En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
CRÉDITO: Freepik
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Kenlly Meliza Leocadio Trejo

Facultad de Medicina

Estudiante de medicina, atleta: soy alguien que trata de hacer todo de lo que es parte con pasión y amor intentando dejar algo bueno en los demás.

Salud en las políticas

Número 13 / ABRIL - JUNIO 2024

La medicina y la política deben actuar en conjunto, no para beneficiarse la una de la otra

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Kenlly Meliza Leocadio Trejo

Facultad de Medicina

Según Aristóteles la política es una ciencia que estudia el bienestar común en la sociedad. Es el medio por el cual una sociedad se organiza y administra para garantizar la paz y el orden, promover la justicia y fomentar la virtud en sus ciudadanos. La política, para Aristóteles, es una disciplina moral y práctica, que aborda cómo los individuos pueden vivir juntos de manera justa y armoniosa; el concepto suena como algo perfecto, pero la realidad a su aplicación se aleja poco a poco del mismo. 

En realidad, se habla mucho de la política y se sabe poco respecto a ella. Consumimos la comedia mediática que ésta nos ofrece con más ironía que hechos y sólo damos por hecho que “es así aquí y en todas partes”, que “no lo podemos cambiar”. De igual forma, vemos personas liderando al mundo con discursos elaborados, discursos que no son nada más que palabras sueltas en el aire, y con muy pocas ideas que realmente sirvan de algo; vemos decisiones que dejan mucho que desear, ya que su papel debería ser dar eco a nuestra voz por el bien común. En cambio, pareciera que los políticos carecen de la capacidad de escucharnos. 

Por otro lado, aunque suene algo contradictorio, la política es un ente externo, no es sólo un gobierno, o una persona que hace oídos sordos a nuestras peticiones: pensar que la política se reduce al individualismo de una institución o partido político va en contra del verdadero fin de la misma. Partiendo de esta idea, la pregunta que me planteo es: ¿por qué algo que está tan estrechamente relacionado con la sociedad se priva del saber de otras áreas (como la medicina) ?, ¿por qué constantemente nos vemos divididos en ideologías? En lugar de buscar lo que llamaríamos el “bien común”, muchas veces sobresale la “superioridad moral”, lo cual deja muy de lado lo que nos gustaría enunciar con la palabra humanidad. 

La salud pública en este sentido toma por un lado la política y por el otro la medicina, esto para intentar ser un puente entre ambas. Sin embargo, poco se menciona sobre este entrecruzamiento (o así lo percibí en las últimas campañas electorales) y aún menos importancia se le da, creo. Esto pese a que ambos campos interaccionan, cambian, crecen y se necesitan el uno al otro. De igual forma pensar que la parte social está alejada de la parte médica, no es nada más que hablar desde la ignorancia, ya que la medicina tiene la responsabilidad de nutrirse y utilizar herramientas sociales para hacer una mejor intervención pública; esto último no para “medicalizar” conceptos (ya que eso también es parte del problema), sino para, por ejemplo, ampliar nuestro dominio social sobre las enfermedades, de manera que la promoción de salud no se vea reducida exclusivamente a la acción preventiva de la enfermedad: conocer más como sociedad lo que nos enferma. 

La salud es un concepto ampliamente subjetivo. La salud no es la ausencia de la enfermedad, es el estado pleno del equilibrio social psicológico y biológico de una persona, es decir todo lo que tiene que ver con el hecho de ser un ser humano. La salud depende de la genética, del ambiente y no puede asegurarse a nadie, de la misma forma que no puede asegurarse la felicidad, ni el amor, ni la inteligencia, ni la autoestima. Existe una común aceptación del derecho a la salud como algo evidente, sin embargo existimos en un mundo donde, a decir verdad, en la mayoría de los países el derecho a la salud no es más que una utopía sacada de la novela perfecta de ciencia ficción. Pienso que la labor y responsabilidad de las instituciones públicas (y algunas privadas) es únicamente la de tratar de facilitar la consecución de la salud pública, no la de asegurarla.

Por ello, informarnos sobre las personas que elegimos para liderar el futuro es una responsabilidad para hacer de la política nuestra y así tomar decisiones que beneficien realmente a nuestras necesidades comunes; buscamos políticas que sean innovadoras y congruentes con la actualidad que vivimos y queremos vivir. Por su parte, la democracia se asocia con un mayor nivel de salud, pero no todas las opciones políticas conllevan el mismo resultado en este aspecto, ni ofrecen las mismas alternativas respecto a la organización de servicios. 

Las carencias mencionadas existentes en esta relación (de la política y la medicina) se alimentan y acompañan de otros factores como desigualdades, dificultades de acceso a tratamientos, bajas o nulas condiciones de calidad de vida, entre otros. Entonces, me pregunto: ¿por qué si la salud es algo que merecemos todos sin importar nuestras creencias, estatus económico, clase social, lugar de procedencia, raza, etc., no es posible alcanzarla como sociedad? Ejemplo de esto es el tratamiento de transición para la comunidad transgenero, mismo tratamiento que se ve afectado por factores socioculturales, lo cual conlleva a una escasa oportunidad al acceso de la salud en esta población, en la cual se ve implicada la desatención por parte del gobierno, empezando por los organismos de salud pública para promover estos servicios y garantizar la seguridad de la comunidad trans. Pensemos también en los altos números de cesáreas innecesarias que son violencia obstétrica, o el poco acceso a agua potable, o la escasez de médicos, o el creciente aumento de prevalencia incidencia morbilidad y mortalidad por diabetes y enfermedades que pueden ser prevenibles por una buena promoción a la salud, o el planteamiento de miedo y prejuicios a ejercer políticas respecto a la sexualidad, y una lista creciente (¿sinfín?) de problemas…

Debemos dejar de pensar que todo lo que tiene que ver con salud habla sólo de enfermedad. La medicina y la política deben dejar de ver a las personas como algo más que enfermos o votos de casilla (respectivamente), para hacer realmente la diferencia que la sociedad necesita desde hace mucho, y así ver con otros ojos las problemáticas que se enfrentan en la actualidad ambas. Esto me parece, es lo ideal para proponer soluciones que vengan más desde la promoción de la salud, apoyadas de políticas que regulen estas situaciones, para ya no ver solamente como números y estadísticas a las personas.

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Salud en las políticas

2 Responses

  1. Sin duda este texto me lleva a considerar cómo la política, idealmente orientada al bienestar, a menudo se desvía de este propósito en la práctica, tomando decisiones que no reflejan las verdaderas necesidades sociales. Me preocupa especialmente la falta de conexión entre la política y la medicina, que afecta negativamente la salud pública. Creo que la salud debería ser un derecho universal, pero en la realidad, esto aún no se ha logrado. Es fundamental que la política y la medicina colaboren para abordar los problemas sociales desde una perspectiva más humana, y como ciudadanos, debemos estar informados y exigir líderes que trabajen en beneficio de todos.

  2. Elegir con mucha objetividad a nuestros gobernantes debería ser esencial. Es lamentable pero nos dejamos llevar por el populismo, debemos analizar con lupa a quienes son los encargados de gobernar y destinar los recursos.
    La salud es uno de los temas más importantes no solo para nuestro país, sino para el mundo. Teniendo un buen sistema de salud se pueden erradicar diversas enfermedades o bien prevenirlas.

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