Facultad de Psicología
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En la actualidad es común entender a la educación como esa enseñanza que se nos da en las aulas en lugares cerrados donde un profesor da una cátedra de lo que es la verdad esto siendo un símbolo de progreso, alejándonos del salvajismo y la ignorancia para convertirnos en personas civilizadas es decir en personas educadas. También se concibe a la escuela como esa institución que a modo de maquila forma a los profesionales que en un futuro serán esos engranajes más especializados los cuales ayudarán a seguir “el camino del progreso” en el cual no importa la explotación, el extractivismo ni los derechos de nadie, sólo volver a las personas sirvientes del sistema y que sean funcional para este.
Todos seguimos el juego, ya que se tiene la fiel promesa de la posibilidad de subir dentro de la escalera social y esto puede ser demostrado al ver cuáles son las disciplinas priorizadas para seguir dentro de los planes de estudio; desde chicos se nos enseña que quien más merece es quien tiene más conocimientos de las ciencias naturales o exactas dejando completamente a un lado las humanidades, las ciencias sociales y el arte, convirtiendo a estas últimas en un mero hobbie u ocupación para la población mayormente privilegiada. Así se ve la prioridad que tienen las disciplinas que mejor remuneran económicamente ya que se utilizan estos conocimientos para generar nuevas tecnologías traduciéndose esto en progreso.
Enfocándonos en el abandono a las ramas humanísticas y sociales, podemos percibir una zona gris en la que ni siquiera nos planteamos: ¿qué pasa cuando nos colocan una venda en los ojos que nos impide ver nuestra historia y nuestro pasado? Pienso que este acto nos aísla de las luchas que se han generado y nos hace propensos a ignorar las desigualdades creyendo las mentiras que el sistema nos ha vendido. Engañándonos, el sistema ha logrado someternos causando así que entendamos a la educación como la institución llamada escuela y que a partir de ser dignos de ella vamos a poder tener un futuro; además llega a concebirse que si logramos mantenernos en la escuela es responsabilidad individual, ya que quien no puede con la carga “no se esforzó lo suficiente”, con ello ocurre que el contexto socio-cultural no tiene peso, y en cambio, el fracaso es únicamente tuyo y el problema eres tú.
Aquí es cuando me cuestiono: ¿por qué la educación sólo cuenta si es desde ciertos puntos de vista? La educación es aprender y aprender no es únicamente ser una biblioteca andante con un montón de conocimientos que puedes encontrar en un libro sino que va mucho más allá: es aprender, comprender, dudar, cuestionar, buscar más, dejar de ignorar y esto no únicamente se realiza en un aula. Es decir, la educación es mucho más que ser una tabula rasa que procesa libros, pues el conocimiento puede venir de quien sea, es decir, cualquier persona puede ser un profesor y ampliar nuestros conocimientos.
¿Por qué se genera esta reducción de la educación a un mero ámbito académico formal? Quizás porque, es bien sabido que la educación es un proceso excluyente en el cual se plantea que no todos somos dignos de ella. Está bien que algunos pocos tengan conocimientos para poder realizar el trabajo que los dueños del “progreso” requieren, pero es peligroso que muchas personas sepan mucho o eso es lo que nos han hecho creer.
En el día a día podemos ver cómo todas las personas generan conocimientos; incluso en las ciencias sociales existe una diferenciación entre conocimiento formal e informal y me atrevo a decir que los profesionistas aprendemos de las personas sin formación académica y no viceversa. Las ciencias sociales se han hecho a un lado en la cadena productiva, pues suele ocurrir que no remuneran, esto dado que pueden llegar a ser un agente detractor del sistema.
Desde las ciencias sociales le debemos mucho a la gente, especialmente cuando sin notarlo caemos en el juego de estudiar para ascender de clase; esto a pesar de conocer muchas de las problemáticas actuales, pues igual nos prestamos a reproducir estas prácticas ya sea descalificando, folklorizando, p únicamente “estudiando” a las personas y no conociéndolas.
Por este tipo de conductas las ciencias sociales han vuelto a la educación algo de elite y exclusivo, donde el conocimiento que generan se queda encerrado en cierto círculo académico, contemplando a las personas y sus procesos como un mero objeto de estudio, incluso perpetuando prácticas violentas y colonialistas como son la aculturación, que es lo que ocurre cuando “vamos a enseñarles” a las comunidades cómo de se debe vivir e inclusive a cómo se pueden salvar. Esto último es un atentado a su cultura, su enseñanza y su conocimiento lo cual se entiende como algo desechable, detestable y obligado a cambiar.
El reconocer otros procesos de creación de conocimientos más allá de la academia, es fundamental ya que esta acción reconoce que el conocimiento también está en las calles y que el conocimiento se obtiene en cada interacción sin estar restringido a un aula. Al sistema no le conviene que las personas cuestionen, que interactúen y que validen el conocimiento que adquieren de ellos mismos porque de esto surge la organización, la inconformidad y la lucha por los derechos; esto se puede observar con los pueblos organizados que hay simplemente en México, esos pueblos que se organiza y enseñan a su gente por generaciones.
La educación también está en las calles pues el conocimiento se genera a través de la interacción y, con ello preguntémonos, ¿dónde puede haber más interacción que en las calles? Sí, en los lugares informales, en los lugares públicos, donde no importa si tienes título, si eres experto en algo, ya que estos conocimientos se intercambian e intercambiarlos es terriblemente poderoso ya que esto propicia la organización colectiva.
El punto fundamental para mí es que podamos encontrar nuestra propia forma de pensar, de cuestionar y auto-cuestionarnos cómo ampliar el panorama a un mayor número de vivencias y puntos de vista posibles… y esto es posible en la calle. Sí, hay que voltear hacia los conocimientos hechos a un lado, invisibilizados y por tanto, olvidados.
La educación no es solo una institución, el conocimiento se crea a partir del choque de ideas y del diálogo con el otro sin importar sus orígenes, lugar o posición social. El conocimiento no debería ser reconocido únicamente por una determinada forma de creación o a una institución, pues el conocimiento parte de una dinámica colectiva y no de una segregación elitista, individualista y egoísta a la que a veces llamamos educación formal. Hay que cuestionar esa educación en tanto quita poder a las personas, corta la visión y excluye; por lo tanto es necesario sacar el concepto de la educación de su claustro, llevarlo a las calles y así, ojalá con esto regresar el poder arrebatado a las personas y que puedan éstas ser dueñas de su propia educación. Recordemos la educación y el conocimiento olvidados.
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