Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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Cira
“Las pastillas cada vez hacen menos efecto, quisiera arrancar de mi pecho todo esto que estoy sintiendo, sentir de más no solo terminó conmigo, terminó con ambos.
En este mar de sentimientos solo uno pudo mantenerse a flote, solo uno quiso nadar contra la corriente, mientras que el otro fluyó y fluyó hasta tocar fondo.”
El eterno sufrimiento de una mente con recuerdos…
Cira supo que todo sería por él,
lo supo desde la primera vez que lo vio;
había algo extrañamente familiar,
“quizá de otra vida”, pensó.
Lo encontró a destiempo,
(la puntualidad nunca fue lo suyo)
y aunque al amor lo ha confundido de
muchas maneras con sus falsos síntomas
con él siente como si fuese lo correcto.
Desde B ha visto el mundo en tonalidades café.
café, café, café
Quizá por el color de su cabello, aunque se tornara cobrizo
o por sus ojitos achinados, más diminutos al sonreír
o por su ropa al vestir, café beige, beige café
Si a Cira le preguntaran sobre amor
seguramente diría su nombre,
hablaría de sus pequeños ojos achinados,
(aún más diminutos al sonreír)
de los pequeños besos que dejaba esparcidos
por toda su cara, o sobre cómo la tomaba entre
sus manos con tanta delicadeza que parecía
que realmente tuviese miedo de dañarla.
Virgo
Día tras día idealizo un futuro a su lado,
¿cómo sería despertar cada mañana entre sus brazos,
o solo viendo su cabello despeinado, o acurrucado
bajo la montaña de cobijas?
Dentro de B siempre hubo un mundo de emociones,
solo descansaba de este al dormir, ahí acurrucadito
con todas sus defensas bajas.
Ojalá tomar todo lo malo y tirarlo a la borda,
ojalá haberlo mantenido a salvo del mundo,
y de ella.
Pudo quedarse y pasar el resto de sus días con él,
claro que sí, con B cada segundo valía la pena,
pero no valía la paz del otro.
Quisiera que existieran las palabras para expresar que
ni con tanto amor de por medio logró quedarse.
Qué egoísta poner al otro en primer lugar
siempre esperando lo mejor; Cira tuvo todo
en bandeja de plata, como si realmente lo mereciera.
Ojalá poder arrancarse el corazón, piensa a diario.
A fin de cuentas cada latido, y cada sentir,
le han pertenecido a él desde el día cero.
Aquí y en todos lados
Perdidos en algún lugar esperando (re)encontrarse,
pedacitos de un amor a medias se encuentran
esparcidos por la ciudad.
Entre la multitud sus rostros se van a ir perdiendo,
con el tiempo irán desvaneciendo
(tal como su aroma y su mirada lo han hecho),
¿cuánto falta para que ni entre sueños logren alcanzarse?
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