Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente
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Al pensar en la mente me parece imposible no pensar en la infinidad de elementos que la conforman, de fenómenos que se producen y acontecen dentro de la misma y cuán complicada y simple parece ser su comprensión. Honestamente me asombra el universo con el que nos vemos inmersos constantemente y que es la herramienta vital para también afrontar el universo de nuestra realidad.
Sin duda alguna, es totalmente comprensible que la mente, al ser tan compleja, nos parezca tan complicada por manejar, controlar o simplemente convivir con ella, aún más cuando los eventos que nos rodean parecen no tener ningún tipo de control o coherencia; sin embargo, siempre me ha parecido importante también tomar en cuenta la parte “bella” del caos que afrontamos, tanto en nuestro ambiente como en nuestra propia cabeza; y es que realmente sé que cada persona se encuentra acompañada de una chispa interna que explota continuamente al simplemente sentir o pensar, no necesariamente emociones del todo positivas, también se vale llorar por tristeza, pero espero que las lágrimas sean las suficientes para regar nuestro corazón y mente para crecer, así cómo crecen las plantas.
Por otra parte, la salud mental llega cuando pareces tener todo lo contrario, cuando lo ensordecedor del ambiente parece nublar tu vista en todo sentido, me parece que es momento de respirar, de llenarse de comprensión y respeto por uno mismo, como ser vivo y entender que todo sentimiento y pensamiento es válido.
En estos tiempos, donde todo parece ser incierto pero el mundo nos exige tener un plan perfecto y ser un éxito en todo aspecto de la palabra, el hacer las paces con tu mente, aceptar y abrazar el cambio y aceptar que, uno, como ser vivo que existe en constante cambio, no tendrá una forma final ni física ni mental, y existir en paz con ello, es un acto que lejos de ser rebelde, es necesario.
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