En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
María Fernanda Hernández Márquez
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Alondra Rigel Arroyo Rojas

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco

Cristales templados

Número 3 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2021

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Alondra Rigel Arroyo Rojas

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco

“En mis tiempos todo era elegante, sin greñudos…”, mientras la escucho se asoma en mi mente un recuerdo acerca de una reunión familiar, donde las generaciones van desde baby boomers hasta centennials puedo ver que hay diferencias y prioridades como por ejemplo, para algunos salir adelante y para otros tener una preparación superior y la manera en que la que se desarrollaron o desarrollan, además de la familiarización con la tecnología que hay entre cada quién y cómo algunas generaciones al ser más recientes el uso de esta es casi  como alimentarse y es claro todxs somos individuxs pero esas diferencias personales van más allá, ya que son diferencias de patrones colectivos, mientras algunxs deciden ver Facebook otros prefieren crear su contenido.

Recalquemos que cada generación está marcada por sucesos que la impactaron de una manera nueva como lo fue una guerra mundial.

Al hablar con integrantes de mi familia les pregunto cosas que me pueden ayudar a encontrar esos patrones, de igual manera muestro mi inquietud acerca de su punto de vista de mi generación en lo que en general concordaron que usamos mucho las Tecnologías de la Información y Comunicación “TIC” y que nos ofendemos con facilidad, sin olvidar nuestras diversas y constantes luchas.

De entrada, todas las generaciones se jactan de que la suya era o es mejor que la nueva lanzando críticas hirientes y muchas veces solo viendo el lado negativo. Están concentrados en lo que es peor y no en sus características sobresalientes o las que pueden llegar a dejar huella positivamente. En lugar de impactar de una buena manera y favorecer un cambio en la generación sólo se fomentan situaciones y conductas negativas, en el presente una de ellas es el hate. Sin embargo, estas situaciones no son actuales, ya que desde tiempos antiguos las generaciones pasadas se preguntaban cómo iba a sobrevivir el mundo con jóvenes que ya no mostraban el mismo respeto, educación, sensatez, etcétera que los de antes.

Por un lado, mi generación (z) es la que se está asomando al ámbito laboral, tecnológico, social, escolar, entre otros. Recordemos que los términos de generaciones no tienen valor demográfico, sino que son una forma de establecer diferentes hábitos compartidos que tiene algún grupo de población, por lo que ahora la famosa generación millennial está dejando de llevarse todo el crédito de críticas no precisamente constructivas; como cuando se afirmaba que no eran solidarios ni comprometidos, sin embargo, durante el post terremoto de 2017 su presencia y ayuda fue significativa.

Mientras los centennials proliferábamos nos acostumbramos a escuchar quejas acerca de los millennials diciendo que eran la peor generación. En esos momentos eran lxs que comenzaban a trabajar y cambiar su entorno y que en algunos años (pocos) serán la mayoría de la fuerza laboral mundial.

Por otro, creí que a lxs centennials nos iban a criticar menos, pero en efecto no es así, estamos en una etapa que muchxs odian: la adolescencia. De hecho, nos reclaman de una forma adversa como el ser mimadxs no por contar con privilegios con los que otras generaciones no contaban, sino que por ser en su mayoría hijxs de una generación trabajadora y sobresaliente que nos brindó todo para evitar el sufrimiento y las crisis que ellxs tuvieron que afrontar.

Cabe mencionar que también nacimos en una época muy cambiante e igualmente de crisis y muchxs adjudican a eso y nuestra formación que somos irreverentes, impacientes, individualistas, hiperconectadxs y nos ofendemos con cualquier crítica o problema que aqueje a la sociedad y precisamente por eso muchxs nos conocen como la generación de cristal.

Cabe mencionar que también nacimos en una época muy cambiante e igualmente de crisis y muchxs adjudican a esto y nuestra formación la irreverencia, impaciencia, individualismo, hiperconectividad y nuestra sensibilidad (hacia cualquier crítica o problema que aqueje a la sociedad) que nos caracteriza y precisamente por eso muchxs nos creen conocer como la generación de cristal.

En realidad, no todos pero sí muchos puntos negativos que nos adjudican tienen algo de verdad en su redacción no podemos negar que nuestros antecesores han luchado para darnos una vida con una calidad superior a la que ellos tuvieron aunado a los privilegios con los que contamos como el internet. Pareciera que la conexión nos da un aire de superioridad; en general al denotar ignorancia cuando se habla de un mundo sin su existencia, más que simplemente desconocimiento y presunción lo que sucede es que (sé que sonará cliché) nacimos y crecimos con la existencia de una tecnología mucho más avanzada, pero eso no quiere decir que no debamos ser conscientes en otros aspectos.

A pesar de que nuestro talón de Aquiles es bastante grande también somos diferencialmente más tolerantes y nos preocupa mejorar tanto la sociedad (al igual que otras generaciones) como el medio que habitamos.

Ahora bien, probablemente le debamos mucho a la tecnología, la apertura a la información y la variedad han abierto la mentalidad humana, así que gran parte de nuestra apertura hacia temas, cosas, situaciones las cuales antes se juzgaban y ahora se perciben con naturalidad son gracias a esto y si aún no es así buscamos que se sientan de esa manera en algún punto, mediante el uso de redes sociales que nos mantienen hiperconectadxs y envueltxs en situaciones actuales muchas luchas y movimientos que apoyamos fervientemente para que dejen de considerarse una posible utopía.

Si bien estamos involucradxs en temas sociales, ecológicos, entre otros, por una mezcla entre hiperconectividad e irreverencia y por eso queremos romper los moldes cuadrados que han y continúan siendo aplicados, por lo que a veces parece una lucha incesable en contra de todo, creo que más bien es una reacción de adaptación al medio en el que vivimos como lo ha sido para todxs, sobre todo para lxs adolescentes sin importar de qué época, para nosotrxs es un cuestionamiento incesante y rápido, como el hecho de que queremos buscar y aplicar las mejores soluciones para que el planeta resienta menos nuestra estadía, no queremos acabarlo y sabemos que se encuentra pendiendo de un hilo.

En particular a pesar del individualismo más no egoísmo (aunque para muchos lo es), los temas sociales tienen mucho peso, aunque aún debemos mejorar la colaboración. Asimismo valoramos la libertad de expresión, aunque a pesar de esto la sociedad aún decide qué, cómo, dónde y cuándo opinar, muchas veces se emiten opiniones y se contestan sin partir del respeto, así que en ese ámbito aún falta bastante, se busca un mundo más justo y con justicia y libertades y se van a seguir presenciando movimientos masivos para apoyar alguna o diversas causas, como el feminismo y que otrxs continúen con esa lucha si aún no se logra el cometido.

A causa de que ahora nos mostramos más reales emocionalmente tanto en redes como en el día a día también muchxs creen que somos mucho más vulnerables solamente por sincerarnos, pero no es que no hayan existido emociones así, sino que se mostraban de otra manera o simplemente se omitían, sin embargo, eso no retira el hecho de que la crítica no nos agrada del todo y lo personal que tomamos esta, pensamos que simplemente están atentando contra nosotrxs porque tendemos a ir contra corriente lo que como jóvenes se hace, pero buscamos innovar al mundo con nuestras ideas.

Así pues, me gustaría mencionar que como generación aún no hemos finalizado de crecer, por lo que nuestro desarrollo final como sociedad aún no es terminante ni definitivo, algo impactante es ver cómo será superada la pandemia por lxs centennials, inclusive para el mercado aún somos un misterio sobre como ser sus nuevos consumidores, por lo que entre generaciones deberíamos hacer una crítica constructiva desde el respeto para incrementar el potencial de cada una, en lugar de odiar a lxs más jóvenes y criticar sus causas simplemente por qué sí o por qué nos incomodan.

Hay que partir desde la juventud, que es una etapa por la que todxs hemos pasado, la tolerancia debería ser la base para crear cristales templados. Con más resistencia que los antecesores y con la capacidad de comprender a los antecesores y sucesores, ser capaces de enfrentar los retos que se impongan. Hay que ser conscientes de las particularidades de cada generación y abrir el diálogo, porque precisamente gracias a las diferencias es que hemos evolucionado.

Es normal tenerle miedo a lo desconocido, pero no por eso hay que rehuirle intentando que se parezca a nuestra zona de confort y al igual que todas las generaciones, queremos dejar huella en un mundo mejor, todxs alguna vez fueron los adolescentes, los que movían a la sociedad, su país y al mundo y que buscaban cambiarlo, ¿dónde ha quedado ese espíritu si es que se ha perdido?, sólo que ahora se tiene un nuevo enfoque desde los derechos individuales y sociales que buscamos cambiar o mejorar con las herramientas con las que contamos y con las que nos hemos forjado “…fuiste pachuco”.

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