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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Cottonbro/Pexels
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Gemma Lara Castañeda

Escuela Nacional de Trabajo Social

Originaria de la ciudad de Puebla, desde muy pequeña mostró interés por las expresiones artísticas, comenzó teniendo acercamiento con la música y, fue en la preparatoria, en donde tendría grandes hallazgos de vida adolescentes y un acontecimiento en especial que le daría rumbo a su vida; la poesía. En la poesía encontró una manera de mirar y entender el mundo, y reconciliarse consigo misma, desde el amor y la luz, y es por eso que desde los 15 años, ha creído firmemente en la poesía y ha recibido diversos abrazos por parte de esta; estuvo a cargo de la edición de varios libros publicados en la Secretaría de Cultura del Estado de Puebla; también fomentó el redescubrimiento de las bibliotecas con las Aventuras en la biblioteca, como parte del programa de Fomento Cultural, participó siendo jurado de algunas becas que apoyan el desarrollo artístico y cultural, ha compartido espacio con escritoras admirables, recitando poesía, entre otros ecos. Actualmente estudia en la Escuela Nacional de Trabajo Social, en donde además, es parte de la Comisión de Biblioteca, ha tomado seminarios en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género. También formó parte del Primer Ciclo 45 minutos Literarios de Trabajo Social, impartido en la Escuela Nacional de Trabajo Social. Participa activamente en Colectiva Estética Liberadora, compartiendo poesía e impartiendo talleres de escritura libre, y nuevas aventuras. Los sueños, el amor, Dios, y la poesía, son su brújula. Redes: FB: Gema Lunar Instagram: @gema_lunar_

Arrebato azul

Número 6 / AGOSTO - OCTUBRE 2022

Sofía revive un amor apasionado en sueños que no dejan de repetirse de forma vívida

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Gemma Lara Castañeda

Escuela Nacional de Trabajo Social

La piel- mi piel,  tiene memoria;

Intenté arrancarme de ti o arrancarte de mí

De tus arrebatos de macho, de todo lo que invadiste cuando llegaste a mí, de todo lo que te llevaste y que me costó recuperar/ conquistar,  años pasados; mi piel, mi cuerpo, mi dignidad.

He tratado de  anularte de todos mis esquemas juveniles;

He tratado de  borrar todos los recorridos de las huellas azules de tus dedos  sobre mi piel; cada arco, cada curva, cada espiral marcada por ti

Y yo rogaba

No me respires

no me consumas

no me sueñes

no me beses

no me succiones

No me asfixies

No me nombres

No me pronuncies

No me pienses

No me busques

No me encuentres

No me habites

no te quedes en mi piel -no eres invitado-

No te quedes en mi piel…

Intenté omitirte, y todo lo que te acompañaba;

tu aliento fementido, tu piel que astillaba mi piel adolescente,  tu tacto saturado, tus miradas que anhelaban  poseerme … tus besos insípidos, viscosos, tus celos cenizos, tu voz, tu maleza, tus sabores, tus exigencias, tu desazón, tu amor impostor, tus arrebatos

Intenté desaparecerte, desaparecer tu fantasma de mi piel; esfumarte como una bocanada

convertirte  en  una espiral de humo que se despide para siempre

que se despide para dejar de existir después de haberte arrojado de mi boca

de mis labios que te gritaron “no, no quiero que me habites más”

Los arrebatos azules habían invadido mi astro adolescente, mi piel;  la dejaron ensalivada, enferma, viscosa,  escamosa, inhabitable, vacía,  la perforaron, la estrujaron, la poseyeron, y después de usada  la dejaron arrinconada, deshecha

y con ella, me exiliaron de mí misma

La dejaron/me dejaron hecha huecos

Por eso todo  me desbordaba

Por eso todos los días llovía en mí

nada me contenía y nada me cabía

Me había convertido en una extranjera de mi propio hogar…

El resto de los días,  quise mudarme de piel,   conquistar otras maneras de habitarme en el mundo,   huir de mí, de los recuerdos, y refugiarme en otras pieles

Quería fugarme de mí misma

Desaparecerme o

Desprenderme de lo poco que había quedado de mí, tras los arrebatos azules

Salir de este tiempo para siempre

Mudarme de hogar, de mi epidermis, de la memoria que contuvo…

Quería correr- correr-  correr-   recorrer la vida y este hogar hasta que la memoria de mi piel, ya no te reconociera…

Hasta que yo ya no me sintiera extranjera  de mí misma

Quise cambiarme de labios, de ojos, de manos, de marcas, de cicatrices,  de cuerpo, de piel; una que tú no hubieras invadido…

Todos los días de mi vida recogía esa piel que estaba líquida, contaminada, opaca, envenenada

Me recogía a mí misma, con marcas y con  manchas, con el dolor que deja la violencia de los  sellos azules, que no se olvidan, no se olvidan

todos los días intenté recuperar mi propia piel, mi propio hogar, que me otorgara el reconocimiento de poder regresar, devolverme a mí misma

poblarme nuevamente

acostumbrarme a ser, estar, permanecer o por lo menos, no sentir que desaparezco

Tanto tiempo estuve lloviendo

tanto tiempo fui un cuerpo inhabitable, obscuro y melancólico, de huecos y de arena

tanto tiempo estuve marchita desde aquellos arrebatos…

tanto tiempo me procuré, limpiando y curando

conquistándome para poder habitarme: de la manera que tiene que ser; de amor…

Mi piel ha sido otra

Mi piel es otra

Yo soy otra

cada arco, cada curva, cada espiral de las huellas azules de tus dedos en mi piel, ya no queda, ya no quedas, ni tu amor impostor, ni tus ladridos, ni tus manías de macho, ni tu desazón,

ni tú

ni tú

ni tú

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