Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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Era un sábado, 20 de noviembre del 2010. Estaba en casa junto a mi hermana, agotados por participar en el desfile anual. Mi mamá nos permitió ver la televisión, elegimos el “Canal 5”, en donde comenzaba la transmisión de la película, Barbie: Una aventura de sirenas. Pronto me entretuve con la misma y no por su historia, sino por su mercancía. Mi atención se centró en la representación de la protagonista, Merliah, una estereotípica Barbie de cabello rubio que, al contacto con el agua, revelaba mechones rosas. Y eso no era todo, pues su sudadera también se transformaba en una cola de sirena, y sus accesorios complementaban a la perfección ambos atuendos. Era magia pura a mis ojos. Misma que se desvaneció en cuanto le pedí a mis papá un ejemplar de dicho juguete, pues respondió: “Esas son cosas de niñas y tú no eres una ¿verdad?”.
Y aunque no lo era, conforme crecía, Barbie siguió muy presente en mi vida. Y al conocer la tienda de la señorita Nancy: “El sueño de Barbie: Accesorios y más”. Descubrí que no era el único adulto en amar la franquicia de la muñeca más famosa del mundo.
Nancy Guadalupe es una mujer de 32 años, oriunda de Chalco, Estado de México. Todos los miércoles y domingos por la mañana, llega a montar su puesto en el tianguis del municipio de Amecameca. Allí, entre lonas rosas y mesas blancas, atiende a personas de todas las edades, quienes curiosos, se acercan por la variedad de productos asociados a Barbie que ofrece en su rincón del mercado.
¿Pero cómo llegó Barbie a impactar de esa forma en el público general? Todo comenzó en 1959, cuando Ruth Handler, en un viaje a Europa, conoció a Lilith, un juguete para adultos. Consistía en una réplica en miniatura de una mujer. La visionaria mujer compró un par de estas muñecas y, de regreso a su taller en EE.UU, confeccionó ropa a medida de la misma y le presentó el prototipo a su marido, quien impulsó su idea reduciendo las medidas del juguete para darle un aire más decente. Finalmente anunció al público su muñeca, a la que llamó Barbie en honor a su hija, Bárbara Handler, cuyos juegos inspiraron su creación.
No obstante, dichos ajustes, no fueron suficientes para sus inversores, quienes se escandalizaron ante la muñeca, considerando pecaminoso que las niñas tuvieran que desvestir a la figura, especialmente por sus voluptuosos senos. Pero Ruth se mantuvo firme en su decisión, ella quería que las niñas proyectarán en Barbie sus anhelos y aspiraciones, que soñaran con convertirse en Barbie, cosa que no lograrían si la muñeca no presentaba un cuerpo adulto decente. Su idea probó ser la correcta, pues su debut en la Feria del Juguete de Nueva York fue un éxito inmediato entre las niñas, quienes por fin pudieron dejar de jugar con muñecas de trapo y bebés de porcelana. Barbie se presentó al mundo con un simple traje de baño de una pieza, de color blanco y rayas negras. Llevaba su cabello, rubio y rizado, recogido en un moño y sus ojos azules, se escondían detrás de unas gafas de sol ovaladas de armazón blanco. Ropa y accesorios, se vendían por separado.
La polémica estuvo servida al instante. Los padres se quejaban de las provocativas proporciones de la muñeca. Mismas que fueron tema de conversación durante décadas, específicamente, durante 46 años, durante este tiempo Barbie nunca estuvo alejada de las controversias, la más predominante fue aquella en la que se acusó al producto de inducir a las jóvenes a trastornos alimenticios. Denuncias que no eran infundadas, pues en 1965 se presentó la Barbie Slumber Party. Muñeca que entre sus accesorios presentaba una báscula marcada en los 50 kg y un manual titulado Cómo perder peso. Que al abrirlo rezaba: No comas. Durante la década de los 80, se comprobó que la mercadotecnia asociada a la muñeca realmente impactaba en la autopercepción de las mujeres jóvenes y preadolescentes, llevándolas a padecer anorexia y bulimia. Fue hasta el año 2016 que Mattel finalmente revolucionó su línea de muñecas al agregar y estandarizar nuevos moldes para representar la diversidad de cuerpos femeninos.
Pese a estos tropiezos, nada detuvo a Barbie de convertirse en un éxito, en parte gracias a su increíble campaña de marketing. Pronto se le unieron varias amigas de etnias diversas, hermanas y hasta un novio, Ken, nacido para acallar las críticas a la soltería y el libertinaje que parecía promover la muñeca. Pero, sobre todo, llegaron las profesiones y los oficios, donde Barbie pudo hacer realidad su cometido de inspirar a mujeres y niñas. Se presentó en los 50 como doctora (confrontando el prejuicio de que las mujeres solo podían ser enfermeras), como la primera mujer presidenta de los EE.UU. en los 90 y también fue la primera persona en pisar la luna en los 60. Ejerció como paleontóloga, veterinaria, tenista, futbolista, piloto y azafata, maestra, piloto de fórmula 1, actriz, modelo, militar, policía, granjera, bombero, ecologista, zoóloga … Y la lista se extiende hasta más de ciento cincuenta.
El impacto de Barbie en la cultura popular de occidente fue inigualable, pronto todas las muñecas similares pasaron a considerarse Barbies, y no hubo ni una niña que se quedara sin la suya, y nuestra estimada Nancy no fue la excepción. Rememorando su infancia, destaca que nunca sintió predilección por otra clase de juguete que no fueran sus añoradas Barbies, con las que jugaba en conjunto con su set de juguetes Gloria, muebles de plástico en miniatura, elaborados a medida de las muñecas Barbie que podían ir desde una sala de estar hasta un dormitorio. Con ellos comenzó su amor por las muñecas, sus vestuarios y accesorios, aunque nunca imaginó que, en un futuro, su vida laboral giraría en torno a ellas.
Todo comenzó con un pequeño puesto de accesorios para muñecas, compuesto solo por una mesa repleta de colorida ropa y curiosidades de plástico como zapatillas o empaques miniatura de consumibles reales, un pasatiempo inspirado en su pasión infantil. Aconteció entonces que un cliente le encargó “todo, todo lo de Barbie”, desde ropa, calzado y accesorios hasta bases, muebles y vestidos. No obstante, el comprador nunca regresó por su pedido. Lo que podría perfilarse como una tragedia para muchos, fue la oportunidad que nuestra protagonista necesitaba para comenzar a construir su propio imperio comercial. Mismo que fue ampliamente apoyado por sus allegados, especialmente su esposo, quien nunca la ha abandonado en sus ambiciones, pues, aunque su negocio ha construido bases sólidas, al menos un par de ocasiones su estabilidad ha peligrado, como, por ejemplo, durante la pandemia o cuando perdió su primera página de Facebook, medio por el cual promociona actualizaciones de sus productos.
Respecto a este medio de comunicación, nos relata que inicialmente, la creó para promocionar las novedades en su catálogo, además sirvió para que gente de toda la república le hiciera pedidos por mayoreo, lo que impulsó su base de clientes. No obstante, luego de unos años, fue suspendida. Lo que llevó a un decaimiento en sus ánimos, mismos que se vieron renovados por insistencia de su pareja quien le recordó cómo fueron sus inicios en el negocio. Su perseverancia dio frutos pues pronto volvió a consolidar clientes fieles, además que diversificó sus medios de contacto, para evitar que este incidente se repitiera.
En sus anécdotas es fácil ver que han sido mayores las alegrías que le ha traído este negocio, y es que, si bien las tormentas han sido violentas, son más persistentes los días soleados. Ya que le permite compartir su amor por las muñecas con chicos y grandes, pues, pese a que las niñas son su público habitual, los adultos también llegan curiosos a su puesto. Destaca que, aunque es más común ver a las niñas llegar a comprar atuendos para sus muñecas, esta actividad no es exclusiva de ellas, ya que no son pocos los varones que adquieren oufits para sus figuras de acción, incluso siendo alentados por sus padres. También expresa, con bastante orgullo, el poder aportar algo a los niños, al fomentarles la cultura del ahorro. Respecto a los adultos, más allá de aquellos curiosos que llegan atraídos por sus productos, existen quienes, como su servidor, disfrutan de adquirir nuevos atuendos, accesorios, muebles y demás parafernalia relacionadas con las muñecas para coleccionar o jugar con ellas.
Para la señorita Nancy, Barbie está más allá de las polémicas, es un símbolo de empoderamiento y admiración pues cree fervientemente que el famoso eslogan de la marca “se lo que quieras ser”, no es una mera fantasía. Barbie la ha acompañado durante toda su vida, significa su infancia y ahora, es parte fundamental de su sustento diario, y lo seguirá siendo durante muchos años más, pues espera ser capaz de establecer su propio local, donde seguirá compartiendo su amor por la muñeca. No importa que tanto consumas, pondrá todo su corazón en atenderte. Ella es una Barbie en la vida real.
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Una respuesta
Qué sentimientos tan encontrados provocó en mi, el artículo!
Hermosos recuerdos y mucha tristeza también.
Yo, tuve acceso a la primera Barbie en la Feria de New York, me la regaló una tía que vivía allá y la disfruté tanto tanto…
La perdí por cambios de casa y quisiera tenerla.
Sería posible? Vivo en Australia.