Escuela Nacional Preparatoria Plantel 5
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Te invito a sentarte y leer la historia de Matías.
Matías era un perro negro con motitas blancas en sus patas y hocico, con una mancha blanca en su pecho, que lo hacía parecer vestido de traje. Grandes ojos cafés, una cola muy larga y una sonrisa hermosa.
Nació en la calle junto con sus hermanitos y nunca nadie supo sobre sus papás. Algunos decían que su madre era una cocker spaniel (esta raza se caracteriza por sus hermosas, largas y caídas orejas, un pelaje largo y sedoso); en cambio Matías tenía orejas largas, completamente alzadas, como si en todo momento estuviera escuchando el más mínimo detalle a su alrededor. Matías también tenía un lindo pelaje, pero no tenía pelaje largo, un poco sedoso, pero era corto y también un poco crespo.
Matías no sabía nada sobre su padre, aunque siendo sinceros, en el fondo él solo sabía que tenía hermanos y todos vivían adentro de largas rejillas que los rodeaban. Seguramente, él no sabía que estaba en un parque, un lugar lleno de personas que los observaban y elegirían cuál de todas aquellas criaturas pequeñas y en exhibición querían llevarse a casa.
Nadie sabe cuánto tiempo pasó o a cuántas personas tuvo que ver para que al fin una familia quisiera adoptarlo. Él no sabía que estaba pasando, pero una parte de él sintió tristeza al irse del único lugar que conocía, con la única familia que conocía. La familia lo llevó a un lugar extraño, con un señor extraño, el cual lo revisó de todos lados.
Él no sabía que le decía aquel señor a la familia que se lo había llevado. Tiempo después se enteraría que su pancita estaba llena de gusanos que le hacían mal. La familia lo cuidó, le dio comida, una cama, juguetes, etc. La hija mayor se la pasaba con él, acariciándolo y diciéndole cuan lindo era, le decía cuánta felicidad trajo a su vida y lo agradecida que estaba de pasar tiempo con él.
Pasaron varias semanas, Matías cada día parecía tener mejor ánimo y ya se atrevía a jugar con las otras dos labradoras que se encontraban en la casa de aquella familia y buscaba entablar una relación con el alfa de la manada. Pero un día dejó de tener ganas de comer, nadie sabía por qué, veía a la madre correr, veía a la hija preocupada, al hijo menor sin reacción y el padre parecía meditar sobre lo que estaba pasando.
Llevaron a Matías con aquel señor extraño otra vez. Él no sabía lo que estaba pasando, solamente lo dejaron ahí con aquel individuo que había visto sólo una vez. Matías pasó muchos días con aquel señor de bata blanca; aunque él no sabía que estaba pasando, veía a aquella familia de vez en cuando, los días eran muy largos y a veces dolorosos.
Te preguntarás, lector: ¿por qué lo dejaron?, ¿qué tenía?, o tal vez te preguntarás lo mismo que Matías ¿volverán? Te explicaré querido lector, Matías tenía parvovirus, una enfermedad que puede llegar a ser muy larga y dolorosa, pero afortunadamente nuestro peludo protagonista logró salir de aquella enfermedad. Luchó mucho y lo logró.
Pasaron tantas cosas, caminatas, fiestas de té con los niños, muchos juegos ganados de “quien muerda la oreja del otro gana” o también el de “quien llegue primero a saludar se queda con el premio”, también logró entablar una relación con el alfa de la manada y no tardó en descubrir que era muy amable y que, aunque al principio parecía de carácter duro su corazón era muy bondadoso.
Matías pasó muchos días importantes con la familia, buenos y malos; brindó apoyo y cariño cuando más se necesitaba, lo dio sin pedir nada a cambio y sin siquiera saber que estaba ayudando mucho.
Querido lector, he de decir que a veces uno no se da cuenta del apoyo que te dan estas almas de gran corazón hasta que llega un momento fuerte y doloroso.
Tal como aquel día tan terrible donde la hija que sonreía y abrazaba todos los días, intento irse de este planeta, Matías no entendió eso, pero alguna vez ella le dijo que “la razón por la que encontré fuerzas para quedarme era porque, sabía que tú, pequeño perro de pelaje negro no sabrías por qué me fui sin despedirme”
Pasaron dos bellos años, con altas y bajas, la familia perdió a su mejor amigo. Su dueño entabló una relación madre e hijo con una de las señoritas labradoras, tal vez no era su madre de sangre, pero ella lo cuidó todos los días desde que él llegó. Él tenía una gran vida, tenía familia, tenía una mejor amiga humana con la cual bailaba, jugaba y dormía, comía todo lo que quería y podía comer, robaba frijoles y de vez en cuando también zarzamoras.
Un día normal Matías salió a jugar al estacionamiento, no era su primera vez, encontraba divertido poder acercarse y pasar tiempo con los perros que pasaban enfrente de la reja de la casa. Nunca se supo que pasó, sólo que Matías sabía que algo andaba mal, fue a un lugar donde se sintió salvo, no quería ser molestado y no quería preocupar a nadie, solo cerró sus ojos lentamente y pensó en todo el amor que le habían dado.
En su vida, Matías sobrevivió a la falta de un hogar, al parvovirus y los parásitos por la deplorable forma en la que mantenían a los perritos en aquel lugar parque, sin embargo se sobrepuso, su suerte cambió. Matías tuvo la mejor vida que pudo tener, además no dañaba a nadie y aun sin ninguna razón, una persona sin corazón lo envenenó un 18 de julio.
Ningún animal merece pasar por eso, son seres vivos, que sienten y que aman sin pedir nada a cambio. Pero aun después de todo eso, estoy segura que Matías no estaría enojado con ninguna de aquellas personas que le hicieron daño, porque así son los animales, muchos perdonan a la humanidad, aunque nosotros no lo merezcamos.
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¿Es amor o es sólo dopamina?
Una respuesta
Verdaderamente maravilloso, una historia enternecedora, llena de amor y con una escritura verdaderamente inolvidable.
Con gran cariño, de corta vida pero grandes experiencias y aprendizajes maravillosos, qué nos muestran el amor, la unicidad , la honestidad, el reconocimiento a aquellos seres qué a veces son tan vulnerables para que cualquier humano malvado, puede terminar,
pero lo que ellos no saben es que nuestras mascotas son parte de nuestra vida de nuestra historia y que nunca se Irán, porque permaneceran a nuestro lado, para ayudarnos a pasar al otro mundo al inframundo mexica.
Maravilloso fragmento qué habla del amor aquellos seres, que no pueden defenderse y que nos dan solamente amor.