Escuela Nacional Preparatoria Plantel 3
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Hoy, como de rutina, me encontraba viendo la televisión junto con mi abuelo y mis tíos cuando, en medio de una noticia de espectáculos, un artista comentó que tenía depresión. A esto mi abuelo soltó un decidido “¡Ay, ahora resulta que todos tienen depresión!”, y como si no hubiera bastado ese comentario, mi tío remató con un prodigioso “Sí, hasta parece que está de moda, antes nomás te aguantabas y le seguías”. Estas palabras terminaron con mi paciencia por lo cual decidí irme de ahí.
Esta situación me hizo plantearme algunas preguntas que probablemente tú también tengas: ¿existe un aumento de casos de trastornos en la salud mental?, ¿tienen algo que ver los cambios generacionales si consideramos un supuesto aumento de estos casos?
Lo primero que quiero comentar es que hablar de salud mental es complejísimo en una sociedad híper-productivista y con múltiples tabúes hacia las personas con padecimientos de esta índole. Generalmente las personas adultas minimizan cuando alguna persona externa el deseo de recibir atención psicológica, usando frases como: “tienes que ser más positivo”, “¿qué vas a sufrir si no has vivido nada?”, “es debilidad mental”, “solo quieres llamar la atención”, “estás así porque quieres” o “eso es para gente loca”. Comentarios que en la mayoría de los casos, culpan a la propia persona sufriente o desvalidan lo que sienten empleando como tesis las normas, creencias y valores de una educación pasada.
Es fundamental la desestigmatización de la atención psicológica para lograr un ambiente en el que sea seguro poder entablar conversaciones y ser escuchados. Se requiere normalizar hablar de la salud para, finalmente, no verla como algo irrelevante o que no sirve para nada.
Actualmente, he notado cómo varias personas de mi propio ambiente social han decidido tomar acciones para proteger o informarse acerca de su propia salud mental y la de los demás; mientras que observo en los propios adultos, aún hay prácticas estigmatizantes y poca empatía, quizás por considerar que pedir ayuda es cosa de débiles. Aquí la pregunta es, ¿por qué pasa esto?
Es importante aclarar que cada generación tiene un ambiente social, político, cultural y tecnológico diferente y que este afecta a la percepción, las metas, la comunicación, las tendencias y muchas otras cosas de su ideología; en este mismo punto, las generaciones llamadas “millennial” y la “generación Z” están caracterizadas por problemáticas que se ven impactadas en la salud mental de nuestra generación. Enlistando algunas de las principales problemáticas que se suman, se podrían mencionar la crisis climática, la inestabilidad económica, la precarización del trabajo, la crisis poblacional, los modelos de crianza no empáticos, etcétera.
Estas problemáticas generan factores de estrés que no son fáciles de comprender para alguna otra generación, que ha tenido problemáticas de otras índoles.
También es innegable el papel que las redes sociales y el internet toman en esta discusión porque las generaciones a las que somos parte se desarrollaron en un mundo interconectado y comunicado mediante las tecnologías. Nacimos en medio de un mar de información, de imágenes, de feeds interminables, de algoritmos y opiniones que también nos han provocado repercusiones en nuestra psique; como ejemplo de ello podemos hablar de problemas con la autoimagen, la creación de expectativas, la validación constante, el acoso y/o la violencia en línea, la pobre higiene del sueño, el acceso a contenidos violentos o que no son apropiados para la edad, entre muchas otras que solo se han creado en este ambiente virtual.
Pero, del otro lado, podemos decir que el tema de la salud mental y su importancia se ha construido de manera masiva gracias, justamente, a las redes sociales, y se ha creado una cultura en la cual se está volviendo cada vez más común ver al psicólogo como una herramienta de gestión emocional y autoconocimiento.
La normalización de ir a terapia como algo que no necesariamente signifique ser una persona con un trastorno psicológico/psiquiátrico, nos permite ser más conscientes de nuestro ambiente, de las emociones y cómo actuamos. También nos permite hablar abiertamente de temas que antes preferían omitirse.
Un último argumento acerca del supuesto aumento de casos de trastornos sobre la salud mental es que, generalmente, los adultos de otras generaciones no buscaban ayuda profesional, por lo cual no podían ser diagnosticados. Muchos de ellos no lo hacían por demostrar que son fuertes mentalmente, por temas relacionados con los roles de género, por ser vistos mal en la sociedad o por la perpetuación de estigmas por parte de la comunidad médica.
Para concluir, opino que la salud mental es un tema fundamental para el correcto funcionamiento de una sociedad. No se debe de diferenciar hablar de salud mental que de salud física, pues a pesar de que en una gran cantidad de ocasiones los síntomas son internos o inespecíficos, esto no quiere decir que unos sean menos importantes que los otros.
La prevención y la concientización de la salud mental es algo que se ve aumentado en nuestra generación y que nos permite identificar problemas y cómo tratarlos de manera efectiva.
Es importante resaltar que se han creado nuevas formas de interacciones sociales y problemas que nos hacen pensar que nuestra generación está cada vez más enferma, pero si esta misma prevención y búsqueda de una salud mental saludable está de moda, qué mejor que lo sea para que se abran conversaciones, para que más gente pueda identificar cuando pase por un problema o para que seamos atendidos sin estigmas.
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Una respuesta
Pues como bien se menciona en el análisis no es posible afirmar