A lo largo de la vida es común que nos encontremos con personas que sean consumidoras de algún tipo de sustancia tóxica, ya sea alcohol o algún tipo de drogas, y sin que sean unos “adictos”. El simple hecho de ser consumidores ya es una señal de alerta para las personas que los rodean frente a quienes nunca han consumido estas sustancias, pues se vuelven presas fáciles para arrastrarlas a caer en el mismo círculo vicioso. Más aún cuando se trata de personas que son muy cercanas, ya sea familiares o buenos amigos. Aunque bien, es cierto que nadie obliga a nadie, sabemos que al estar socializando con personas que sí son consumidoras, se puede crear una presión sobre quienes no, y se debe tener la conciencia de que se puede ir formando un hábito de consumo hasta el grado de ir creando una adicción a causa de esta presión. 

Dentro de este escrito y situación no se trata de culpar a las amistades o personas que influyen para hacer este tipo de acciones ya que todos contamos con la capacidad de elegir, razonar, y actuar conforme a nuestro propio criterio, y en base a lo que queremos para nosotros mismos. La culpa no es de quien consume, porque esa persona no nos obliga, pero es cierto que si eres una persona débil, con baja autoestima que no sabe tomar sus propias decisiones y se deja influenciar o guíar por comentarios de personas  que ejercen una presión social, entonces es más probable que llegues a probar sustancias tóxicas solamente para encajar en el grupo de amigos que ya las han probado.  

Quizá no sea por curiosidad propia, pues en muchas ocasiones suele ser por no quedar mal ante amigos. De esta forma es que muchos jóvenes se van adentrando en este mundo de adicciones y todo esto podría generar una cadena consecutiva de consumo y de influencias negativas, pues las personas que prueban sustancias tóxicas una primera vez es muy probable que lo vuelvan a hacer y peor aún,  así como alguien más los incitó a probar, ellos tal vez inciten asimismo a alguien más.

Y lo mismo sucede con el alcohol debido a que en todo tipo de reuniones, fiestas, o cualquier tipo de convivencia que te encuentres y con quién sea que estés, al momento que te ofrezcan alcohol suele ser demasiado fácil el aceptar, y una vez que comienzas a tomar se vuelve más fácil el seguir tomando produciendo alteraciones y daños. Aunque en el momento que se están consumiendo, al igual que con las drogas, todo parezca estar bien y sólo existe un estado de felicidad o éxtasis ya que no se tiene una noción clara de la realidad; debemos decir que es cuando pasa el efecto de las sustancias ingeridas que llega el arrepentimiento, ya que se producen desde afectaciones físicas negativas, hasta emocionales. Es por ello que se debe razonar sobre si realmente quieres consumir estas sustancias o si solamente lo haces para estar en el mismo ambiente que las personas que están a tu alrededor.

De ahí surge el título de este escrito, con base en la cuestión sobre la importancia de mantenerse fiel a uno mismo. Aún sin importar las personas que te rodeen, el tipo de comentarios que te hagan o lo que te quieran incitar a hacer, si tú tienes la convicción de lo que valen tus decisiones y sobre todo, si tú sabes que algo no es correcto, no te beneficia o no estás convencido de hacerlo, podrías establecer límites y no hacerlo, pues nadie más puede tomar decisiones sobre ti.

Es importante argumentar que el hecho de tener una convivencia con personas a las cuales les tienes aprecio y convivencia continua, no significa que debes hacer lo que ellos hacen pues cada persona es consciente de lo que hace y si dichas personas intentan influir negativamente en ti y no validan, sino rechazan tu opinión, detente a pensar si vale más la pena la lealtad a ti mismo, tu salud y bienestar, o la relación que existe con esas personas, pues nadie tiene el derecho de forzarte, o excluirte por no querer hacer lo mismo que ellos.

Aún si todo el mundo use drogas o alcohol y sientas una gran presión al ser el único que no lo ha hecho, si sabes que no lo quieres hacer, la lealtad a ti mismo es más importante que tratar de demostrarle a miles de personas que eres igual a ellos. Al final solo lo que tú decidas importa, porque se trata de tu vida, no siempre vas a encajar con todas las personas y hay que saber vivir con la convicción de que todos somos libres de decidir sobre la compañía que elegimos y el rumbo que le damos a nuestra vida, muchas veces solo por quedar bien o querer demostrar a los demás algo que no nos convence terminamos tomando decisiones que repercuten de forma negativa, es por ello que es importante el saber validar nuestras decisiones y tener la suficiente voluntad para no hacer cosas que solo por influencia de otras personas. No hagamos nada en contra de lo que en realidad nos hemos establecido.