Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Crédito: Axel Ozvaldo Castro Lotzin / Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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David Rivera Torres

Facultad de Filosofía y Letras

David nació en Ecatepec, Estado de México en diciembre del 1998. Su padre fue obrero y su madre una mujer artesana que le enseño que es posible dibujar otros mundos, con otros colores, con otras texturas. De pequeño descubrió que tenía una gran pasión por moverse y contonear el cuerpo de un lado a otro. Para él la pista de baile es el lugar del encuentro, del festejo y de la libertad. David es pedagogo en formación, su lugar favorito es la universidad, su escritora favorita es Cristina Rivera Garza, es capricornio y su sueño es poder volar.

Antídoto y veneno

Número 11 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2023

El licor que lo curaría, realmente se convirtió en su mayor enfermedad

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David Rivera Torres

Facultad de Filosofía y Letras

Leí sobre ti en un artículo de investigación.

Desde hace varias semanas te he visto expuesto en demasiados post de Instagram.

¿Por qué las y los intelectuales están arduamente informando a la población de lo letal que sería seguir consumiéndote?

¿De cuándo acá debemos dejar de pensarte como un ideal?

Poco importa, ya desperdicié muchos años de mi vida, te quiero beber.

¿Cómo dices que te llamas?

¡Un gusto!

Agradezco que llegaras a mi vida, llenando aquel vacío que dolía desde hace mucho.

Estoy feliz.

Siento mucho, me estoy desbordando.

¡Me encantas!

¡Me fascinas!

¡Me complementas!

Y ahora, ¿qué sigue?

¿Hacia dónde nos dirigimos?

No puede existir retroceso, vamos hacia adelante, siempre hacia adelante.

Estamos juntos en este viaje, ¿lo recuerdas?

¡Vamos!, ¡Vamos!

Oye, espera.

Comienzo a cansarme, el equipaje que voy cargando es demasiado pesado.

Está bien, no pasa nada.

Yo puedo solo.

Estoy tratando de avanzar con mayor velocidad, estoy dando pasos más grandes para lograr alcanzarte.

Detente.

Te necesito.

Te necesito hoy más que antes. 

Escúchame, te estoy hablando.

Sigues ahí para mí, ¿verdad?

Para, creo que te debo decir algo.

¿Acaso no te das cuenta del daño que me estás causando?

No puedes ser lo incorrecto cuando he apostado todo por ti.

Me rehúso a aceptar que me equivoqué.

Me niego a decir que fuiste una mala decisión.

Y ahora dime, ¿cómo te dejo ir?,  ¿cómo me curo de ti?, ¿a qué especialista debo de acudir?

Enloquecí. Qué difícil es enloquecer con poco dinero en las bolsas.

Ya no  puedo pensar de manera coherente. Estoy asustado.

Aléjate, suéltame, ya no quiero seguir caminando a tu lado.

¡Lárgate!

Quiero sentir que no te necesito.

Quiero mirarme a mí mismo y no esperar a que tú me digas quién soy.

Quiero curarme, quiero curarme de esta mierda.

Me equivoqué, pensé que eras aquel licor medicinal que aseguraría mi plenitud.

Nunca imaginé que al acercarme a ti podría precisar un diagnóstico de enfermedad.

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