Martínez, Austreberto “Sinarquismo y asociaciones cívicas en Guanajuato: los inicios de la Federación de Uniones de Usuarios de Servicios Públicos y Contribuyentes”. En Para una historia de las asociaciones en México (siglos XVIII-XX), coordinado por Isnardo Santos, 247-261. México: Palabra de Clío, 2014.
Sinarquismo y asociaciones cívicas en Guanajuato: los inicios de la Federación de Uniones de Usuarios de Servicios Públicos y Contribuyentes
Austreberto Martínez
Dentro de los documentos que abordan a los movimientos sociales vinculados a la dinámica política de Guanajuato, encontramos el capítulo de Austreberto Martínez, mismo que forma parte de la obra “Para una historia de las asociaciones en México (siglos XVIII-XX)”. Martínez plantea como objetivo principal analizar el papel de la Unión Nacional Sinarquista (UNS) como organismo creador de asociaciones y conocer la actuación de dicho movimiento en la coordinación de militantes y simpatizantes en agrupaciones semiindependientes de la jerarquía sinarquista con objetivos políticos, sociales o económicos concretos en coyunturas particulares. Con este objetivo en mente, la investigación se centra en analizar los primeros pasos de la Federación de Uniones de Usuarios de Servicios Públicos y Contribuyentes del Estado de Guanajuato como una de las asociaciones que el movimiento sinarquista impulsó y que representa un claro ejemplo de la participación cívica y política que la UNS mantuvo a nivel regional en la década de los sesenta.
En este apartado, se hace un recorrido histórico por los principales acontecimientos y actores que dieron origen a la Unión Nacional Sinarquista, y se explora su desenvolvimiento en el quehacer político nacional. El primer antecedente de la Unión Sinarquista se puede localizar en 1932 con la fundación de las llamadas Legiones, organización secreta que agrupó diversos grupos católicos en el contexto de los años que siguieron a la Guerra Cristera. En 1935 la agrupación pasó a denominarse “La Base”, y posteriormente se decidió por el nombre de “Sinarquismo” (palabra formada por los vocablos griegos sin que significa con y archia que significa autoridad, por lo que sinarquismo significa “con autoridad”). Se fundó en mayo de 1937 en la ciudad de León, Guanajuato, la Unión Nacional Sinarquista, siendo José Trueba Olivares su primer dirigente. Para 1939 la UNS ya contaba con 90,000 militantes, gracias a que el jefe Nacional, Manuel Zermeño, realizó viajes por todo el país para organizar comités sinarquistas. En 1940, Zermeño fue sustituido por Salvador Abascal Infante, quien reafirmó el carácter católico e hispanista de la organización, organizó grandes concentraciones públicas en varias ciudades del país, donde se puso de manifiesto la gran popularidad de la que gozaba el sinarquismo en aquella época, a principios de los cuarenta, la UNS llegó a tener más de medio millón de militantes.
Austreberto Martínez señala que en 1944 estalló la gran crisis del sinarquismo, como consecuencia, entre otros factores, de la tendencia favorable de Torres Bueno (quien fue nombrado jefe de la organización en 1941), hacia la participación en política electoral. A raíz de esto, La Base quiso sustituir al jefe nacional, pero Torres Bueno se negó a dimitir del cargo; luego de varios meses de protestas internas, apoyado por la mayor parte de la militancia, se decidió la separación definitiva de la UNS de la tutela de La Base.
En 1946, bajo el liderazgo de Gildardo González Sánchez se promovió la creación del primer partido político sinarquista, el Partido Fuerza Popular (PFP). Entre 1945 y 1946, varios sinarquistas tuvieron una participación importante en la vida política de la ciudad de León, a través de la Unión Cívica Leonesa, de la cual formaban parte dirigentes y militantes sinarquistas. Se postuló para presidente municipal a Carlos A. Obregón, el candidato oficial fue Ignacio Quiroz. Obregón obtuvo una amplia victoria electoral, sin embargo, ésta no le fue reconocida, ante lo cual la Unión Cívica Leonesa llevó a cabo protestas que culminaron con la matanza del 2 de enero de 1946, en la ciudad de León, Guanajuato. De acuerdo con fuentes oficiales el número de heridos ascendió a 600 y los muertos a 30. Lo anterior tuvo como consecuencia que el presidente Manuel Ávila Camacho decretara la desaparición de poderes en el Estado y convocara a nuevas elecciones municipales, respetando en esta ocasión, el triunfo de Carlos A. Obregón.
En 1948, derivado de las críticas sinarquistas al gobierno, se llevó a cabo la manifestación en la que se encapuchó la estatua de Benito Juárez del hemiciclo capitalino, esto ocasionó la cancelación del registro del Partido Fuerza Popular. Con ello, el movimiento sinarquista disminuyó su presencia nacional, pero siguió como actor importante en el ámbito regional. En 1954, se intentó organizar y registrar el Partido Unidad Nacional, pero la Secretaría de Gobernación negó el registro argumentando que no se logró el mínimo de miembros requeridos.
En la década de los sesenta se observó una influencia marcada de la Democracia Cristiana en el movimiento sinarquista. Se generó una transición hacia fórmulas políticas más en sintonía con la democracia liberal, dejando atrás el autoritarismo conservador manifestado en los primeros años del movimiento. En 1978 obtuvo su registro el Partido Demócrata Mexicano (PDM), de este modo, el sinarquismo participó en las elecciones federales, estatales y municipales hasta que perdió su registro de manera definitiva en 1997.
En este apartado, el autor muestra el peso político que tenía la Unión Nacional Sinarquista, especialmente en el estado de Guanajuato, con la creación de la Federación de Uniones de Usuarios de Servicios Públicos y Contribuyentes del Estado de Guanajuato, que se instituyó como respuesta a la inconformidad ciudadana por la política fiscal del Gobernador Juan José Torres Landa, que estipulaba el aumento de impuestos para la ampliación del turismo en el Estado; además, existía una inconformidad palpable por el mal trato que los funcionarios públicos daban a la ciudadanía en las oficinas gubernamentales cuando acudían a solicitar información.
La Federación brindaba asesoría gratuita a los ciudadanos con cualquier asunto relacionado al pago de impuestos o avalúo para indemnización en caso de demoliciones de inmuebles. Uno de los principales impulsores de la Federación fue el líder sinarquista Cliserio Saavedra. En 1964 se llevaron a cabo protestas públicas en contra de la política fiscal de Torres Landa y en noviembre del mismo año, la UNS hizo público un documento en el cual se acusaba a las autoridades de indiferencia ante las demandas populares, por lo que se llamó a la suspensión de pago de impuesto estatales. Asimismo, se denunció que Torres Landa era accionista en las compañías constructoras beneficiarias de las obras urbanísticas del llamado “Plan Guanajuato”, implementado por el gobierno estatal. Es oportuno destacar que la tendencia impositiva de Torres Landa se tildó de procomunista, en consonancia con los principios antimarxistas de la UNS.
Derivado de lo anterior, se desató una persecución judicial contra los dirigentes sinarquistas más destacados a nivel local y nacional. Fueron detenidos, José Trinidad Cervantes y Francisco Salas Rodríguez (jefe nacional y presidente de la Federación de Uniones de Usuarios, respectivamente), Juan Ignacio Padilla, Davil Loemí, David Orozco Romo, Antonio Martínez Aguayo, Ignacio González Gollaz, Mario García Ramos, Juan Aguilera Azpeitia, entre otros.
Estas detenciones hechas con violencia y manteniendo incomunicados a los imputados, en algunos casos, detonaron el incremento de las protestas públicas, sobre todo en Guanajuato. En noviembre de 1964 la policía desalojó violentamente a los manifestantes que habían instalado un plantón en la plaza principal de León y cateó las oficinas sinarquistas en la misma ciudad, incautando archivos, dinero y otros instrumentos de oficina. Este suceso fue reportado por prensa en todo el país y la mayor parte de los sectores sociales repudiaron el abuso de los gobernantes. Incluso Manuel G. Escobedo, presidente de la Barra Mexicana de Abogados, demandó al Procurador General de la República, el levantamiento de la incomunicación a los detenidos.
Con todo lo anterior, se liberó a los detenidos el 29 de noviembre de 1964. El 7 de diciembre se firmó una especie de convenio con la autoridad estatal, en la cual se comprometía a disminuir el monto de los impuestos y devolver lo incautado de las oficinas sinarquistas. Sin embargo, el conflicto continuó y en junio de 1965, miembros de la Federación de Uniones de Usuarios acusaron a Torres Landa de haber incumplido lo firmado, ya que no se devolvió la totalidad de objetos y dinero.
El conflicto de la Federación de Uniones de Usuarios con el gobierno de Torres Landa se mantuvo hasta el fin de su mandato. La Federación subsiste hasta nuestros días, pero sin el alcance que tuvo en el periodo histórico retratado. En palabras de Austreberto Martínez, la conformación de este tipo de asociaciones ilustra la capacidad del movimiento sinarquista para movilizar a sus militantes y organizarse en torno a demandas ciudadanas concretas.
La creación de este sitio fue posible gracias al generoso apoyo del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) durante 2022-2023.
Av. Ricardo Flores Magón #1 Piso 13, Colonia Nonoalco Tlatelolco, Alcaldía Cuauhtémoc, C.P. 06900, Ciudad de México, CDMX. Teléfono: 51172818 ext. 49787 magisteriodemocratico@puedjs.unam.mx
Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad. Todos los derechos reservados 2022. Esta página puede ser reproducida con fines no lucrativos, siempre y cuando no se mutile, se cite la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, requiere permiso previo por escrito de la institución. Acuerdo de Privacidad