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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
Alan Alejandro Cervantes Fabela / Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 Pedro de Alba
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Alan Alejandro Cervantes Fabela

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 Pedro de Alba

Soy Alan Cervantes, estudiante de la ENP 9 Pedro de Alba, admirador de la obra pictórica de Frida Kahlo y de los grandes movimientos sociales generados hacia la crítica del sistema que no dejar desarrollar nuestra personalidad, nuestra creatividad, pero sobre todo, termina con nuestros sueños, esta falsa idea de “estudia, sé el mejor y termina una carrera, así podrás vivir tranquilamente”, deja altas nuestras expectativas, cuando en realidad esta idea transmitida desde años remotos no llega y no se cumple, agudizando el cuadro de frustración y depresión con el que ya cuenta la mayoría de los jóvenes, futuros trabajadores y ahora víctimas de la realidad de las clases sociales, dejándolos con la duda: ¿De verdad vale la pena?. “Echándole Ganas” retrata esto, como Frida dejó de percibirse como una víctima de la desgracia que le aconteció con el accidente y pasó a tomar cartas en el asunto, desarrolló su habilidad pictórica, rota por dentro pero firme por fuera; algo similar pasa con nosotros, pero nuestra lucha es ahora sobre las expectativas y realidades del mundo, de la clase social a la que pertenecemos, a las cuales nadie nos prepara y desafortunadamente enfrentamos solos y de distintas maneras.

Echándole ganas: ¿qué más queda?

Número 7 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2022

Reflexión de un estudiante próximo a enfrentarse a la realidad de la clase social a la que pertenece, dañada por un sistema decadente.

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Alan Alejandro Cervantes Fabela

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 Pedro de Alba

“La sociedad actual nos obliga a lograr algo, nos llena la cabeza con ideas sobre cómo lo tenemos todo: recursos, conocimiento, oportunidades, trabajo, etcétera; pero tenemos que lograr algo y esto, a su vez, crea una gran presión social sobre las personas”. Una sociedad que vive con la idea de competitividad y productividad al máximo, sin descanso; queriendo siempre ser el mejor.

Lo peor es que, desafortunadamente, un gran porcentaje de la población que labora en México y el mundo, lo hace a cambio de un salario que verdaderamente no representa el empeño y esfuerzo contenido en todo el trabajo realizado por la persona. Generando así, graves cuadros de depresión e insatisfacción. Todo es competencia en nuestra sociedad, la ropa que traemos, el coche que compramos, calificaciones o el salario que se percibe.

Ahora observamos que solo aquello que nos hace sentir plenos, son las cosas materiales, lo desechable. Dándole un mayor valor incluso que a un ser humano. Es así como dentro de las personas que han sido desplazadas, se genera una sensación de injusticia hacia el sistema. Pero buscan hacer un llamado y una movilización colectiva, en contra de la situación tal y como actualmente está establecida.

Pero todo esto, es resultado de una idea vaga que genera falsos estándares de lo que todos llamamos “éxito”, haciéndonos llevar una vida guiada en apariencias. Es en base a esto que la sociedad misma comienza a segregar a cierto grupo de personas; las aparta, reprime y se hacen acreedores de prejuicios. Pero analizándolo desde una perspectiva en la que la forma de organización, evolución y relación social actual, solo son el resultado de algo, de un sistema.

Aquel encargado de otorgar un papel a cada persona con pocas posibilidades de cambiarlo. Absorbe la capacidad de autonomía y decisión propia, resignando a las personas que actúan como subordinadas a hacer todo lo que se les mande. Condicionando así las expectativas con las que cuenta el hombre para poder modificar su forma de vida, vemos entonces que la sociedad como tal no es la culpable, sino una víctima.

Otra de las consecuencias que se forman son enormes problemas de identidad, sentido de pertenencia, motivación y, en algunos casos, hemos llegado al punto en el que es necesario replantearse si: ¿en realidad vale la pena o no esforzarse más? Principalmente esto se está viendo con la preparación académica. Personas tan afectadas por un sistema que las deja en desventaja por no tener las mismas condiciones que los demás y piensan que ya no vale la pena esforzarse y salir adelante.

Por no tener la posibilidad de alzar la voz, comunicar sus inquietudes y necesidades. Que es ignorada por motivos de, raza, etnia, discapacidad, sexo o incluso por ser un adolescente cuya opinión no tiene relevancia y no cuenta con los medios para poder ser escuchado.

Analizando a profundidad el tema de replantearse si ¿vale la pena o no prepararse para enfrentar a la sociedad? Centrándome en las personas que han llegado a sentirse tan desilusionadas y decepcionadas por cumplir con las expectativas dictadas por su clase social y desafortunadamente llegan a pensar, erróneamente, que no vale la pena seguir estudiando, obtener un título universitario o “echarle ganas”, seguir aprendiendo y comprendiendo qué es lo que está mal.

Como respuesta al dilema que se presenta, definitivamente cabe destacar que: no podemos enfrentarnos a una sociedad de este tipo sin una preparación de por medio. Por eso, aunque es bastante tiempo invertido, (no desperdiciado como el sistema nos lo ha hecho creer, y por ello encontramos adolescentes que desde los 16 años quieren ganar dinero sin tener necesidad y olvidarse de estudiar).

Estudiar es: no una solución, sino una herramienta que abre una gran cantidad de posibilidades y, ahora sí, comenzar a trabajar en un cambio profundo, pues, todo requiere de habilidades y conocimiento. No podemos quedarnos con las manos cruzadas y dejar que las cosas sigan igual, y sin embargo seguirnos quejando.

Al hacer esto solo se agrava el problema, por ejemplo: que la juventud siga teniendo enormes dificultades a la hora de acceder a empleos de calidad por su poca experiencia y educación. El mundo necesita personas preparadas, nuevos líderes que cambien la estructura actual y la forma en la que la sociedad se desarrolla.

Tenemos presente un panorama en el que las personas, por pocos casos de éxito, en los que algunos llegaron a destacar sin tener un título universitario o preparación; piensan que es fácil reproducirlo. Pero esto no significa que vaya a pasar lo mismo con todos.

Poniendo en perspectiva lo que anteriormente defendía, se presenta la situación en la que un doctor con aproximadamente 25 años de estudio comienza a dudar si su empeño y esfuerzo valieron la pena, pues ve que personas sin experiencia y escaso conocimiento generan millones en poco tiempo.

Reflexionando: ¿de verdad les gusta lo que hacen? Estas personas que sean dado por vencidas y han sido absorbidas por el sistema, ¿han generado un criterio propio o serán fáciles de manipular en base a su falta de conocimientos?, ¿son felices?, ¿aportan algo significativo, nuevo o útil para mejorar la realidad de nuestra sociedad?

Así volvemos al mismo punto, le asignamos un mayor valor a una persona en base al dinero que produce, que en la calidad de persona que es. Es esta misma reflexión, la que nos lleva a replantear el ideal y reconocimiento que le damos a las personas en base a su esfuerzo. Es este mismo, el que hace mejorar y superarse, pues es parte de nuestra evolución, pero actualmente no es reconocido.

En conclusión, quiero recalcar que, nunca hay que pensar que el esforzarse no vale la pena, pues nos convertiremos en personas derrotadas, vencidas y así el sistema volvería a ganar. Éste propicia situaciones insostenibles dentro del contexto del progreso y la superación humana. Se sigue un sistema que, ¿está cayendo?, pero verdaderamente si éste cae, ¿se podrá ser libre después de toda la manipulación, sumisión y dependencia que se ha adquirido?

Esta pregunta la dejaré a consideración del lector. Finalmente me gustaría ilustrar este tema con la pintura: “Echándole Ganas”. En donde se ve reflejado como Frida dejó de percibirse como una víctima de la desgracia que le aconteció con el accidente y pasó a desarrollar su habilidad pictórica, rota por dentro pero firme por fuera. Se presenta, una mujer empoderada, referente en la lucha social.

Algo similar pasa con nosotros, pero nuestra lucha es ahora sobre las expectativas y realidades del mundo, de la clase social a la que pertenecemos. Para las cuales nadie nos prepara y desafortunadamente enfrentamos solos y de distintas maneras. Expectativas creadas por un sistema actualmente caduco que busca sembrar en las personas la idea de esforzarse al mínimo para conseguir lo que queremos.

Sin embargo, esta falsa idea no nos permite observar que en realidad lo que busca es crear una sociedad fácil de manipular y manejar, una sociedad que no quiera ir más allá.

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