En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
La dictadura perfecta (2014) Luis Estrada
Picture of Yael Sebastián Díaz Santos

Yael Sebastián Díaz Santos

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Soy un estudiante de Ciencias Políticas apasionado por el cine. Dicen que la política está en todo, pero hemos olvidado cómo ésta influencia a la cultura y viceversa. Yo quisiera mostrar cómo la cultura es un instrumento de poder.

El cine y el poder en nuestro país

Número 16 / ENERO - MARZO 2025

¿Cuánto tiempo tardamos en México en utilizar al cine como instrumento de propaganda política?

Picture of Yael Sebastián Díaz Santos

Yael Sebastián Díaz Santos

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Aunque el cine fue creado para entretener, rápidamente se convirtió en una herramienta política. O mejor dicho: como “máquina de guerra”, como lo percibía Gilles Deleuze, filósofo francés de los más importantes del siglo XX, pues ya no solo entretenía a la gente, sino que ahora cumplía con la función de promover y manipular ideales según de la conveniencia de quien lo ocupara. 

Un ejemplo que quisiera resaltar es el de la película El triunfo de la voluntad (1935), de la directora Leni Riefenstahl, que retrata una visión empática del partido nacionalsocialista o nazi, con un fin propagandístico, demostrando de este modo la importancia del cine en el medio político. Pero, ¿qué sucede en México cuando se introduce el cine en el país?

El cine llegó a México en la época del porfiriato a finales del siglo antepasado. No había pasado ni un año desde la creación del cinematógrafo cuando los enviados de los hermanos Lumiére, Bernard y Gabriel Vayre, solicitaron al presidente una audiencia para mostrarle el aparato. Fueron recibidos en el Castillo de Chapultepec el 6 de agosto de 1896. Un Porfirio Díaz influido por la modernización de Europa y su estética, no perdió el tiempo en aceptar las concesiones necesarias para introducir este nuevo aparato al país, lo que causó un asombro en toda la sociedad. El 27 de agosto de 1896 fue su primera exhibición al público, con un cortometraje del general Díaz paseando a caballo, demostrando con una sola imagen que él tenía el poder en la sociedad.

Esta manifestación política no disminuyó tras los acontecimientos de la Revolución Mexicana.De hecho, se intensificó durante la consolidación del Estado posrevolucionario. Ahora la imagen principal no era Porfirio Diaz, sino la misma Revolución y los actores que participaron en ella, Pancho Villa y Emiliano Zapata, sólo por nombrar algunos. 

Tiempo después, cuando la Revolución Mexicana estaba llegando a su fin, el país estaba dividido e inseguro sobre su futuro, por los asesinatos y la caza de varios líderes del movimiento revolucionario como Zapata, Villa y Venustiano Carranza, por lo que se necesitaba un nacionalismo que promoviera una unidad en el país y demostrara que estábamos en camino de la modernización y comprensión social. Desde la presidencia de Álvaro Obregón, en 1920, los gobiernos revolucionarios buscaron legitimarse a través de la cultura. Este período histórico está marcado por la transición hacia la consolidación de un Estado autoritario que estuvo bajo el control del Partido Nacional Revolucionario (PNR), posteriormente transformado en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Por lo que fue necesario la construcción de una identidad nacional, así que el Estado se esforzó por integrar a la sociedad bajo un mismo discurso de progreso, modernidad y justicia social. En este plan, el cine fue una herramienta política para narrar y justificar el nuevo orden.

La relación entre cine y política en México forma parte de un fenómeno más amplio que involucra el uso del cine como medio de propaganda y herramienta para la construcción de narrativas históricas oficiales. Sin embargo, la interacción entre cine y política no funcionó tan armoniosamente, ya que algunas producciones desafiaron o complicaron las narrativas oficiales, generando tensiones entre los directores y el Estado. Uno de los primeros ejemplos de censura que podemos ver en México es la inconclusa película de Serguéi Eisenstein, ¡Que viva México! (1930). “Por temor a que promoviera una ideología comunista o fuera hostil hacia el gobierno, provocó la suspensión de su producción y distribución en México”, según señalan Ángeles Magdaleno, Carlo Lizzzani, Luis Tovar y Carlos Mendoza en su libro Censura cinematográfica y otros inconvenientes

Estos casos de censura no han sido solamente en México, ya que también la película Vals con Bashir (2008), de Ari Folman, fue censurada en los países árabes porque habla acerca de la masacre de los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, en 1982.

Desde una perspectiva teórica, la relación entre cine y política ha sido abordada por varios autores. Walter Benjamin, en su ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (1989), argumenta que la capacidad del cine para reproducir y distribuir imágenes en masa lo convierte en un medio especialmente adecuado para fines políticos, permitiendo que el arte se utilice como un instrumento de control y legitimación. Siguiendo esta línea, autores como Gilles Deleuze han explorado el papel del cine en la creación de nuevas formas de percepción y en la estructuración de los imaginarios colectivos, planteando que el cine tiene una función política inherente.

Al pasar los años, la historia del cine mexicano y la política no se han podido separar. Después de la Revolución llegó el pináculo del cine mexicano o mejor conocido como “la edad de oro del cine mexicano”, con actores y directores que marcaron generaciones como fue: Pedro Infante, Cantinflas, “Tin Tan”, Ismael Rodriguez, Emilio Fernández y Fernando Fuentes, sólo para nombrar algunos, y aunque las películas empezaron a tener una temática de género ranchero y de comedia, eso no demerita los temas importantes que pueden abordar. Una buena peli de esa época es Si yo fuera diputado (1952), protagonizada y escrita por Cantinflas. Este filme juntó la comedia con temas políticos, pues muestra el lado oscuro de la política como robos, corrupción, para obtener el poder. Al mismo tiempo, nos habla de las ventajas de ocupar ese poder para el bien, promoviendo la democracia y la igualdad.

O no hablemos de politica, mejor centrémonos en el problemas más cotidianos como Él (1953), película de Luis Buñuel, director caracterizado por siempre mostrar en pantalla temas muy crudos sobre la sociedad. Como es su sello, esta película no se salva de ser también polémica, ya que habla sobre la violencia doméstica que sufre la  protagonista, Gloria, a manos de su marido y cómo ella intenta escapar de esta relación tóxica que está sufriendo. 

Ahora, saltemos unos años: películas como En lugar sin límites (1978), de Arturo Ripstein, fue una de las primeras películas en retratar la dificultad de una persona homosexual travesti, que vive en un pueblo que no acepta a la comunidad LGBTTTQ+.  En el filme, Ripstein hace una crítica sobre una sociedad que no comprende y/o no está abierta a la sexualidad, esto lo podemos ver cuando Pancho, un habitante del pueblo, lleno de ira confusa y sentimientos ataca a Manuela.

Por otro lado, en la película Canoa (1976), de Felipe Cazals, vemos que ya no es necesario escribir historias ficticias, ya se retrata sucesos trágicos y reales: el linchamiento de un grupo de jóvenes estudiantes por los habitantes de un pueblo tras haber sido confundidos con comunistas. Son muchos más los ejemplos, como Rojo Amanecer (1989), Bardo (2022), Heroico (2023), etc. El cine nunca se ha separado de un ideal o una crítica política.  

No debemos de olvidar el poder de una imagen y cómo ésta puede ayudar a transmitir o empatizar con el mensaje que estamos mostrando. Este impacto en la población puede ayudar a crear un movimiento o acabar con uno. Muchas películas nos inspiran a realizar nuestros sueños. O, ¿cuántas veces han sentido que te habla solamente a ti, que te veías reflejado en el protagonista y sentiste su dolor, su amor? Sí, tanto que dejó de ser una película y empezó a ser parte de ti, tus pensamientos cambiaron, reflexionaste y por ende ahora actúas de una manera diferente. Por eso es necesario resignificar el cine, para comprenderlo como medio de poder y así utilizarlo o defendernos de él. Abriendo más posibilidades a la compresión de diferentes instrumentos de dominación que no vemos en la sociedad y necesitamos analizar.

Más sobre ¿Qué es el amor?

¿Amar es un acto político?

¿Amar es un acto político?

Por: Tania Jimena García Manríquez
En tiempos de ultraderecha, el amor nos permite cambiar estructuras mentales y sociales

Leer
El canibalismo como metáfora del amor

El canibalismo como metáfora del amor

Por: Lisbeth Gonsen Muñoz
Estás en mi sangre, se siente tan bien y duele tanto

Leer
Crushes ficticios, sentimientos reales

Crushes ficticios, sentimientos reales

Por: Diego Cisneros Godínez
Los fictosexuales y su lucha por combatir la idea hegemónica de las relaciones de pareja

Leer
El papel de la mujer en el cine

El papel de la mujer en el cine

Por: Angélica Hernández Plancarte
Históricamente, la mujer suele ser más un objeto que un personaje

Leer
El amor como imposibilidad

El amor como imposibilidad

Por Axel Álvarez Barrientos
Del despertar erótico a la búsqueda de identidad

Leer
El enamoramiento a través de las ciencias

El enamoramiento a través de las ciencias

Por Alejandro Sánchez Campo
¿Es amor o es sólo dopamina?

Leer

Deja tus comentarios sobre el artículo

El cine y el poder en nuestro país

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

four × 4 =