La Cultura política

Feminista en el tiempo

El feminismo, tanto como pensamiento y como movimiento social, ha desafiado las formas hegemónicas y patriarcales de hacer política, proponiendo alternativas para la transformación social. En su lucha, han desarrollado una cultura política que sitúa el cuerpo, las emociones y los afectos en el centro, estableciendo una conexión inseparable entre lo personal y lo político. Aquí te presentamos de manera gráfica cómo ha ido cambiando en el tiempo la cultura política de los movimientos feministas en la Ciudad de México. Acompáñanos en un recorrido desde los años setenta hasta el presente y descubre qué ha cambiado en cuanto a las actoras, las demandas y las estrategias de protesta en esta lucha por la igualdad, la libertad y la justicia.

1970

1970

"Lo personal

es político

"Lo personal

es político"

Mujeres protestando en 1968.
Mujeres protestando en 1968.

Los movimientos sociales que derivaron del 68, las dictaduras en América Latina y la apertura a la democracia en México, así como el agotamiento del modelo de Estado de bienestar y la transición al neoliberalismo marcaron el surgimiento del “neofeminismo mexicano”.

Las primeras feministas que se organizaron en esta época eran de origen urbano, universitarias y compartían el desencanto por la poca participación femenina en el ámbito público. Si bien habían sido parte de los movimientos estudiantiles del 68, se las había relegado a tareas secundarias y no protagónicas.

A partir de grupos pequeños y dispersos, las mujeres jóvenes se radicalizaron y levantaron la bandera de la liberación. El cuerpo y la sexualidad ocuparon un lugar central en sus reflexiones y demandas, que estuvieron enmarcadas por el lema “Lo personal es político”.

Grupos como Mujeres en Acción Solidaria, la Coalición de Mujeres Feministas, Colectivo La Revuelta, Movimiento Feminista Mexicano, Colectivo de Mujeres – PRT, GAMU o Cine Mujer, se manifestaron en contra de la violencia sexual, la doble jornada de trabajo, la subordinación, discriminación y exclusión.

Coalición de Mujeres Feministas, 1976.

Lucharon por la legalización del aborto, la educación sexual, el acceso a guarderías; además, algunas agrupaciones abrazaron la lucha de las mujeres obreras y las reflexiones sobre el trabajo doméstico, la explotación y la lucha de clases.

Las feministas que preferían una estrategia institucional pugnaban por la inclusión al sistema democrático en igualdad de condiciones que los hombres.
De izquierda a derecha: Betty Friedan, Simone de Beauvoir, Flora Tristán.
De izquierda a derecha: Betty Friedan, Simone de Beauvoir, Flora Tristán.

Las organizaciones comenzaron como grupos de autoconciencia, pequeñas reuniones en las que se compartían experiencias cotidianas de opresión, además de leer y discutir sobre el trabajo de pensadoras feministas como Simone de Beauvoir, Betty Friedan o Flora Tristán.

Estos espacios les permitían constatar que los problemas individuales son políticos, en tanto estaban insertos en estructuras históricas de dominación. Por lo tanto, las soluciones no podían ser individuales, sino colectivas.

Fue el momento en que nació fem revista de difusión donde se podían encontrar artículos académicos, periodísticos y literatura feminista.

También se realizaron las primeras marchas y manifestaciones, que, aunque congregaron un número pequeño de participantes, enarbolaron consignas poderosas sobre la maternidad, el rol de la mujer en el hogar y la política, y la voluntad de decidir sobre el cuerpo.

Un evento clave de este momento del feminismo fue la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, que tuvo lugar en la Ciudad de México en 1975 y que puso en el debate público la agenda feminista, tanto institucional como autónoma.

Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, 19 de junio -2 de julio de 1975, Ciudad de México.
Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, 19 de junio -2 de julio de 1975, Ciudad de México.

1980

1980

El surgimiento

del feminismo popular

El surgimiento

del feminismo popular

Comité de Solidaridad Feminista con las Costureras del ‘85.
Comité de Solidaridad Feminista con las Costureras del ‘85.
La crisis económica, el terremoto de 1985, el fraude electoral y el subsiguiente movimiento por la democracia trazan el contexto para la organización y movilización feminista en esta década. La apertura democrática de 1977 amplió las posibilidades de acción para todas las organizaciones que habían sido perseguidas o marginadas en las décadas de los años 60 y 70, incluyendo a los grupos feministas.
Durante esta década, el feminismo experimentó un crecimiento y multiplicación notables. La organización autónoma y espontánea que lo caracterizó en la década anterior comenzó a transformarse en formas más estructuradas, como las organizaciones no gubernamentales.
Este cambio generó debates al interior del feminismo sobre la dirección del movimiento, su relación con el gobierno y las instituciones, entre otros aspectos. Impulsado por la organización social surgida a raíz del terremoto de 1985 y la crisis económica,…

…el movimiento feminista se extendió más allá de la clase media, atrayendo a mujeres de sectores populares, campesinas, trabajadoras sindicalizadas y de movimientos urbanos populares. Esto marcó el surgimiento del feminismo popular.

Desde esta perspectiva, la lucha se centraba en temas como la carestía y la violencia hacia las mujeres, relegando la cuestión del aborto a un segundo plano.

El feminismo popular mexicano cobró auge a raíz del terremoto de 1985 y la crisis económica de esta década.
El feminismo popular mexicano cobró auge a raíz del terremoto de 1985 y la crisis económica de esta década.
El feminismo popular mexicano cobró auge a raíz del terremoto de 1985 y la crisis económica de esta década.

Por otro lado, la organización política que surgió como respuesta al fraude electoral de 1988 y que buscaba la democratización del país, motivó a las feministas a desarrollar propuestas y acciones colectivas en torno a la participación política femenina. Las redes de organizaciones desempeñaron un papel clave en la consolidación de este proceso, al permitir la coordinación de acciones entre organizaciones e instituciones de todo el país.

En esta etapa, destacaron grupos como la Coordinadora Benita Galeana, que reunía a 33 organizaciones de mujeres urbanas, sindicales, de ONG y partidos políticos. También se encontraban Mujeres en la Lucha por la Democracia, la Red Nacional contra la Violencia a las Mujeres, el Grupo de Educación Popular con Mujeres, Madres Libertarias, Grupo de Mujeres Revolucionarias y el grupo conocido como “las 5”: CIDHAL, EMAS, GEM, APIS y el MAS.
En esta década, las manifestaciones y marchas comenzaron a ganar fuerza, y el arte, que ya había estado presente en los repertorios de protesta desde la década de 1970, se convirtió en una forma importante de expresión para las feministas.

“Polvo de Gallina Negra” fue una producción artística que involucraba a pintoras, teatreras y músicas, que incluyó una exposición emblemática en la que se exhibió un tendedero de denuncia por primera vez.

De izquierda a derecha: Mónica Mayer, Maris Bustamante.
De izquierda a derecha: Mónica Mayer, Maris Bustamante.

1990

1990

El fin del siglo:

1990-2000

El fin del siglo: 1990-2000

La precarización de la vida familiar y social a causa del neoliberalismo afectó directamente a las mujeres.
En la década de los noventa, en México, se consolidó un proyecto neoliberal de sociedad que comenzó con la reducción del Estado y continuó con la privatización de empresas y bienes estratégicos. Esta desestructuración de la vida social, que hasta entonces estaba mediada y organizada por el Estado, provocó una precarización de la vida familiar y social que afectó directamente a las mujeres.
El retroceso de los grandes movimientos sociales de masas significó un cambio en la estrategia para el feminismo mexicano. Las ONG llevaron a cabo proyectos gradualistas y se involucraron en dinámicas de cabildeo estratégico para influir en las instituciones.
Las estrategias de las feministas institucionales abrieron nuevas rutas para la acción feminista en esta década.
Las estrategias de las feministas institucionales abrieron nuevas rutas para la acción feminista en esta década.
Algunas mujeres que habían sido activistas durante las décadas de los setenta y ochenta consolidaron organizaciones formales en los años noventa y buscaron establecer una relación cooperativa con el Estado, a pesar de que este no mostraba un gran interés en las reivindicaciones feministas.
De izquierda a derecha: Graciela Hierro, Marta Lamas.
De izquierda a derecha: Graciela Hierro, Marta Lamas.

Algunas de estas organizaciones incluyen a GIRE, la Coordinadora Feminista del Distrito Federal, el Frente Nacional por la Maternidad Voluntaria y la Despenalización del Aborto, CICAM y Diversa. 

Al mismo tiempo, se fortalecieron los programas de estudio e investigación sobre la situación social de las mujeres en instituciones como la UNAM, la UAM y el Colmex.

Esto llevó a la creación de espacios permanentes en universidades e institutos de investigación dedicados a estos temas.

Los cambios generacionales en el feminismo y sus diversas corrientes, dieron lugar a conflictos internos sobre cómo articular las demandas de género.

Además, persistían las tensiones históricas con el gobierno, la Iglesia Católica y los partidos políticos de derecha. Sin embargo, se implementaron las primeras acciones institucionales para abordar la violencia de género y la salud de las mujeres gracias a los esfuerzos de mujeres feministas que trabajaban en instituciones gubernamentales.

No obstante, estas acciones estuvieron centradas en la Ciudad de México, donde la victoria de un partido de izquierda abrió oportunidades para implementar políticas de atención a la violencia contra las mujeres.

El Instituto de las Mujeres (Inmujeres) y el Programa Nacional de la Mujer (1995-2000), acciones institucionales para enfrentar la violencia de género en esta década.
Mujeres indígenas rebeldes zapatistas.
Mujeres indígenas rebeldes zapatistas.

Otro acontecimiento a nivel nacional que abrió espacios para la expansión y diversificación del feminismo popular fue el levantamiento del EZLN en 1994. Un año antes, las mujeres de base promulgaron la Ley Revolucionaria de las Mujeres, en la que planteaban objetivos similares a los del movimiento feminista, especialmente en lo que respecta a la desigualdad de las mujeres indígenas.

2000

2000

El siglo XXI

2000-2010

El siglo XXI 2000-2010

Mujeres pintando un mural con la imagen de Emiliano Zapata.
Mujeres pintando un mural con la imagen de Emiliano Zapata.
Durante la primera década del siglo XXI las organizaciones no gubernamentales feministas continuaron con proyectos de impacto local, aunque en un contexto cada vez más desfavorable. El país experimentó un recrudecimiento de la violencia debido a la llamada guerra contra el narcotráfico, además de enfrentar una crisis económica que precarizó la vida de miles de trabajadoras y trabajadores. En el año 2000, la alternancia política se concretó con la llegada al gobierno de Vicente Fox, en cuyo mandato se abrieron instituciones federales de asistencia a las mujeres mexicanas.

En 2007 tuvieron lugar dos eventos decisivos para la cultura política feminista en México: la legalización del aborto hasta las 12 semanas en la Ciudad de México, y la promulgación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, sucesos que concretaron décadas de lucha feminista y abrieron espacios para la acción y el diálogo entre feministas y el gobierno.

Las estrategias legales junto con la investigación académica feminista y el cabildeo en el Congreso, mostraron que la lucha por los derechos humanos de las mujeres era una tarea histórica pendiente y un proceso en curso.
Los movimientos feministas son diferentes entre sí, pero comparten reclamos comunes como la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
Los movimientos feministas son diferentes entre sí, pero comparten reclamos comunes como la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
La crisis de los feminicidios activó nuevas movilizaciones feministas en esta década.
Por otro lado, la crisis de los feminicidios puso de manifiesto la persistencia y continuum de las violencias machistas. Si bien ya se habían comenzado a documentar en 1993, en los primeros años del nuevo milenio la situación alcanzó proporciones alarmantes. A pesar de los esfuerzos del activismo institucional para poner en la agenda temas de salud y violencia, la respuesta gubernamental siguió siendo principalmente asistencial. Esta forma de organización y acción de las feministas comenzó a mostrar sus limitaciones y preparó el terreno para otro cambio generacional.

2010

2010

La primavera violeta

y el activismo

feminista digital

2010-2020

La primavera violeta y el activismo feminista digital

2010-2020

#NiUnaMás
#NiUnaMás
Para la segunda década del siglo XXI, la violencia feminicida continuó en aumento y el movimiento feminista en México, como un movimiento articulado, comenzó a implementar nuevos mecanismos para enfrentarla. Diez años después de la promulgación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia,
surgió un movimiento de masas que tomó las calles de México, especialmente las universidades. El activismo estudiantil comenzó con grupos pequeños, ocupando cubículos y utilizando plataformas sociodigitales.
Sus demandas pusieron en relieve la violencia machista que afecta a las estudiantes en los espacios escolares, siendo el acoso sexual una de sus principales manifestaciones.

En 2016, la “Primavera violeta” llevó a las calles a mujeres jóvenes, estudiantes, madres y trabajadoras de todas las edades, con la demanda general de poner fin a la violencia contra las mujeres.

En estas movilizaciones, Internet desempeñó un papel importante y marcó un cambio en la cultura política feminista.

Ejemplos de esta “politicidad conectada” son el movimiento #MeToo o #MiPrimerAcoso, que no solo exponen y confrontan la violencia, sino que también cumplen un papel pedagógico al difundir discursos que cuestionan el orden de género y con ello, impulsar cambios sociales y culturales. El activismo digital feminista ganó fuerza especialmente debido al confinamiento que supuso la pandemia por COVID-19.

Manifestación feminista del #16A, Ciudad de México (16 de abril de 2016).
Manifestación feminista del #16A, Ciudad de México (16 de abril de 2016).
Paro feminista en laUniversidad Autónoma de Chihuahua, marzo de 2022
En esta etapa se evidencia la diversidad de posicionamientos y corrientes dentro del activismo feminista, así como las tensiones y desencuentros que acompañan a esta diversidad de identidades políticas. Surgen también las colectivas como una forma de organización en grupos pequeños que buscan la autonomía y la horizontalidad en sus prácticas organizativas.
Las demandas históricas del neofeminismo siguen siendo relevantes: el derecho al aborto legal, seguro y gratuito o la erradicación de la violencia sexual. Principios como “lo personal es político” adquieren centralidad y se manifiestan en repertorios de protesta como los tendederos de denuncia, en los que se exponen experiencias individuales de violencia para evidenciar un problema público y político
Otras formas de protesta creativa incluyen pintas, stickers, carteles, memes, infografías, fotografías, música, danza y teatro. Toda esta diversidad de formas de participación, organización y representación ha ocupado tanto los espacios online como los offline en el feminismo contemporáneo en México.
Los repertorios de protesta feminista incluyen: la conoclasia, el arte y el activismo digital.
Los repertorios de protesta feminista incluyen: la conoclasia, el arte y el activismo digital.