En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Diego Cisneros Godínez

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Hola, mi nombre es Diego Cisneros y estudio Relaciones Internacionales en esta universidad. Asimismo, me considero un simple aficionado a la música, la lectura y la escritura, con un particular aprecio por el arte como medio para expresar emociones, promover el pensamiento crítico y fortalecer el tejido social. Muchas gracias por leerme.

Crushes ficticios, sentimientos reales

Número 17 / ABRIL - JUNIO 2025

Los fictosexuales y su lucha por combatir la idea hegemónica de las relaciones de pareja

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Diego Cisneros Godínez

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Akihiko Kondo es un hombre japonés cuya boda en noviembre de 2018 generó curiosidad, sorpresa y hasta indignación a nivel internacional. Se casó con la estrella del pop creada por computadora, Miku Hatsune, quien asistió simbólicamente a la ceremonia bajo la forma de un peluche. Pese a lo extravagante del asunto, en nuestro lado del mundo se tomó como una manifestación cultural propia de Japón, como menciona Mohammad W. en su artículo “The Role of AI Waifu Characters in Supporting Weeaboos with Post Traumatic Relationship Syndrome (PTRS)” para la revista Sinergi International Journal of Psychology. Después de todo, fue en ese país donde surgió la figura de la waifu o “esposa ficticia”, husbando, en el caso de los esposos.

Ciertamente Kondo no está solo en su elección de pareja, en las últimas décadas miles de japoneses han contraído matrimonio con algún personaje de ficción, sin importar que su unión no tenga carácter legal. Es por ello que, tal como señalan los reporteros Dooley B. y Ueno H. en su artículo “This Man Married a Fictional Character. He’d Like You to Hear Him Out”, para el períódico The New York Times, Japón se ha convertido en el lugar donde ha alcanzado su máxima expresión la idea de que los personajes ficticios son capaces de inspirar afecto y amor.

No obstante, sería un error ver la atracción hacia personajes ficticios como algo ajeno y exótico a nosotros, que únicamente atañe a los japoneses, ya que este fenómeno se presenta en cada vez más lugares del mundo. Esto ha llevado a la aparición y propagación, principalmente en línea, del término fictosexual, el cual se usa para designar a aquellas personas que han desarrollado sentimientos fuertes y duraderos de amor por personajes ficticios. La cada vez mayor difusión de los conceptos waifu y husbando en comunidades virtuales de habla inglesa o española, así como la popularización de videojuegos tales como Doki Doki Literature Club! o MiSide,  son evidencias de que hoy día la búsqueda de compañía en personajes ficticios tiene lugar aún en contextos alejados del japonés.

Si bien existe el argumento de que enamorarse de personajes ficticios no tiene nada de raro, dado que éstos están diseñados de tal forma que nos hagan sentir emociones, la realidad es que esa atracción no suele ser bien recibida públicamente. Aunque es verdad que la fictosexualidad puede llegar a tener algunos aspectos negativos, no hay que ignorar que ésta también tiende a tener aspectos positivos que no se aprecian a simple vista, siendo necesario el adoptar una perspectiva crítica ante tal fenómeno.

Una clave para comprender la fascinación por personajes ficticios la ofrece el mismo Akihiko Kondo, quien en la entrevista titulada “Tokyo man ‘married’ to virtual singer Hatsune Miku fights for acceptance of ‘fictosexuals’”, para el diario The Mainichi Shimbun, señaló que aunque tiene varios amigos que actualmente se declaran como fictosexuales, nunca ha conocido a nadie que haya nacido fictosexual.

Muchas personas reservan lugar en su corazón para sus personajes ficticios preferidos, éstos representan un refugio ante las dificultades y presiones de su vida cotidiana. Debido a lo anterior, no es coincidencia que la noción de “fictosexualidad” se haya gestado en el mismo momento histórico en el que la soledad se ha constituido como una auténtica pandemia mundial. Algunas de las causas de esta crisis de soledad que valen la pena rescatar son el aumento de la precariedad laboral que dificulta la planeación a largo plazo, la normalización de extenuantes jornadas laborales que dejan a las personas sin tiempo ni energía para emprender relaciones y el bombardeo interminable en medios y redes de expectativas irreales que merman la autoestima. El discurso individualista y competitivo, propio del neoliberalismo, socava la solidaridad y la cooperación entre las personas.

Pese a este contexto de creciente incertidumbre, los fictosexuales son objeto de burlas o de estereotipos que los retratan como personas esquizofrénicas, que no sienten atracción por seres reales. Kondo, en entrevista mencionó que las veces que lo han tachado de enfermo mental son innumerables. La ya señalada lógica competitiva e individualista que daña el tejido social es la misma que se aplica para desprestigiar a las personas que tienen en los personajes ficticios un lugar seguro, en una sociedad dividida entre “ganadores” y “perdedores”, la soledad se ve como un fracaso estrictamente personal en vez de percibirse como un reflejo de problemas sociales más amplios.

Ahora bien, que la fictosexualidad no sea en sí misma algo negativo, no implica que todo lo que la rodea sea positivo. En primer lugar, existe la posibilidad de que el depender excesivamente de personajes ficticios debilite la capacidad de las personas para forjar relaciones interpersonales estables. En segundo lugar, el enamorarse de personajes de ficción puede llevar a la formación de expectativas irreales en las relaciones amorosas, dado que éstos suelen tener apariencias y habilidades sobrehumanas. Finalmente, como demuestran en su artículo Dooley B. y Ueno H., muchas empresas lucran con la soledad o el afecto que la gente tiene por sus crushes ficticios, llegando a vender productos tales como cartas de amor “escritas” por los personajes, perfumes que evocan su presencia y hologramas.

Sin embargo, como ya se comentó, para muchas personas los personajes ficticios representan un cobijo en donde hayan apoyo emocional, que incluso les puede ayudar a mejorar su autoaceptación y autoestima. El caso de Kondo ejemplifica esto, él conoció a Miku en medio de una depresión suicida causada por acoso laboral, y fueron las canciones de ella las que lo consolaron y motivaron a seguir con su vida. Kondo ha dicho que Miku es real, en el sentido de que lo hace sonreír. De modo similar, varias personas se han apoyado en personajes ficticios para sanar heridas emocionales causadas por rupturas amorosas antes de volver a intentar entablar otra relación.

También la atracción hacia personajes ficticios ha sido la chispa que numerosas personas necesitaban para desarrollar sus habilidades de escritura, de dibujo o musicales, con el fin de elaborar obras dedicadas a sus crushes; además, no es raro para los fictosexuales el integrar comunidades en las que puedan expresar sus sentimientos sin temor a ser juzgados, en 2023 Kondo y sus amigos fundaron la Asociación de Fictosexualidad, destinada a combatir los prejuicios que estas personas sufren.

Un último punto a resaltar, aunque principalmente acontece en países de tradición confuciana como China o Japón, es el uso de la fictosexualidad como un medio para protestar ante los rígidos roles de género. En esas sociedades están muy presentes las figuras del “hombre proveedor” y la “mujer ama de casa”, delegando así a las mujeres la responsabilidad sobre las tareas domésticas, la crianza de los hijos y el cuidado de los mayores. Ante este contexto, como lo evidencian Dooley B. y Ueno H., varias mujeres han adoptado a personajes ficticios como sus parejas, en un intento de visibilizar su descontento con la idea de que el matrimonio no debería ser lo primordial. 

La atracción por personajes ficticios puede llevar a un viaje de autodescubrimiento, autoaceptación y formación de comunidades con otras personas que también han encontrado en esos personajes un refugio ante los embates de la vida. En última instancia, todo este caso nos recuerda la importancia de la empatía, pues los grandes problemas actuales no se resolverán atacando a las personas por sus gustos, sino a través de la unión y la creatividad.

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