En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Celeste Campos García

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan

Adictos a los likes

Número 4 / ENERO - MARZO 2022

Las redes sociales no son el problema en sí mismas, sino la manera en como las utilizamos

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Celeste Campos García

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan

Me gustaría definir las redes sociales como un conjunto de personas que tienen vínculos virtuales entre sí, ya sea por temas de amistad, parentesco, trabajo, aficiones, etc.

Al menos para mí y algunas personas de mi edad, el valor de las relaciones sociales y el placer que nos generan son muy importantes en nuestras vidas. Un teléfono celular se ha convertido en el medio que más elegimos para una de las actividades más importantes de esta etapa: socializar. Nuestro deseo de pertenecer, de contar con la aprobación y reconocimiento de las personas, es el mismo dentro y fuera de la red, lo único que cambia es la plataforma.

Realmente nosotros crecimos junto a Instagram y Snapchat, entregamos nuestras tareas en Google Classroom, encontramos apoyo emocional en foros para adolescentes, podemos compartir poesía en Tumblr, y es más probable que nos envíen un mensaje de texto que diga “Te quiero” antes de que nos lo digan en persona. Pero las preocupaciones sobre las consecuencias negativas de las redes sociales han crecido junto con su popularidad. Informes sobre el suicidio de adolescentes, la adicción, el ciberbullying y el deterioro de las habilidades sociales han causado que muchas personas, desde nuestros padres hasta docentes y la industria tecnológica misma, consideren las redes sociales como posibles factores contribuyentes, si no es que como la causa misma de estos problemas.

Hoy en día nuestro reconocimiento ante la sociedad se ve reflejado en la cantidad de likes o seguidores, ya sea en Instagram, Facebook, Twitter, etc. Esto explica por qué a veces pasamos mucho tiempo en el celular, o nuestro miedo de perdernos alguna nueva publicación o tendencia si nos desconectamos por unas horas. A veces esta obsesión de estar siempre conectados en nuestras redes puede traernos consecuencias negativas. Un ejemplo en mi día a día sería cuando estoy haciendo mi tarea y me llega una notificación, al momento de atenderla me distraigo y dejo de hacerla o altera mis patrones de sueño; a veces por estar revisando tantas publicaciones o mantener conversaciones con mis amigos me duermo a altas horas en la madrugada.

A diferencia de la vida fuera de las redes, donde un amigo es una persona con la que llegamos a tener cierto afecto, un “amigo” de la red social es todo aquel que nos envía una solicitud de amistad y lo aceptamos, o aquel que nos da “Follow” en Instagram y nosotros le damos “Follow back”. A veces llegamos a tener cientos o miles de amigos o seguidores, y con esa misma palabra nombramos a cualquiera, cuando en realidad a veces no conocemos nada de esas personas o no tenemos ningún vínculo con ellas. Ni siquiera se le podría llamar amistad virtual, porque simplemente no hay una unión; en todo caso, se trata de conocidos.

Por otra parte, quiero mencionar los impactos positivos que han tenido las redes sociales en mí y mis amigos o personas cercanas a mí. Es un lugar donde tengo la libertad de expresarme sin ser juzgada directamente. Cuando abrimos una cuenta por lo general comenzamos a subir fotos, compartir videos que nos gustan, contar nuestras experiencias en distintas ocasiones y así poco a poco vamos adquiriendo más y más amigos virtuales. Un perfil es la identidad virtual de quien lo utiliza, gracias a éste, podemos expresarnos de una manera abierta, e incluso conozco a personas tímidas que las ha ayudado a hacer amigos.

Pero quien se conecta obsesivamente con una red social se desconecta irremediablemente de sí mismo, de lo que siente, de donde está, de lo que está haciendo. Y todo eso –teniendo en cuenta que ocurre cuando nos conectamos a redes sociales inundadas de vidas de color de rosa, donde solo se muestra lo que se quiere enseñar– puede llevar a una devaluación personal, a sentir vacío o a vivir tu propia vida a través de las vidas de los demás.

En muchos casos nos pueden generar ansiedades, depresiones o angustias, creo que la mayoría hemos pasado por alguna de estas situaciones. A veces tenemos gran necesidad de estar siempre conectados a ellas, o sentirnos parte de un grupo, de conseguir fama, aparentar lo que no somos. Éstas son las causas de los síntomas ya mencionados anteriormente. Es importante recalcar que no todo el mundo controla igual esa dependencia ni a todo el mundo le afecta por igual el uso de las redes sociales. Como ocurre con otras adicciones, no todas las personas son igual de vulnerables.

En conclusión, las redes sociales son importantes: nos actualizan tecnológicamente y en nuestra vida nos ayudan a mejorar la comunicación, nos sirven para acercarnos a los que tenemos lejos por motivos personales o profesionales, si les damos el uso adecuado cumplen el objetivo dado. Pero también pueden ser peligrosas cuando ciertas personas las utilizan para manipular, chantajear, robar y secuestrar. Puede ser perjudicial cuando se convierten en un vicio al estar conectados por mucho tiempo enfrente de la computadora, creando deficiencia afectiva familiar y de amistad.

Las redes sociales dependen del criterio que cada persona tenga y la capacidad para dejarse influir o no por ellas. Porque en realidad el problema no son las redes, es la forma como son utilizadas. Así que aprovechémonos de las redes, de todas las ventajas que tienen, cercanía, amistad, compartir experiencias importantes o intereses comunes, pero sin cansar al personal.

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