de la letra, la forma en que se relatan encarece las acciones, sin embargo, desde mi postura como mujer y gracias a la información que tengo a mi alcance, tengo la posibilidad de diferenciar o bien de comprender que solamente es una canción y para una persona que va más haya de solo escucharla, el investigar ayuda para que nos demos cuenta de que estas expresiones son inadecuadas y en la mayoría de los casos denigran a la mujer y promueven la violencia; para oyentes más pequeños (niños) sin alguien que les muestre que esto está mal, si genera una ideología errónea sobre lo que es posible en nuestra sociedad o los límites que deberían tener.
Los primeros corridos en México se realizaron en la época de la Revolución Mexicana (1910), en sus letras se narraba el contexto bélico que vivía el país. Por otra parte, el periódico El Universal (2022) menciona que el primer narcocorrido (ya como tal) es el de El Pablote publicado en 1931, el cual narra la historia de Juan Pablo González “El Rey de la Morfina”. Los autores del corrido, José Rosales y Norberto González observaron un contexto y lo plasmaron en sus letras.
Con abismales diferencias tecnológicas, culturales y sociales, noventa años después sucede algo similar. Cantantes y autores que han visto o vivido en determinado contexto escriben sobre ello y han logrado tener un gran éxito. El notorio éxito puede deberse a que los mismos medios de comunicación han promovido la narco cultura.
No se puede negar, que el corrido (tanto el narco como otros) son parte de la tradición oral y musical de México, y a día de hoy reflejan parte de la cultura del país.
Sin embargo, muchas letras de corridos hacen alusión a prácticas violentas ya que como decíamos, lo que escriben en esas letras es reflejo del contexto y desafortunadamente vivimos en un México violento. Con ello no quiero decir que este mal que los jóvenes o que la población en general escuchen narcocorridos. Eso lo dejo a criterio propio ya que a final de cuentas lo que cada quien oiga es parte de su elección personal, la cual debe ser libre.